Científicos del Instituto Weizmann revelan que una hormona que nos

mantiene alerta también suprime la propagación del cáncer. Emergen por la noche, mientras dormimos, sin darnos cuenta, creciendo y propagándose lo más rápido posible. Y ellos son mortales. Es un hallazgo sorprendente que fue publicado recientemente en la revista Nature Communications.

Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencia mostraron que la noche es el momento adecuado para que el cáncer crezca y se propague en el cuerpo. Sus hallazgos sugieren que la administración de ciertos tratamientos a la hora correcta, de manera sincronizada con el ciclo día-noche del organismo, podría aumentar su eficiencia.

Este hallazgo surgió de una investigación sobre las relaciones entre los diferentes receptores en la célula – una compleja red que todavía no entendemos completamente.

Los receptores – moléculas de proteínas en la superficie de la célula o dentro de la célula – toman mensajes bioquímicos secretados por otras células y los transmiten al interior de la célula. Los científicos, dirigidos por la Dra. Mattia Lauriola, becaria postdoctoral del grupo de investigación del Profesor Yosef Yarden del Departamento de Regulación Biológica del Instituto Weizmann, en conjunto con el Profesor Eytan Domany del Departamento de Física y Sistemas Complejos, se centraron en dos receptores en particular.

El primero, el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR, por sus siglas en inglés), promueve el crecimiento y migración de las células, incluyendo las células cancerosas.

El segundo receptor se une a una hormona esteroide llamada glucocorticoide (GC). Los glucocorticoides juegan un papel en el mantenimiento de los niveles de energía del cuerpo durante el día, así como en el intercambio metabólico de materiales. A menudo es llamada la hormona del estrés, ya que sus niveles aumentan en situaciones de estrés, poniendo rápidamente al cuerpo en un estado de alerta máxima.
Con múltiples receptores, la célula recibe simultáneamente todo tipo de mensajes, y algunos de estos mensajes pueden tener prioridad sobre otros. En el experimento, Lauriola e Yarden encontraron que la migración celular – actividad promovida por el receptor del EGF – es suprimida cuando el receptor de GC está ligado a su mensajero esteroide.

Ya que el pico de los niveles de esteroides es alcanzado durante las horas de vigilia y disminuye durante el sueño, los científicos se preguntaron cómo esto podría afectar al segundo receptor – el EGFR.
Controlando los niveles de esta actividad en ratones, encontraron que había una diferencia significativa: este receptor es mucho más activo durante el sueño que durante las horas de vigilia.

¿Qué tan relevantes son estos resultados para los cánceres, en particular para aquellos que utilizan los receptores del EGF para crecer y propagarse? Para averiguarlo, los científicos dieron Lapatinib – uno de los medicamentos de última generación contra el cáncer – a ratones modelos de cáncer. Este fármaco que es utilizado para tratar el cáncer de mama está diseñado para inhibir el EGFR, y por lo tanto evitar el crecimiento y la migración de las células cancerosas.

En el experimento, dieron a los ratones el medicamento en distintas horas del día. Los resultados revelaron diferencias significativas entre los tamaños de los tumores en los diferentes grupos de ratones, en función de si se les había dado la droga durante las horas de pagación del cáncer. Lo que proponemos no es un nuevo tratamiento sino más bien una nueva programación de los tratamientos para algunos de los medicamentos actuales”.

Fuente: www.latamisrael.com

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