La sucá conmemora el milagro que D-os nos brindó en el desierto
en la forma de los Ananei HaKavod, las Nubes de Gloria. Estas nubes milagrosas nos protegieron de los enemigos que nos rodeaban y nos brindaron refugio de los elementos negativos asociados con el hecho de vivir en un desierto.
Pero D-os también nos brindó otros milagros en el desierto, como el maná que caía directamente del cielo o el manantial de Miriam, una roca que le dio agua fresca al pueblo para que pudiera beber mientras estaba en el desierto. ¿Por qué entonces las Nubes de Gloria son el único milagro que mereció su propia festividad, Sucot? Y no solo eso, ¿acaso esta festividad no debería tener lugar durante el mes de nisán, la época de Pésaj, cuando el pueblo judío recibió por primera vez el milagro de las Nubes de Gloria? ¿Por qué se celebra esta festividad en el otoño?
Para entender por completo la respuesta a esta pregunta vamos a detenernos un minuto para tratar de entender en profundidad porqué conmemoramos estas nubes especiales. Las Nubes de Gloria siguieron y protegieron al pueblo judío de los elementos negativos del desierto, desde el momento en que el pueblo judío salió de Egipto. Tras el pecado del Becerro de oro, D-os castigó al pueblo y le quitó la protección de las nubes. Después del terrible pecado del Becerro de oro, Moshé subió al cielo durante cuarenta días para suplicarle a D-os que perdonara al pueblo. Luego de esos cuarenta días, Moshé le transmitió al pueblo las tres cosas que había recibido de D-os:
1. Las segundas Tablas con los Diez Mandamientos.
2. Un mensaje de una sola palabra respecto al pecado del Becerro de oro: salajti (Los he perdonado).
3. El retorno de las Nubes de Gloria, marcando la reconciliación entre D-os y el pueblo judío.
El Rav Eli Mansour dio una bella respuesta sobre porqué celebramos en particular a las Nubes de Gloria y no a todos los otros milagros que ocurrieron en el desierto. Rav Mansour explica que cuando Moshé regresó del cielo con la buena noticia de que el pueblo judío había sido perdonado por el pecado del Becerro de oro, el pueblo podría haberse preocupado de que la relación no sería la misma que tenían antes del pecado. D-os devolvió las nubes para enseñarnos un mensaje importante respecto al concepto del perdón. Como dijo elocuentemente el Rav Mansour: “Cuando D-os perdona nuestros pecados, es un perdón tan absoluto y completo que es como si el pecado nunca hubiera existido y permite que todo regrese exactamente a la forma en que era antes”. Por lo tanto, Sucot celebra la reconciliación completa entre D-os y el pueblo judío, representada por el retorno de las Nubes de Gloria, lo cual ocurrió el 15 de tishrei. Por eso Sucot se conmemora en el otoño.
Sí hubo otros milagros en el desierto, pero solo el retorno de las Nubes de Gloria representa la restauración de la cercanía entre D-os y el pueblo judío.
En nuestra vida, hay momentos desafortunados en los que otra persona nos provoca un daño. Ya sea en el hogar, en el trabajo o en la comunidad, alguien nos dice o nos hace algo incorrecto y muy doloroso como para perdonarlo. De alguna manera encontramos la forma de recoger los pedazos
y seguir adelante, pero parece que nunca volveremos a ser tal como éramos antes. Nuestra reacción es la misma: “¿Tienes idea de lo que me ha hecho?” o “Supongo que en cierta forma lo perdoné, pero nunca podremos volver a ser amigos”.
Sucot nos recuerda perdonar a nuestros semejantes de la misma forma que D-os perdonó al pueblo judío. Tratemos de imitar el ejemplo de D-os respecto a cómo lidiar con el daño, el dolor y la traición con una sola palabra: salajti, te he perdonado. No nos limitemos a perdonar de forma superficial por el mal que nos provocaron. Tratemos de encontrar la fuerza emocional para perdonar por completo, al punto de que llegue a ser como si nunca nos hubieran agraviado.
Fuente: aishlatino