Qué es el ego? ¿Es bueno o es malo? ¿Existe? ¿Es una creación mental?
Es fundamental para quienes están en el camino del crecimiento personal y espiritual. Cuando nos referimos a que tiene un ego enorme, no solo nos referimos a alguien arrogante con complejo de superioridad. En realidad, esa es solo una pequeña parte o aspecto del ego. Cuando decimos Yo es el ego quien habla de quien soy en verdad. El Yo está formado por recuerdos del pasado, una autoimagen, la historia propia y estos factores que reunimos nos hacen concluir: este soy Yo.
El ego es entonces la historia sobre mí que la gente identifica, es una creación mental de lo que creo que soy. Soy mi trabajo, mi casa, mi coche, mis posesiones, mis ideas, mis creencias, etcétera. Los egos solo son diferentes entre sí en lo superficial; en el fondo todos son iguales. Lo que ignoramos con frecuencia es que son también la fuente de todo sufrimiento. Cuando me insensibilizo para reconocer mi propia luz y ver quién soy en verdad, más allá de mi pensamiento, de mi historia o de mi imagen.

Las formas del ego

1.- El ego quiere ser especial. Por eso los anunciantes nos convencen de comprar tal o cual producto exclusivo. El ego busca sentirse superior del otro. Si no lo logra de esta manera, busca ser más miserable que los demás. “¿A ti te duele la cabeza? A mí me ha dolido ¡una semana completa!” La gente puede competir para ver quién es más miserable.

2.-El ego siempre quiere tener la razón. Es por eso, que las discusiones suelen darse sin llegar a ningún lado.

3.-El ego ama el conflicto y la queja. Esto es inconsciente. Criticar a alguien me hace sentir superior.

4.- El ego se identifica con las posesiones.

Comienza desde que el bebé reconoce el juguete como “mío”. 

Todos crecemos y adquirimos juguetes más grandes y caros que sentimos que, de alguna manera, nos dan valor.
El ego no puede sobrevivir en la quietud, así que hay que procurarla: respirar profundo varias veces al día, sentir la vida que corre por nuestro cuerpo y darnos cuenta de que el Yo que piensa, no es mi verdadero Yo, el cual es mucho más bello y perfecto, que se encuentra dentro de mí.

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