Era un jueves de mayo de 2002, el camión de la escuela nos dejó, a mis dos
amigas y a mí, en la puerta del CDI.
Después de comer una torta de salami, nos sentamos a esperar. Dieron las 17:30 y nos fuimos al Mural.
Mi etiqueta decía 75, pero después de nosotras llegaron, por lo menos, 100 personas más, todas con la misma cara de susto y nervio, la verdad es que no teníamos la menor idea de lo que hacíamos, pero ahí estábamos, bailando frente a Liz Hop, Adi Fridman y Yonatán Mendelsberg.
Pasábamos de cinco en cinco a bailar un fragmento de Hora Raanan, la primera coreografía que Yejefim bailó en el Festival Aviv en el año 1999. De ese momento ya pasaron 18 años, más de 18 coreografías, mucho más que 18 coreógrafos y, por supuesto, más de mil bailarines que lograron dejar su huella en la institución que hoy es Yejefim.
El domingo 26 de junio, en el marco de la Gala de los Grupos Representativos del CDI, tuvimos la oportunidad de festejar nuestros 18 años de vida, Yejefim marcó el inicio de la juventud que representa la danza judía dentro y fuera de la Comunidad.
Desde las chiquitas de Jai, Marbolet y Nekudá hasta los graduados de Nefesh, Szpiegel, Maspik y Joshej que fueron despedidos al finalizar cada una de las funciones; todos los grupos de la Academia, CDI y PUNTO CDI MONTE SINAI, unieron fuerzas para llenar el escenario de danza y acompañar el festejo de Yejefim con un poco de su sabor.
Cada grupo bailó dos piezas, en algunos de los casos, la coreografía presentada en el 43 Festival Aviv y algún cuadro nuevo o remontado de años anteriores. Definitivamente el trabajo, nivel y amor de los chavos y los coreógrafos a sus grupos, se vio reflejado en escena, permitiendo a los asistentes al evento disfrutar de un día lleno de movimiento y ver el crecimiento que todos los alumnos del CDI han tenido a lo largo de este ciclo escolar.
Para festejar el aniversario de Yejefim, todos los grupos de la Academia unieron sus pies para danzar al ritmo del Hora Raanán, la coreografía con la que me tocó audicionar hace catorce años y que Ronit Jinich y Moy Covalin, dejaron como legado a todas las generaciones que han pasado por el grupo. Jai, Marbolet, Yejefim Szafn, Lek”s, Kahdabra, Nefesh, Szpiegel, Joshej y Maspik bailaron y llenaron de magia el escenario, y lograron sacarnos un par de lágrimas de emoción y todos los aplausos del público asistente.
Con 18 años de jóvenes bailando se dice fácil, pero Yejefim fue el grupo que dio apertura a la juventud para expresarse en movimiento, es un grupo que ha logrado preparar bailarines de Secundaria de alto nivel y ha sido, por muchos años, el parteaguas para la participación de niñas y niños de Secundaria en el Festival Aviv.
Hoy, catorce años después, Yejefim se ha convertido en mi estilo de vida, la espera de los martes y jueves para enseñar, aprender, reír y bailar hasta que los pies duelan de placer, es la mejor parte de la semana. Muy claro lo ha dicho Mendels: “Yejefim es una fábrica de sueños hechos realidad”.
Hoy festejamos 18 años, 18 es vida, así que no me queda más que desear larga vida y mucha danza a los yejefitos del pasado, a los yejefitos del presente y a los yejefitos que están por venir. Bailen, bailen mucho porque ya lo dijo Liz Hop “la danza cambia vidas”, y como bien dice Rinat “no olviden que sus primeros pasos los dieron descalzos”.
¡Yejefim, definitivamente, ha marcado mi vida y las plantas de mis pies!