El 19 de septiembre pasado, parecía un día normal, estando un poco distraídos con nuestras actividades
y las presiones del vivir cotidiano, de repente algo sucedió, un sismo de 7.1 azotó nuestro país.
En tan solo unos instantes la vida ya había cambiado…
Soy profesora de Filosofía judía y en mi experiencia reflexiva me vi haciéndome esta pregunta:
¿Qué está pasando?
A pocas horas, antes de Rosh Hashaná, la tristeza, incertidumbre, miedo y dolor, llenaba nuestros corazones…
Primer pensamiento que surge en mí:
La conciencia…
Quizás esto ocurrió para concientizarnos y valorar lo que día a día D-os nos ha dado… y quizá no lo habíamos valorado… también pensé:
D-os ama la unión entre los seres humanos… y fuimos testigos de la unión y el amor entre nuestros semejantes: Vehajabta lereeja kamoja: Amarás al prójimo como a ti mismo…
La vanidad, el egoísmo, el orgullo y el materialismo… problemas de nuestra actual sociedad, esto había quedado atrás, dando paso a la ayuda y solidaridad de todos los mexicanos.
Con gran orgullo fuimos testigos de nuestros hermanos judíos, más de 70 voluntarios llegaron desde Eretz Israel, a nuestro país, esto fue un gesto de solidaridad maravilloso.
El dolor es inmenso y la incertidumbre, lo es ¡aún más!
Pero a pesar de todo lo sucedido, aquí estamos y estamos de pie, agradecidos con D-os por Su Inmensa Misericordia. Sabemos que hay personas que perdieron todo, otras perdieron lo más valioso, a algún ser querido. Esto es terrible. Pero la vida sigue y tenemos que enfrentarla con valentía… la pregunta que nos debemos hacer hoy es:
Y ahora ¿qué hago?, la vida ya cambió, ya no somos los mismos, pero aquí estamos y debemos continuar viviendo con valentía, amor y fe en nuestro Creador…
No perdiendo nunca la esperanza de lograr vivir en un mundo mejor, rodeados de amor, paz y armonía.