Una de las clases más especiales con la que contamos en el CDI
es la clase de Artes circenses y, sin duda, lo que la hace tan especial es que, somos uno de los pocos lugares en la Ciudad de México (y el único de la Comunidad) donde puedes aprender trapecio volante o volador, ese trapecio que tanto nos gusta ver en el circo y que nos hace pensar que quizá no necesitemos un avión para volar.
Acerca de este espectacular acto, platicamos con los tres profesores de Artes circenses:
J: Me llamo Joselyn Sampayo. Empecé mi formación en actividades de circo a los 23 años en el Centro Nacional de las Artes (CENART), en un diplomado donde hacíamos acrobacia aérea con telas, después empecé con barras, trapecio fi jo, aro, mástil chino, y ahí aprendí una embarrada de casi todas las técnicas circenses desde pulsadas, percha, y mi primer acercamiento con el trapecio volante que fue el trapecio swing. Desde que era niña quise hacer trapecio volante porque era lo que más me gustaba del circo y buscando en CENART y con varias personas que me entrenaron pregunté dónde podía hacer trapecio catch y la respuesta era que en México no había, y en donde buscaba siempre era de barra fi ja. Con el tiempo aprendí hacer más cosas, como clown, artes escénicas, danza, música, pero siempre me faltaba volar realmente. Cuando llegué aquí al Deportivo fue primero como maestra de telas, hasta que vi a los maestros y me dijeron que había trapecio. Aquí he aprendido a volar y me he preparado. E: Yo soy Eduardo Blanco Katz, toda mi vida he venido al Dépor, mi formación deportiva empezó en el futbol, siendo hijo de un futbolista no me quedó de otra más que seguir sus pasos. Jugué de forma profesional ocho años y cuando colgué los tenis y se acabó mi carrera, un amigo mío me enseñó el trapecio volante y desde hace ocho años llevo haciendo trapecio. Empecé en el Club Med y de ahí he estado de coordinador de programas de circo en varios campamentos en Estados Unidos y Canadá. Es una disciplina y una actividad súper emocionante que desafortunadamente no hay en muchos lados, pero gracias al Deportivo pudimos poner un trapecio aquí y somos de los pocos centros en México en que tenemos un trapecio. Los invitamos a que vengan a visitarnos y ver lo emocionante y divertida que puede ser esta actividad.
C: Soy Cristian Santiago, toda mi historia comienza cuando tenía 18 años porque quería aprender una disciplina nueva y me acerqué a una compañía interdisciplinaria de artes. Ahí hacíamos de todo, circo, clown, entrenamiento físico, un poco de teatro también, pero lo principal siempre era la acrobacia aérea, en telas y en aro, estuve aproximadamente dos años ahí y después la compañía creció y se fue modificando, estuve con ellos un año más y conocí a Lalo, y vine a entrenarme aquí al CDI, donde aprendí todo lo que sé. Ahorita tengo 28 años y ya llevo seis años haciendo trapecio volador, parece menos, pero sí ya son seis. Y pues invitarlos a que se inscriban todos, está padrísimo, la verdad es que no hay mejor actividad porque aparte de que hacemos mucho ejercicio, es una actividad tan padre que no sientes que lo estás haciendo, te estás divirtiendo, que estás jugando, y por eso creo que, el trapecio volador es lo mejor.
¿Qué es lo que a ustedes les gusta del trapecio y por qué creen que a alguien le gustaría hacer trapecio?
