La inteligencia emocional en la infancia es la base de la manera como nos comportamos en la adultez. En este sentido, es importante trabajar en ella desde que nuestros niños y niñas son pequeños.

Uno de los aspectos emocionales que más llama la atención en los pequeños, es la empatía. De acuerdo con Naciones Unidas, la empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, y nos permite ver las cosas desde la perspectiva del otro en vez de la nuestra. La empatía es una habilidad importante, porque es a través de ella que aprenderemos a relacionarnos con las otras personas: tendremos una perspectiva más clara de qué les afecta o incomoda, y de igual forma se establecerán lazos afectivos más significativos con los demás.

Cuando la empatía se fortalece, surgen muchas otras habilidades, como la comunicación asertiva, la solución de problemas, el autoconocimiento y la autorregulación. Pero ¿cómo podemos fortalecer la empatía en nuestros pequeños? Hay múltiples formas de hacerlo. Por una parte, se encuentra la manera en la que nos comunicamos con ellos. Cuando hacemos uso de conductas como: sonreír, abrazar, mirar, acercarnos, asentir, atender, etcétera, nuestros pequeños son capaces de observar y realizar las mismas conductas con otras personas.

Por su parte, la socialización también facilita el desarrollo y fortalecimiento de la empatía. Cuando nuestros pequeños interactúan con otros niños o personas, comienzan a comprender valores como el compartir, el respeto, la tolerancia, el conocimiento de los demás, cosa que facilita la comprensión de nuestros pequeños hacia los demás y viceversa. Así, empiezan a desarrollar la capacidad de ayudar a los demás, o modificar sus comportamientos para que las demás personas no se sientan mal o tristes. Esto es algo que se observa constantemente, por ejemplo, en ambientes de educación no formal, como la Ludoteca del CDI o en el ámbito académico.

Otra forma de promover la empatía es haciendo conscientes a nuestros pequeños sobre la importancia de cuidar a los demás, mencionando que el otro (u otros) también tiene sentimientos y emociones, y por lo tanto también le podemos hacer sentir mal. A través de la colocación de límites, es posible que nuestros pequeños también aprendan a identificar lo que es adecuado de lo que no. Recordemos que cuando colocamos límites, nuestros pequeños no solamente los identifican, sino también reconocen que las demás personas también deben tener dichos límites hacia ellos.

Finalmente, se reconoce a la identificación y control de las emociones como parte fundamental del desarrollo de la empatía. Es a través de conocer cómo reaccionamos ante ciertas situaciones que podemos aprender a controlar nuestras emociones y responder asertivamente. Un ejemplo de esto es la frustración. Cuando nos frustramos podemos tener distintas reacciones, una de las más comunes en los pequeños es el berrinche y el enojo, y cuando esto sucede, nuestros pequeños pueden tener conductas que lastimen a sus pares, seres queridos o a sí mismos. Al momento que nuestros pequeños saben identificar sus emociones, pueden aprender a controlarlas mediante distintas técnicas que podemos facilitarles. Incluso dar un pequeño tiempo fuera para evitar que continúen en la situación estresante también es una buena opción.

La empatía es fundamental en el presente y futuro de nuestras sociedades, y por eso es importante promoverla, no solamente en las infancias, sino desde nosotros como adultos. Esta semana pondremos a disposición de tus pequeños distintos materiales para la realización de cartas y dibujos que serán intercambiados con los niños y niñas de Israel. Esta actividad podrán realizarla tus pequeños en la Ludoteca o en la Biblioteca Moisés y Basi Mischne del CDI. Solicita tu material y ¡pongamos manos a la obra!

// Viridiana Hernández

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