¿Cómo es posible que un alma tan sublime, que apenas pudo soportar
ver a judíos arando los campos, tuviera tanta reverencia por todo el mundo?
Quizás la clave se encuentra en el incidente que ocurrió cuando rabí Shimon y su hijo salieron de la cueva. Ellos vieron a un hombre que llevaba dos ramos de mirto en honor al Shabat. Cuando le preguntaron por qué precisaba dos les respondió que uno era por “recordarás el Shabat” y el otro por “cuidarás el Shabat”. (La primera frase nos enseña a observar el Shabat en un sentido positivo, por ejemplo hacer kidush el viernes a la noche; mientras que la segunda enseña los requerimientos negativos: evitar efectuar labores creativas). Como hemos visto, ese fue el momento clave, cuando entendieron cuánto Israel ama los mandamientos. ¿Qué fue tan importante en este episodio?
El Talmud (Shavuot 20b) nos enseña que cuando D-os entregó a Israel los Diez Mandamientos dijo simultáneamente las palabras shamor (observar) y zajor (recordar), algo que normalmente los humanos no podemos hacer ni escuchar. ¿Por qué D-os hizo esto? Porque en un nivel profundo, místico, tanto los aspecto negativos como positivos del Shabat son una misma cosa. Si entendemos el Shabat en su completa profundidad, comprenderemos la conexión metafísica entre ambos aspectos.
Sin ninguna duda, rabí Shimon y rabí Elazar, profundamente versados en la sabiduría de la Cábala, entendían completamente que tanto recordar como observar constituyen un mismo concepto. Si ellos hubieran preparado especias para Shabat, sin duda hubieran tomado un solo ramo. ¿Pero qué ocurrió? Ellos se encontraron con un judío simple que, como todos nosotros, veía dos aspectos diferentes en la observancia del Shabat. En consecuencia, ¿qué hacía? ¡Honraba todavía mejor al Shabat!
Tal vez este sea el significado de la historia del Talmud. A partir de esto rabí Shimon y su hijo reconocieron la belleza de Israel; que todos los judíos tienen su propia conexión con D-os y su manera especial de servirle. Desde la perspectiva de la Cábala, cada ser humano, cada molécula, tiene un lugar en el esquema Divino. Todo es perfecto y creado por D-os, todo y todos tienen una misión singular que cumplir. El amor y la devoción a D-os no pertenecen tan solo a los sabios y a los místicos. Cada uno ocupa un lugar en el plan Divino.
Quizás por esta razón Lag Baomer es un día valorado de forma universal. Cientos de miles de judíos se dirigen a la tumba de rabí Shimon en Merón el día de su fallecimiento, y por todos los rincones de Israel y del mundo se enciendes fogatas para conmemorar su recuerdo. Rabí Shimon nos enseñó la grandeza de la sabiduría oculta de la Torá. Pero al hacerlo, también nos enseñó la grandeza de cada judío y de cada parte de la creación de D-os; cómo cada uno puede esforzarse por lograr una conexión más especial y profunda con D-os de lo que podemos llegar a imaginar. Que su memoria sea para bendición.
Fuente: aishlatino