Una máquina del tiempo escondida en la escuela

Título: Una máquina del tiempo escondida en la escuela
Categoría: Infantil B
Seudónimo: El águila dorada

Edgar, Susi, Axel y Beto eran mejores amigos. Juntos iban a una escuela dirigida por la peor directora del mundo: Dolores Fernández.

Era 13 de mayo del 2025 y los cuatro mejores amigos estaban platicando antes de que empezaran las clases en un pasillo que la directora todavía no había descubierto. – Tenemos que hacer algo – dijo Beto – no podemos dejar esto así. ¡Tenemos que lograr que se vaya de esta escuela! -.

– ¡Cuántas veces te lo he dicho Beto! – lo interrumpió Susi – es nuestra directora, no podemos hacer nada, si sigues hablando así te vas a quedar por tercera vez en detención -.

– Tenemos que hacer algo y estoy pensando qué – dijo Beto y Axel asintió.

De repente la campana sonó. – Nos vemos en el recreo aquí mismo – dijo Edgar, y todos se fueron corriendo a sus salones.

Llegó la hora del recreo y tal como habían quedado se vieron en ese pasillo, se terminaron su lunch y comenzaron a caminar por los pasillos. Pasaron por afuera del despacho de la directora Dolores cuando de repente Beto se metió y sus amigos lo siguieron. Beto tenía un plan.

– ¡Estás loco! – murmuró Susi – ¿Qué haces?… ¡Nos van a matar! Dolores puede llegar en cualquier momento y nos van a expulsar a todos.

– Tranquilízate Susi – dijo Edgar – Todavía podemos salir de aquí antes de que llegue, ¡sálganse rápido! -.

– ¡Solo tardo unos segundos más! Voy a poner un ratón en su cajón – dijo Beto. Edgar, Susi y Axel pusieron cara de asco mezclada con sorpresa por lo que Beto acababa de hacer.

De repente se empezaron a escuchar pasos, eran lentos y ruidosos, de zapato de tacón, tal como los que usaba Dolores. Los cuatro amigos se asustaron y no sabían que hacer para que no los atrapara.

– Métanse a ese armario – susurró Axel y todos se metieron.

– Vamos a ver… ¿Quién está esculcando en mi despacho? – dijo la fría voz de Dolores. Los pasos se acercaban cada vez más.

Todos estaban preocupados, pero Axel había observado otra cosa. – Esto no parece un armario normal – dijo, mientras Edgar prendía la luz. Axel tenía razón, en lugar de tener papeles, carpetas y plumas, tenía botones, palancas y unas teclas que solo tenían números. Los pasos de Dolores se acercaban más. Susi alocada, apretó las teclas 3, 3, 1995 y presionó un botón rojo. De repente los pasos se desvanecieron, los niños desaparecieron y volvieron a aparecer. – ¿Dónde estamos? – preguntaron los cuatro al unísono. Estaban es ese mismo armario nada más que 30 años atrás. Salieron del armario con cuidado y del despacho. No tardaron mucho en darse cuenta de que estaban en otra época porque la escuela estaba totalmente diferente.

– ¿Y ahora qué hacemos? – preguntó Susi cansada – estamos 10 días, 2 meses y 30 años atrás -. Dijo señalando el calendario colgado afuera de la dirección.

– Susi, tu apretaste las teclas – dijo Edgar – yo creo que hay que hacer lo mismo nada más que al revés. Entramos en el armario, ponemos la fecha en la que estábamos y apretamos el botón rojo ¡y listo, regresamos a nuestro año!

– Ok… vamos – suspiró Axel.

Los cuatro amigos llegaron a la puerta de vidrio del despacho del director de esa época, pero estaba cerrada con seguro. Se asomaron lo más que pudieron, el director estaba teniendo una junta, a su derecha estaba el presidente del patronato y a su izquierda estaba Dolores, pero de joven. Estaba haciendo el contrato para sustituir al director.

– Tenemos que hacer algo – dijo Beto – hay que evitar que Dolores firme con la escuela.

– ¿Cómo le vas a hacer sin que te dejen en detención, pero en otro año? – se burló Susi – yo digo que regresemos lo más pronto posible a 2025. Vendemos la máquina del tiempo, nos hacemos millonarios y nos vamos a otra escuela.

– Hay que hacer lo que dice Beto, así Dolores ya no va a ser nuestra directora – dijeron Edgar y Axel al mismo tiempo.

De repente Dolores salió del despacho junto al presidente del patronato Mauricio, se dirigían hacia los salones. – Hay que robar los papeles – dijo Edgar – firmados o no, da igual -. Y entonces siguieron a Dolores por toda la escuela. – Los papeles están en el folder que Mauricio trae en las manos, tenemos que esperar a que los deje y los robamos – dijo Axel. Media hora después por fin Mauricio dejó los papeles en el escritorio de la secretaria, cuando Beto se escabulló y tomó el folder. – ¡Listo! –  susurró a sus amigos.

De repente lo interrumpió la voz de Mauricio – entonces Dolores, ¿firmamos los papeles? -.

– Sí – contesto la voz de Dolores.

– Solo firma en esta hoja – y tocó la mesa donde antes estaba el folder – ¿Qué pasó? ¿dónde está? – dijo Mauricio.

De repente la cara de Dolores se puso roja – ¡¡¡ME VOY!!! – gritó – no voy a trabajar en una escuela tan desorganizada -. Y se fue.

Beto le guiñó un ojo a los demás, entonces los cuatro amigos se dirigieron al despacho del director que estaba vacío porque el director había ido a acompañar a Dolores a la salida. Entraron en el armario y apretaron las teclas: 13, 5, 2025 y el botón rojo. Desaparecieron y volvieron a aparecer, ya no había pasos, salieron del armario y se encontraron con un nuevo director en la escuela – ¿quieren una taza de té? – dijo.

– No, gracias – dijo Edgar. Salieron y se encontraron en el mejor recreo del mundo: música en el patio, partidos de futbol y una canasta de dulces para todos. Los cuatro amigos disfrutaron de ese increíble recreo.

Pasaron los años y esa escuela se convirtió en la mejor. Edgar, Susi, Beto y Axel ya estaban casados y con hijos, pero siempre guardaron el secreto de la máquina del tiempo en el despacho del director. FIN.

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