A un par de cuadras del estadio La Bombonera, una sinagoga fundada en el año 1931 estuvo abandonada por años.

Tras grandes esfuerzos,

la sinagoga fue recuperada y un ambicioso proyecto busca ponerla en función nuevamente para los judíos que viven en la zona.

La sinagoga, ubicada en la calle Rocha, fue fundada por inmigrantes judíos de Rusia y de un pueblo llamado Zinkov, en Ucrania. Los fundadores la compraron con gran dificultad e incluso tuvieron que pedir una hipoteca para poder adquirirla. Luego de varias décadas, la sinagoga fue vendida a personas ajenas a la colectividad, que dejaron abandonado el lugar.

La sinagoga, más allá de ser un centro religioso sirvió también como primer hogar para muchos. Durante años, familias de inmigrantes judíos que llegaban a Argentina dormían en unas habitaciones que había en el fondo de la sinagoga.

Tras varios esfuerzos por comprar la propiedad e intentar restaurar la sinagoga, finalmente se logró a través de Jabad. El rabino Shneor Mizrahi, rabino de Jabad en La Boca y Barracas, cuenta: “Sentíamos que era un regalo gigante de D-os y al mismo tiempo una gran responsabilidad. Conocimos gente que rezó y creció en ese templo, lo que nos emocionó y conmocionó de gran forma”. El rabino añadió que las personas que conocían la sinagoga contaron que en las épocas más difíciles de la Shoá, la gente se reunía y rezaba ahí, y estaba desbordaba. Parece que algo palpitaban de lo que estaba ocurriendo o recibían cartas”.

El rabino Shneor cuenta de los planes para la sinagoga en una zona donde se calcula que viven miles de judíos: “La idea es juntar fondos para restaurarla y reconstruirla. Además queremos hacer ahí un hostal para mochileros israelíes o familias judías que visitan el barrio. También queremos hacer una mikve (baño ritual judío) para mujeres, un salón para eventos y fiestas judías y otros proyectos como aulas para clases de judaísmo”.

El rabino Shneor relata también sobre la reacción de varias personas de la zona: “La gente mayor y sus hijos que rezaron aquí no lo pueden creer, empiezan a contar decenas de historias que vivieron ahí y de cómo era el lugar. Pensar que la gente dio todo lo que tenía para construirlo y ver que ahora retoma vida”.

El rabino Shneor concluye diciendo: “Es un templo de noventa años que esconde hermosas historias y vivencias. Sin duda esto es un gran milagro. Acá hay pasado, presente y futuro y queremos darle vida a este lugar para poder llevar a cabo la tradición judía, ubicar a los descendientes de las familias que rezaron aquí, en Barracas y en el mundo entero”.

Fuente: www.aurora-israel.co.il

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