C: A mí me gusta porque te saca de todos los problemas que traemos a veces de otros lados, cuando entras al trapecio te olvidas de todo lo que está pasando afuera, de todo lo que está pasando en el mundo, y solamente te concentras en que ese es un lugar padre. Eso es lo que me encanta del trapecio, que hay una vibra increíble para trabajar y aprender, desde que entreno trapecio volador he aprendido muchísimas cosas independientemente de cosas físicas del trapecio como subir piernas o apretar el abdomen, aprendo mucho de técnica pero aprendo a confiar en mí, a vencer miedos y nos llevamos lecciones de vida. Me gusta mucho ser docente, al principio me daba pena y he mejorado mucho. Lo que más me gusta de hacer trapecio es subirme al catch porque cuando estás a punto de cachar hay mucha adrenalina y todo pasa en cinco segundos, tienes que pensar tantas cosas tan rápido y a veces se siente como diez minutos y a veces como dos segundos.
J: Yo soy una persona que siempre desde niña he soñado con volar, sueño que me levanto del piso, el volar siempre me ha motivado mucho y con el trapecio es la única actividad en la que realmente vuelas, te vas al aire y confías, te da la seguridad en ti mismo de que lo puedes hacer, es una explosión de sensaciones todo el tiempo, porque, aunque esté el miedo, es tu carácter el que te ayuda a vencerlo. Además, el equipo que hemos hecho te impulsa y te anima. Después de lograr hacer eso que creías tan difícil, te cambia todo el día, salgo a la calle y veo afuera gente gris, de mal humor, y yo feliz y a todos les quiero decir que sonrían. El trapecio te da todas las sensaciones, pasas por todos los estados de ánimo y cuando regresas al piso piensas “¿En serio, yo hice eso?” Y te da carácter.
E: A mí al principio me gustó la parte físico-atlética del trapecio, siempre me gustó hacer ejercicio y veía que es una actividad en la que tienes que tener mucha fuerza, y eso fue lo que me atrajo. De ahí fui ganando cariño por el trapecio por varias cosas, primero por la camaradería que se hace entre los que comparten el trapecio, la gente abre más su corazón y su forma de ser, te vuelves más real. Cada faceta tiene su parte muy particular, yo no soy volador como tal por mi físico, yo soy cátcher, pero si me gusta volar y lo que más me gusta de volar es caer en la red definitivamente, es la parte más inexplicable, es libertad pura. Y también tiene su parte muy muy cool, porque haces algo que no cualquiera hace, claro que te hace sentir especial.
¿Qué trabajo físico se hace en el trapecio?
E. Pues realmente en el trapecio siempre cargas tu propio peso, con eso solamente haces más fuerza que en una actividad aeróbica como correr, y aunque la parte aeróbica tiene su parte muy buena, esta actividad se enfoca más en la parte al espacio del trapecio se le recuerda a los participantes de tener mucha conciencia de nuestro espacio físico y contar con sana distancia todo el tiempo, tenemos sprays para las manos, se hace limpieza con los profesionales antes de cada clase limpiando todo el material y como instructores siempre tratamos de que los mismos alumnos siempre estén alertas de su alrededor, con su tapabocas puesto y, además, al ser una actividad al aire libre se puede practicar mejor que otras que en este momento no se puede. J: Desde el momento que tú llegas, sin saber nada ni haberte colgado de una barra, muchas veces no sabes si te aguantas a ti mismo, y por eso, se practica primero en barras bajas, muy cerquita del piso, fijas y con colchones para que tú midas la capacidad que tienes de cargarte y conozcas tu fuerza porque muchas veces ni siquiera nos conocemos; después de que ya probaste, el siguiente paso es subir, y en todo momento estás protegido por un arnés con mosquetones y todo y así, si en algún momento te sueltas no vas a caer al piso nunca, siempre estás agarrado, y ya arriba está alguien que te asiste y que te va llevando paso a paso porque subir la escalera parece que es lo más sencillo, pero es lo más difícil de todo porque es cuando vas sintiendo la altura y ves para abajo y vas pensando que ya son como 10 metros, aunque seas una persona capaz y fuerte la cabeza te engaña y te puede dar miedo, hay niñas que han venido, por ejemplo, con muchísimo potencial, flexibilidad y fuerza, se suben y a la mera hora no se quieren aventar porque la cabeza les juega una trampa, y la persona que está arriba es la que te ayuda a tranquilizarte y relajarte, te enseña cómo está todo seguro y con mucha calma para que tú respires y digas: “Ok”. Yo, por ejemplo, ya había hecho acrobacia a 3 metros de altura en tubos y mucha actividad circense no se compara con subirte a la plataforma y la sensación de altura, pero ya cuando tomas la barra, cuando te están agarrando, te cuelgas y sales y ves que hay alguien que todo, todo el tiempo está pendiente de ti, preguntándote por tus mandos te jala la mirada. Cada quien tiene su propio tiempo en el trapecio, no pueden volar dos personas al mismo tiempo, y cada quien tiene su propia personalidad al volar, hay quien es más extrovertido y quiere que lo avientes más duro o a otros no y prefieren despacito, cada uno tiene su tiempo de luchar con sus miedos y enfrentarlos.
