Fueron unos ajetreados días en la Macabiada Panamericana, después de que me enmicaron, y me pusieron el listón de colores con la merkabá,

estuve listo para subirme al camión y llegar al Dépor y ser alguien realmente importante. Con atención, la gente de seguridad fijaba la mirada en mí y, adelante decían, puedes subir, puedes entrar a la cancha, puedes competir, participar en los paseos, las comidas, entrar a la inauguración y finalmente a la clausura.
Tuve cariño y unos cuantos piquetes, por los pines que iban apareciendo y me engalanaban. Después, me guardaron en el cajón de los recuerdos.
Hoy miércoles 25 de julio, me despiertan de mi letargo, me desenvuelven, me limpian. No entiendo qué pasa, me ponen en una maleta. Desbordado por la emoción, me veo junto a un uniforme de juego, a un uniforme de entrenamiento, a unas espinilleras, parece que voy a participar en otra competencia, me alisto, pongo atención a lo que sucede. Estoy en el aeropuerto, me revisa un guardia, pregunta el destino y oigo Madrid, con destino final Budapest. ¡Qué emoción! Voy a la Macabiada de Europa, me acurruco al lado de una chamarra, veo la bandera de México y el logotipo de la Macabiada de Budapest. ¡Qué increíble! No sé porque me llevan, pero estoy listo para la aventura.
Estamos en el vuelo rumbo a España, el avión sale retrasado, vamos a perder la conexión a Budapest. Veo caras tristes, caras preocupadas, caras emocionadas por esta aventura. Finalmente aterrizamos en el Aeropuerto de Madrid, unos del equipo parten rumbo al hotel, otros se quedan a arreglar el vuelo del domingo, porque varios no viajan en Shabat.
Al final, todos nos quedamos a dormir en Madrid, unos llegamos el sábado y otros el domingo a Hungría.
El domingo tuvimos entrenamiento y el lunes fuimos de paseo a conocer la ciudad. Debo decir que es una ciudad hermosa, con un mínimo de rascacielos, como comentario, la ciudad fue constituida en el año de 896 y el parlamento húngaro por este detalle mide, al igual que la Basílica de San Esteban, 96 metros, y ningún edificio puede ser más alto. Con edificios de finales del siglo XVIII y principios del XIX, dos ciudades Buda y Pest divididas por el río Danubio y unidas por varios puentes. El de las cadenas, el de la libertad que hermanan a estas ciudades. Que al final son una sola, con miradores que permiten disfrutar de vistas palaciegas y a la vez placenteras, gracias al Danubio que transmite una paz muy especial.
El martes arrancaron las competencias, vinieron cuatro equipos, dos de fútbol y dos de futsal. Todos los que vinieron a Budapest, deportistas y delegados, estaban muy comprometidos. Todos concentrados en sus actividades deportivas, todos unidos con un solo objetivo, ganar. La Abierta y la Junior de Fútbol comenzaron con un empate, Máster de Futsal comenzó con un triunfo y la Abierta de Futsal descansó.
Por la noche del martes tuvo lugar la inauguración, estábamos muy emocionados. Descubrimos que uno de los jugadores de futsal parecía que fuera de Lituania y hasta se tomó fotos con ellos, ¡ya se lo querían llevar a Lituania!
El evento estuvo desorganizado, la encargada de dirigirnos se equivocó y no hizo el recorrido correcto. Hubo bailes y los discursos estuvieron intercalados entre los bailes. Los deportistas no tenían lugar en donde sentarse y las tribunas no estaban llenas, pero se sentía un gran ambiente. La gente cambiaba gorras, chamarras y pines, ya me pusieron otro y créanme que duele cada vez que me ponen otro… ¡ay!, otro más, me veo muy colorido, pero no sé porque me lo ponen a mí y no al nuevo gafete, el de Europa, ¿será porque tengo un listón más lindo?
De regreso al hotel a descansar, mañana hay juegos.
Con el correr de los días los equipos fueron participando dignamente, la Abierta de Fútbol en la primera etapa empató dos juegos y perdió uno contra Argentina, y con estos resultados el equipo quedó fuera por la lucha de las medallas. Para ubicarse del 4º al 8º sitio, los chavos, reponiéndose a los resultados, ganaron 6 a 1 a la escuadra sueca. Después, jugando por el 4º sitio, se enfrentaron al verdugo, Argentina. Con un buen planteamiento del coach Jona Himmelfarb, apoyado en todo momento por Óscar Carreón, su mano derecha en la dirección y además masajista de los jugadores, tanto de su equipo como de los Junior.
