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Shavuot: Shavúa y dominó, coincidencias

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Jacobo Viskin

Es costumbre estudiar Torá en Shavuot. Estudiemos pues. Abordemos el concepto Shavúa y qué afinidad puede tener con el juego de Dominó. No es broma.

SEMANA

Shavuot se celebra cuarenta y nueve días después del segundo día de Pesaj. Estos son siete veces siete días, siete semanas, contados día tras días (“sfirat haomer”).

¿Quiénes inventaron la semana? Todo indica que los babilonios tuvieron semanas (quasi-semanas) de siete días. Babilonios y Sumerios adoraban los astros, las constelaciones (zodíaco) y la luna. La luna muestra fases de siete días mas “un cachito” (la duración del mes lunar es de 29.5 días). Así las cosas, para "cuadrar" semanas de siete días contra meses lunares de 29 y medio días, la cuarta semana de cada mes la convertían en “bisiesta”: su cuarta semana tenía ocho o nueve días, y así cuadraban sus semanas con los meses lunares. Ah, pero luego los meses lunares no cuadraban con los años solares de 365.25 días, su año lunar se descuadraba contra el año solar. Por ejemplo, en el calendario lunar musulmán nos encontramos a mitad de Ramadán (16 mayo – 15 junio) mientras que en el año 2030 Ramadán lo celebrarán del 6 al 4 de febrero.

Los romanos también utilizaron “semanas” que en un principio fueron de ocho días. Los egipcios fraccionaron su mes en períodos de díez días, tres períodos por mes. Casi les cuadraba con el mes lunar y con el año solar, casi, pero se desfasaba, por lo que agregaban cinco días al terminar 360 días. Entre babilonios, griegos y romanos fue práctica común llamar a cada día de sus semanas con el nombre de los astros o dioses preferidos.

DOMINO

Las fichas del Dominó evolucionaron del juego de dados. Dados existieron en Babilonia. Sin embargo, fue en China donde hace diez siglos unieron pares de dados a placas utilizando una ojiva. Formaron sets de 32 fichas, combinando números del uno al seis, repitiendo algunas de sus combinaciones.

En el siglo XVIII aparecen en Italia estas fichas y migraron al resto de Europa. Desecharon las combinaciones repetidas, conservaron 21 fichas - las combinaciones obtenidas con números del uno al seis - y agregan una variante mas, incluyeron las caras blancas, generando 28 combinaciones únicas que son las que conocemos hoy en día. Conservaron la ojiva a media ficha pues facilitaba revolverlas (hacer "la sopa"). La suma del total de puntos con 28 fichas da 168. Los buenos jugadores tienen destreza asombrosa en el conteo de puntos, les sirve para tomar decisiones de cerrar o no la partida: restan de 168 los puntos de fichas ya jugadas, luego intentan deducir cuántos puntos tienen las fichas de su compañero y así definen si ganarán o perderán el cierre.

LA SEMANA JUDIA

De regreso al estudio de Torá, de la lectura de su primer capítulo: creación del universo y todo lo que hay en él, observamos dos propósitos centrales: uno, sentar las bases del monoteísmo y dos, inventar Shabat.

¿Qué es Shabat? Como concepto de valor es profundo (no ahondaremos en él en este escrito). Nos abocaremos a citar su diseño mecánico para contar tiempo, contar día tras día hasta llegar al séptimo, ese es shabat. Y cada siete días vendrá otro shabat. Así ad eternum.

Desde tiempos del exilio babilónico en el siglo VI a.e.c. la semana judía abandonó todo intento de cuadrar tiempo ni con la naturaleza, ni con la luna, ni con el sol, ni con constelaciones. La semana judía independizó su calendario de los astros, haciéndolo mecánicamente regular. Separó su nombre de toda deidad, de toda adoración, solo los numeró: primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto y shabat. Esta es aportación hebrea. Conformó una semana de siete días constantes, que al cabo de los siglos se popularizó entre los pueblos de la región y del mundo entero.

LA SEMANA ROMANA

Fue en el siglo III e.c., en época de Emperador Constantino, cuando el imperio romano adoptó oficialmente la semana de siete días fijos, conservando los nombres de los días dados por babilonios, griegos y egipcios. Para distanciar y diferenciarse de los judíos, los cristianos dieron preferencia al día Uno como día de adoración en lugar del Shabat. Lo consideraron mas relevante. Le conservaron su

nombre en latín de día del sol (dies Solis) y al poco lo modificaron a día Domingo (de Dominicus: ‘día del Señor’).

