El conflicto entre sunitas y chiitas, dos de las principales ramas del Islam, ha llegado a Latinoamérica.
El grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) del lado sunita, se enfrenta al grupo terrorista Hezbolá chiita.
El islamismo ha sabido aprovechar la situación política de los países latinos. Bajo el gobierno de Hugo Chavez, Venezuela se volvió un campo de juegos para Irán, dando campo abierto al Hezbolá de armarse, entrenarse y refugiarse. Durante la guerra en Israel en el 2006, la tribu indígena Wayuu fue convertida al Islam y formaron una filial del Hezbolá que buscaba realizar como primera acción un atentado en la Embajada de los Estados Unidos en Caracas.
Ahora Dabiq, la página oficial del ISIS, ha anunciado una misión para convertir a los indígenas mayas en Chiapas, México y en la frontera con Guatemala.
Aprovechando los altos índices de pobreza y la marginalización de los pueblos indígenas, Isis ha anunciado una campaña anticolonialista de islamización de tribus en Venezuela, Ecuador y Brasil.
Otra publicación en la página indica que ISIS estaría tratando de comprar armas nucleares en México y contrabandearlas a los Estados Unidos por medio de México.
El prestigioso Boletín de Científicos Nucleares citó la amenaza nuclear diciendo que los países Latinoamericanos son una casa para los grupos que adquieren ilegalmente materiales nucleares, haciendo referencia especialmente a Guyana, Honduras, Surinam, Colombia, Ecuador y Perú.
Efectivamente, los países nombrados fueron identificados en el último reporte del asesinato del fiscal Alberto Nisman como países que habían sido infiltrados por al menos 90 células del Hezbolá.
Profundamente implicados en los atentados contra la comunidad judía argentina, Hezbolá tiene historia de ser altamente activo en el continente, especialmente en la Triple Frontera que une Paraguay, Brasil y Argentina.
La llegada del ISIS a lo que Itzhak Rabin llamó Hezbollahland (la tierra de Hezbolá) podría crear una tormenta de fuego.
Fuente: www.unidosxisrael.org