Minian CDI abre una vez más sus puertas para que un sobreviviente del Holocausto, Pedro Schwebel, tenga la oportunidad de ponerse por primera vez sus tefilin que le fueron obsequiados por Karen Rayek, Jacky Russek y Lola Hamui, que hacen una labor comunitaria envidiable, dando pláticas cada semana en el Museo de Memoria y Tolerancia, fueron las que lo animaron, y el pasado jueves 30 de enero logró convertir en realidad la promesa que le hizo en la tumba a sus padres de regresar al judaísmo.

Siguiendo los pasos y el ejemplo de Bedrich Steiner y Peter Katz, que fueron los primeros sobrevivientes de la Shoá en ponerse tefilin en el Minian del CDI.

Pedro Schwebel que nació en Montauban, Francia, en el año de 1941, sus padres de origen austriaco y húngaro, familia de tres hermanos que venían huyendo de Austria a Suiza, en 1937 llegan a Francia donde su padre se alista al partido socialista, fue escritor y periodista, entra al ejército en el año de 1940, en plena guerra, están a punto sus padres de darlo en adopción, pero deciden no hacerlo, en esa época el Cónsul mexicano Gilberto Bosques, que se le hizo un homenaje el pasado 27 de enero del presente, en el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, por su labor humanitaria de dar visas, entre estas personas que las recibieron estuvieron él y sus papás.

La emoción de todo el Minian del CDI corría por nuestras venas, y todo era alegría, camaradería, como si fuéramos una gran familia, como siempre lo ha sido, Pedro comenta que es una persona muy emotiva, y que nunca se imaginó lo bien que se iba a sentir con la gente que lo recibió con los brazos abiertos, con amor, con respeto y admiración, podía cumplir por fin una de las Mitzvot del Pueblo Judío, este Minian donde se ve que no importa que haya halebis, shamis, azkenazis o turcos, demuestra que el Pueblo Judío es uno, y que sigue adelante a pesar de momentos adversos como el de la Shoá.

Como no hay casualidades, la Parashá que le tocó a Pedro, para ponerse el tefilin fue Terumá, hay un Pasuk que dice:

“Y harán para mí un santuario, y moraré en ellos”. Shemot 25:8

Nuestros sabios (Z”L), establecieron una regla: todo lugar del texto bíblico donde está escrita la palabra Li – Para mí, se trata de algo que perdurará siempre hasta la eternidad, no está escrito moraré en él sino en ellos, es decir, dentro de cada individuo judío. 

Al uso de la palabra después de terminar el rezo, Pedro dijo lo siguiente:

“Este día quedará marcado en mi vida, ya que mis padres estarán muy contentos de verme en este camino que me llena de esperanza y orgullo, es como volver a nacer. He de agradecer al Museo de Memoria y Tolerancia, toda la ayuda tanto económica como moral para que yo esté aquí. Lo vivido el día de hoy, es lo máximo que me ha pasado en mi larga vida.

Pertenezco a la Kehilá Azkenazi de Acapulco 70, acudo a Beyajad al CDI, y lo que más deseo es terminar mi vida con una pareja judía.

Creo que cumplí con mi promesa, ya que hoy me sentí feliz, con una nueva esperanza de vida en este Minian que me recibió como si fuera de su familia. Este día quedará marcado en mi vida, ya que tuve la Mitzvá de ponerme un talit nuevo, los tefilin, dulces para continuar mi alegría por siempre muchas gracias a este grupo de personas altruistas que D-os los bendiga siempre”.

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