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Trudi Birger, rescató su vida a través del cuidado y atención al necesitado

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Sofía Mercado

Con el ascenso de Hitler al poder, la infancia feliz de Trudi Simon-Birger se vio truncada cruelmente. En 1941, cuando Trudi tenía catorce años, fue encerrada junto con su familia en el gueto de Kovno. Su padre fue atrapado y asesinado cuando trataba de proteger a un grupo de niños durante una operación en el gueto de Kovno. En julio de 1944 Trudi y su madre fueron deportadas al campo de concentración de Stuthof:

“Cuando recuerdo mi infancia y mi juventud, encuentro que a cada paso y en cada momento, perdía yo algo. Al llegar al campo de concentración de Stuthof, había sido despojada de casi todo: mi casa, mi padre, mis abuelos y abuelas, mis tíos y tías, mi lengua materna, mi cultura…”

Trudi escribe que lo que la mantuvo con vida, sobre todo a partir de su llegada al campo, fue el gran amor que sentía por su madre, y su firme decisión de defenderla y cuidarla. Según su testimonio, el hecho de que hubiera alguien que se preocupara por ella, y que ella, a su vez, tuviera a quién cuidar, las fortaleció a las dos, y les permitió sobrevivir:
“Yo no trabajaba para los alemanes. Trabajé para ella”.

Esta historia de valor, determinación y esperanza está plasmada de manera apasionante en una de sus obras autobiográficas: A daughter’s gift of life, a Holocaust memoir.
Después de la liberación, Trudi y su madre volvieron a Alemania. Cerca de su casa de Frankfurt se encontró con Zeev Birger, el único sobreviviente de su familia. Trudi y Zeev se casaron, y junto con la madre de ella, emigraron a Israel en el año 1947.

La última noche en alta mar, el capitán les informó que en cualquier momento avistarían la costa. Todos se concentraron sobre la cubierta y allí permanecieron, clavando la mirada en el horizonte brumoso con el ansia de observar las primeras luces parpadeando desde la costa de Palestina. Y entonces, de repente, aún en medio de la noche y bajo la luz de las estrellas, un pasajero distinguió a lo lejos la silueta del monte Carmel. Finalmente, luego de haber sido expulsados de tres países, después de haber perdido sus casas una y otra vez, llegaron a Eretz Israel.

“Temblé de emoción y abracé cálidamente a Zeev y a mi madre. ¡Era el comienzo de una vida nueva! Llegamos a Haifa el 11 de noviembre de 1947”.

La difícil infancia de Trudi Birger influyó sobre su modo de ver el mundo y sobre su vida. Ella se hizo la promesa de que, en caso de salvarse, haría todo lo que estuviera a su alcance para evitar que otros niños sufrieran. Su impulso y determinación la llevó, junto con su esposo Zeev, a realizar dos proyectos que contribuyeron a mejorar la vida de tantas personas: Dental Volunteers for Israel (DVI),una clínica dental para personas necesitadas en Jerusalem, reclutando para ello fondos y dentistas voluntarios de todo el mundo.También desarrollaron un proyecto educativo y familiar para promover la educación de los niños en el vecindario Romema de Jerusalem. Otorgó atención y apoyo a 50 familias que vivían en absoluta pobreza. Tenía la convicción de que la educación era la clave para cambiar el curso fatal de estas familias. Les proveían de alimento y artículos de primera necesidad, gracias a donaciones que recibían de diferentes instituciones que conocían su labor. Al mismo tiempo, Trudi estimulaba a los niños, los forzaba dulcemente, a que trataran de buscar el éxito, a través de una buena educación. Su toque personal y amoroso era suficiente para que los niños aprovecharan al máximo el apoyo.

Fue una extraordinaria mujer, su recuerdo ha sido bendecido por todo aquel que tuvo la suerte de conocerla, y por aquellos a quienes su ejemplo ha servido de inspiración para realizar actos similares de Tikun Olam. Trudi dedicó su vida en Israel a ayudar a los necesitados y a los que carecían de posibilidades. En el año 1982 recibió la distinción especial que otorga el presidente del Estado al voluntariado, y en 1991 el alcalde de Jerusalem le confirió el título de Ciudadana Distinguida.Trudi Birger murió el día 9 de av del año 2002.

 

DATOS:

Dental Volunteers for Israel fue fundado en 1980. En los últimos 36 años, miles de dentistas han ofrecido su tiempo como voluntarios en la clínica, proporcionando servicios cruciales a muchos miles de niños necesitados. Cuando Trudi falleció en 2002, la clínica DVI pasó a llamarse Clínica Trudi Birger en su honor.