C: Creo que cuando llegamos todos al Deportivo, cuando cruzamos la puerta ya nos sentimos seguros, eso es algo muy padre del Dépor en general. En cuanto al trapecio es exactamente lo mismo, siempre para nosotros lo primordial siempre, antes de cualquier cosa es la seguridad, cuidar mucho a los Socios. Para cualquiera que venga a volar siempre va a haber un profesional con ellos, nunca van a estar solos. Si están en las barras trabajando, hay un profesional ahí al pendiente de ellos, si se van a subir la escalera, siempre estamos al pendiente que se hayan puesto bien el ascender para subir, cuando están arriba ya hay un profesional en la plataforma para ayudarlos y cuidarlos arriba, cuando están volando los empieza a cuidar Lalo en todo momento y cuando bajan de la red todavía Lalo los sigue cuidando hasta que tocan otra vez el piso. Hasta ese momento tienen a alguien 100 por pendiente de ellos. Algo muy importante es que les enseñamos a los alumnos a ser cuidadosos, no solamente los cuidamos sino que les ensañamos cómo cuidarse, al final se vuelve algo padre porque ellos, por ejemplo, arriba de la plataforma me piden tirar el ascender y les enseñas, y es cuando le explicas que tienes que gritar fuerte: ¡cuidado! y te preguntan “Pero ¿por qué tengo que avisar si no hay nadie abajo?”, “Puede haber alguien debajo de la plataforma y no lo ves, puede haber alguien caminando o corriendo y le puedes pegar y siempre tienes que gritar”, y así les enseñamos a ser cuidadosos pero además les explicas porque cada cosa se tiene que hacer, así entienden mejor que los estamos cuidando, cómo lo hacemos y porqué.
E: Hablando del equipo, yo he sido rigger desde que empecé a ser trapecista, pero no solo he sido rigger de circo, también he sido rigger de veleros diez años y he sido stunt rigger trabajando con dobles de riesgo ya casi veinte años y para mí lo más importante es la seguridad porque a partir de eso es que uno puede empezar a disfrutar el lugar en el que está. El trapecio llama mucho la atención y de repente es muy espectacular, pero es un espacio donde creemos que podemos lastimarnos o caernos y por eso ponemos tanto énfasis en esto, todo el materia que usamos aquí tiene una capacidad de carga de una tonelada (desde los cables de acero, las poleas, las cuerdas, los mosquetones y, por supuesto, la red) así que estamos sobrados en caso de cualquier cosa, y me encanta ser rigger. Además del trapecio volante, la clase de Artes circenses te ofrece la oportunidad de aprender más cosas que no podrías aprender en otro lado como slack line, malabares, aro y muchas cosas más.
Ven al área de trapecio ubicada a un costado de los Asadores (enfrente de la Arena CDI) o pide informes en el Comité de Actividades al 55 2629 7400 extensiones 501, 502, 504 y 506 o por correo a coordinacionacademias@cdi.org.mx. ¡No te puedes perder la oportunidad de volar!
//Nurit Mendelsberg