Los jugadores demostraron que estaban bien preparados y el equipo salió concentrado, al final la victoria fue para México, con un digno cuarto puesto. Ganado a pulso, se ve que el equipo puede darle al Dépor muchos éxitos en el futuro. Carlos Schwartzman merece una mención aparte, ya que no solo jugó en la Abierta como el más veterano e hizo un gol en el último juego, sino que también fue el delegado del equipo. Siempre preocupado por todo y por todos, atento y dispuesto a colaborar para lograr el objetivo de la delegación, un ejemplo a seguir.
La Junior de Fútbol, en un torneo round robin o como se dice en el barrio, todos contra todos, inició con dos empates. Después cuatro victorias al hilo, ganándole el último partido a Holanda, quien a la postre se quedó con el oro. Estos resultados le dieron al equipo tricolor la medalla de plata, que bien pudo ser la dorada. Puse mucha atención en lo que pasaba en este equipo, los más jóvenes de la delegación hicieron muy buen trabajo. Así como los entrenadores, Juan Lecona, llevando las riendas de los partidos, cuidando cada detalle. Eduardo Dychter “Mini”, siendo una pieza clave, que apoyaba a Juan para observar a los contrarios y plantear los juegos de acuerdo al rival en turno. El delegado Moisés Jafif, que en todo momento estuvo presente para auxiliar a los jugadores y al cuerpo técnico. Me emocioné mucho al verlos jugar, son un grupo muy bueno, espero verlos pronto, si me llevan al Dépor a verlos entrenar y jugar.
El Futsal en ambas categorías demostró que está para cosas importantes, ambos equipos clasificaron a semifinales. En la ronda por las medallas, a la Abierta le faltó el jugador que definiera, que se echara el equipo al hombro y que metiera el gol definitivo. Vi talento, vi compromiso, pero faltó el cambio de mentalidad para triunfar en los momentos decisivos. Intenté saltar a la cancha a ayudarlos, pero los pines me lo impidieron, y mi tamaño también.
Los Máster firmaron la obra maestra, la derrota en el segundo encuentro contra los locales los hizo darse cuenta de los errores cometidos, y gracias a ese tropiezo, se levantaron para ir a la final y de manera contundente alzarse con el oro. ¡Felicidades, campeones! Por cierto, es muy agradable sentir el peso de la medalla de oro a mi lado, me volví a sentir muy importante. Además de escuchar el himno de México y ver al embajador del país, emocionado por la presea dorada que estaba entregando a los representantes nacionales.
Felicidades a los entrenadores Roni Sidaui y Sebastián Liberman, que demostraron que el Futsal cedeísta está yendo en la ruta correcta.
Es importante mencionar que el equipo de Futsal Máster llevó a Yolanda Abadi como fisioterapeuta y su trabajo se vio reflejado en la cancha, ya que los jugadores llegaban recuperados del cansancio y las lesiones musculares. Su trabajo fue más allá, puesto que ayudaba a quien se lo solicitaba, sin importar la categoría o el deporte.
En todas las canchas en las que México jugaba, veía a los papás, esposas, hijos, con mucha alegría alentando a los equipos, esa motivación impulsó a los jugadores a dar un esfuerzo extra y dejar todo en el terreno de juego.
Los equipos que participaron en esta Macabiada Europea dejaron el nombre del CDI y de México en lo más alto del podio del FairPlay y no solo del juego limpio, México se ganó el cariño y el respeto de todos los países. Eso se sentía al momento de jugar, ya que en todos los encuentros nos alentaban los jugadores de España, Gibraltar, Francia, Sudáfrica, no importaba contra quien jugaba México, otros países aparecían para apoyar a los nuestros, y eso solo se obtiene con el respeto a los rivales, dentro y fuera de la cancha. Esa medalla no se entrega ni se recibe, pero se siente y todos los que estuvimos allá, la vamos a tener presente en nuestros recuerdos.
Escuché que los jugadores, entrenadores y delegados mandaron un sincero y cariñoso agradecimiento al Jefe de la Delegación, Samuel Wolcovich, por estar presente en las canchas y apoyando a los jugadores, entrenadores y cuerpo técnico en todo momento. Al igual que a Nathan Joloy, Presidente de Fomento Deportivo, quien estuvo al tanto de los encuentros y se emocionó con los goles y resultados de los equipos que representaron al CDI y a México tan dignamente.
Gracias por permitirme esta gran
aventura llamada Macabiada… ¡ay!… otro pin… ¿de dónde es?

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