El sol alumbra mi cara una vez más, el tiempo ha decidido seguir pasando.
Noto algo diferente, siento que alguien me observa, sé que alguien me observa. Siento como unos ojos me analizan de arriba abajo, los siento pasar por mis piernas, siento cómo llegan a mi panza y se transportan inmediatamente a mi espalda, los siento subiendo poco a poco hasta encontrarse con mis ojos, y por fi n los veo. Mi mirada se queda fija en ellos, tratando de entender todo lo que alguna vez han visto, pero sé que es inútil. Siento que estos ojos me leen el pensamiento, me siento expuesto, como letras plasmadas sobre una simple hoja de papel. Intento ignorarlos, seguir con mi día, pero los veo observando todos y cada uno de mis movimientos, los siento dentro de mis pensamientos, decido seguir de igual manera. Ya me he acostumbrado atenerlos dentro de mi cabeza, creo incluso que su presencia no solo no me molesta, sino que haya algo en ella que me gusta. El sentirme acompañado en cada momento es una sensación extrañamente placentera. Intento interactuar con ellos, preguntarles algo, pero no tiene sentido, es una relación unilateral. Estoy aprendiendo a entenderlos, si los miro fijamente puedo ver el dolor que cargan, pero también el reflejo de la persona a la que más aman, puedo verlas lágrimas que salen cuando piensan en… eso, pero también veo la felicidad que hay en ellos cuando sonríen, por primera vez, veo más que unos simples ojos. Veo una cara, una sonrisa, veo la mueca que hacen cuando ríen y cuando lloran, veo un poco más, y comprendo un poco más. Siento que el tiempo no pasa, que por primera vez me he quedado congelado en un instante. La cara me está observando fijamente. Haya algo en ella que me intriga, a lo mejor es la forma en que mueve sus labios al pronunciar una simple palabra o como sus ojos se encogen al sonreír, o simplemente es que su presencia me consuela. Siento que está a unos pocos centímetros de mí, pero al mismo tiempo, en un universo distinto. Hace mucho no me sentía así, completo. ¿Quién diría que la vida podría cambiar de rumbo tan abruptamente?, ¿qué una decisión como la de abrir un libro rompería con mi normalidad?, ¿que tú fueras la persona que entraría a mi vida para sacudirla? Sé que soy simplemente una voz en tu cabeza, o si tengo mucha esperanza una imagen, pero el simple hecho de que hoy exista es gracias a tu mente. Comprendo que mi existencia es relativa, que está sujeta a miles de posibilidades y decisiones distintas, pero por alguna razón esto no me molesta. Sé que es algo mucho más grande que yo, algo que eventualmente terminará como un recuerdo enterrado entre millones otros que tienes, pero en este mismo instante, para mí, es suficiente. Tus ojos me observan una vez más, veo la confusión en ellos. Me llega una sensación que nunca antes había sentido, reparo en tu mente, cómo está tratando de procesar lo que está pasando. Poco a poco siento que te conozco cada vez más, como si estuviera en tus ojos, leyendo mi propia historia, viéndome sin la necesidad de un espejo. Poco a poco siento que me conoces cada vez más, escuchando mis pensamientos en vez de los tuyos, dándome la cara que más necesitas ver en este momento. Sé que yo no tengo poder sobre ti, pero viceversa la cosa es muy diferente. Cada decisión que tomes a partir de este momento me afecta directamente a mí. Tienes la capacidad de romperme o abandonarme, soy solamente unas letras escritas sobre un papel, una historia. Pero, por favor, no cierres el libro, no quiero dejar de existir.