Persistió una curiosidad: a qué se debía que los nombres de los días de la semana quedaron en desorden.

¿DIAS DESORDENADOS?

Los nombres babilónicos de los días están relacionados con los siete astros errantes que pensaban “giraban alrededor de la Tierra”. Ordenados de acuerdo a su frecuencia en giros, su orden de menor a mayor frecuencia era: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna. Este habría sido el orden esperado para los días. Pero no: la secuencia de nombres dados a los días fue Saturno (sábado), Sol (domingo), Luna (lunes), Marte (martes), Mercurio (miércoles), Júpiter (jueves) y Venus (viernes). ¿Porqué están desordenados? O mas bien, ¿porqué están desfasados? Parecen seguir un orden, pero con desfase de dos días entre todos ellos.

En su libro “The Seven Day Circle”, el sociólogo israelí Eviatar Zerubavel propone lo siguiente:

En aquellos tiempos de definición de calendario, los egipcios se abocaron a la subdivisión del día en fragmentos regulares de tiempo. Definieron al día compuesto por 24 horas “planetarias”. Esta división les fue tan relevante como la división del año en semanas. Por ello le dieron a cada hora nombre de astros “errantes”. Pero, como solo eran siete los astros, y 24 las horas, optaron por repetirlos, repetirlos y repetirlos.

Esta práctica de repetición no nos es ajena. Nuestro reloj repite dos veces al día los doce números de las horas: dos veces al día son la 7 (una en la mañana, otra en la noche). Repetir nombres de dioses o de favoritos tampoco resulta extraño, baste ver los nombres de nuestras calles, repiten nombres de héroes: Hidalgo, Juárez, Insurgentes; o Hertzl, Bialik, Keren Hayesod. Invariablemente, las calles principales de colonias céntricas llevan todas estos nombres, los repiten hasta el cansancio.

Según describe Zerubavel, los egipcios iniciaron dando nombre a las horas en el orden esperado: hora 1 Saturno, hora 2 Júpiter, hora 3 Marte, 4 Sol, 5 Venus, 6 Mercurio, 7 Luna. A la hora 8 le dieron nuevamente el nombre Saturno, hora 9 Júpiter, 10 Marte, 11 Sol, 12 Venus, 13 Mercurio, 14 Luna. Sí, adivinaron, la hora 15 fue nuevamente Saturno, 16 Júpiter, 17 Marte, 18 Sol, 19 Venus, 20 Mercurio, 21 Luna. ¡Aquí viene lo bueno! La hora 22 fue Saturno, 23 Júpiter y 24 Marte.

¡Y siguieron! A la hora 1 del día siguiente le correspondió el nombre Sol, hora 2 del día 2 Venus, 3 del 2 Mercurio, 4 del 2 Luna; hora 5 del día 2 Saturno, etc. Dieron nombres repetidos ¡durante los siete días de la semana!

Vean la figura 2 tomada del libro de Zerubabel. El nombre que correspondió a la primera hora de cada día, ESE nombre, el de su primera hora, fue el nombre que dieron al día. Por ello quedó: Saturno, Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus. Ahora sí, ¿te suena conocido este orden? SAbado, Domingo (día del sol, cambiado a Dominicus – dia del Señor), LUNes, MARTEs, MiERColes, JUevEs, ViErNeS.

Vean por favor nuevamente la misma figura 2. La secuencia de siete nombres de astros errantes repetida 24 veces, da nombre a las 168 horas de la semana.

EUREKA

Shavúa, la semana judía, cuya duración es siempre la misma, sin nombres de día sino simplemente numerados, que no depende ni de la naturaleza ni de los astros ni de las constelaciones, tiene siempre 168 horas, mismo número que puntos tiene el dominó. Las 28 fichas del dominó moderno, con combinaciones únicas del 1 al 6 mas caras blancas, sus puntos suman 168.

Además, en el juego de parejas, cada jugador levanta siete fichas, mismas que días de la semana.

Los números de las fichas van del 1 al 6, mas la blanca que equivale a shabat.

La próxima vez que completes un “minián de dominó” (múltiplos de cuatro jugadores) y “levantes” tus siete fichas, recuerda qué día de la semana es, y recuerda que nuestra semana deriva del calendario judío, ajena a astros y a supersticiones, ajena al zodíaco y a la naturaleza. Un calendario liberado.

Jag Shavuot Sameaj.