Mi Cuenta CDI

Consecuencias económicas de la lucha por la Independencia

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Diana Kuba

En mi opinión una forma de comprender al México actual es recurrir al pasado y observar qué problemáticas enfrentaban las sociedades de otras épocas (en este caso la mexicana) y en qué se diferencian con nuestro presente. Bajo este ejercicio se pueden identificar los problemas recurrentes o estructurales que han desafiado al país históricamente y que hasta la fecha no se han resuelto de fondo. El objetivo de las siguientes líneas es ofrecer una simple descripción de cómo quedó el país después de su independencia política y motivar al lector a reflexionar sobre las dificultades para obtener su independencia económica.

Los once años del proceso de independencia, cuya lucha fue violenta destruyeron la economía del país. El ramo de la minería base de la economía virreinal, fue el que más sufrió. Algunas minas habían sido abandonadas y otras habían sido inundadas deliberadamente, con tal de que no se extrajera la plata para mandarla a España. El movimiento popular y revolucionario de Hidalgo provocó que la gente quemara e inundara las minas, y finalmente estas fueron abandonadas. La extracción de minerales se redujo a una tercera parte de lo que se extraía antes de la Independencia. Este ramo se dañó tanto, que pese a los esfuerzos por sobreponerlo, no se pudo recuperar hasta la segunda mitad del siglo XIX y nuevamente alcanzó su apogeo con el Porfiriato.

Si la minería había descendido, el comercio exterior que dependía de este ramo, también se redujo en forma drástica. El monopolio comercial que España había tenido fue quebrantado durante los años de guerra. Ante la inseguridad de los caminos y el contrabando a gran escala proveniente de la Gran Bretaña, debido a que las autoridades novohispanas no tenían capacidad de vigilar todos los caminos y puertos, se dio la fuga de capitales de los comerciantes y empresarios peninsulares y de la élite criolla que veían peligrar su dinero y seguridad, mientras que la violencia prevaleciera. Cuestión que sucede en la actualidad en diversas circunstancias del mundo. Con la fuga de capitales, el comercio empezó a ser ocupado por ingleses y franceses que estaban buscando mercados para sus productos.

La agricultura también padeció. Se calcula que la producción de las haciendas bajó a la mitad. Hay que recordar que una manera de resistir en las guerras civiles, sobre todo cuando no hay recursos, es mediante la quema de cosechas, de pueblos que habían sido obligados a ayudar y hospedar al bando contrario, la matanza de ganado, entre otras prácticas. Los campos fueron devastados, tanto por los insurgentes como por los realistas. Si la agricultura había bajado, también los beneficios que la Iglesia obtenía de este ramo fueron afectados. Aunque la Iglesia fue la institución con mayor estabilidad económica durante estos años, le disminuyeron considerablemente los diezmos, que apenas podían ser pagados por sus feligreses.

La Hacienda Real, después Imperial y posteriormente Pública, había quedado en bancarrota. El nuevo Estado-nación en gestación había quedado endeudado con 45 millones de pesos por el costo de la lucha por la emancipación. Por otro lado, no se podía implantar un sistema fiscal eficiente, porque para persuadir a la gente de los beneficios que traería la Independencia, se le prometió que se le bajarían los impuestos tan onerosos que se pagaban en el régimen colonial. El cobrar impuestos era impopular, remitía al gobierno virreinal y era una promesa difícil de cumplir.

En resumen, el país se enfrentaba a una economía devastada, cuyas estructuras económicas estaban conformadas hacia el exterior; es decir, era una economía dependiente, atrasada en todos los rubros y encauzada hacia los intereses extranjeros. De todo este cuadro desolador, resultó un Estado cuyos diversos gobiernos estaban constantemente en crisis financiera debido a la urgencia de pagar a los militares y burócratas que los sostenían en el poder. Por consiguiente, para salir del déficit presupuestario, el gobierno imperial de Iturbide, los gobiernos republicanos federales y centralistas se veían precisados a pedir préstamos forzosos a la Iglesia, a los comerciantes ricos, a los especuladores y agiotistas en el interior de México, a los países extranjeros, especialmente Gran Bretaña, iniciándose así, la historia de las deudas interna y externa mexicana.
Una cosa que los historiadores tenemos prohibido decir es que “la historia se repite”, ya que jamás una época será idéntica a otra, ni en personajes, ni en cómo se presentan los acontecimientos que se viven. Lo que sí se puede destacar entre esta descripción del pasado comparada con lo que experimentamos actualmente es la recurrencia de dificultades económicas en los distintos sectores productivos, los impedimentos del Estado-nación de dar confianza a sus habitantes para invertir sus capitales en el país y pagar impuestos para su desarrollo, la escasez del erario público y la permanencia del endeudamiento público, especialmente hacia el exterior, y el empleo de prácticas violentas que impiden un ambiente propicio para la estabilidad y prosperidad, entre otras circunstancias.

Si bien, hoy día, México ha logrado que el petróleo no sea el único producto de exportación para comerciar al exterior y fundar su desarrollo económico como lo era la plata en el siglo XIX no se puede negar que la baja de su producción y de precio ha provocado una gran merma para el desarrollo de la economía del país. Asimismo, no hay que desdeñar la baja productividad de los sectores agrícola y manufacturero que en varios artículos no alcanzan el grado de competitividad con los del extranjero. Aunque el comercio sí se ha desarrollado en lugares de enclave, la inseguridad de los caminos lo entorpece y lo encarece. El incremento amenazante de la deuda pública muestra la fragilidad del Estado.

Destacar estos ejemplos permite decir que México continúa siendo una economía en vías de desarrollo o emergente, por no decir que es ‘atrasada’ y ‘dependiente’ históricamente con respecto a las economías de punta del mundo. Esto nos lleva a reflexionar acerca del por qué históricamente no se han podido resolver estos problemas de fondo y lograr que el país se halle en una posición menos vulnerable y más fuerte para enfrentar los embates actuales.

El movimiento de Iturbide y la consumación de la Independencia

El movimiento Revolucionario de Miguel Hidalgo y Costilla

Los deseos autonomistas antes de la independencia (Segunda parte)

Los deseos autonomistas antes de la independencia (Primera parte)

Sorpresas y valores de familia

Jóvenes judeomexicanos visitan proyectos Wizo en Israel

Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (cuarta parte)

Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (tercera parte)

Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (segunda parte)

Propuestas de Piketty. El capital en el siglo XXI

Éxito de Israel ante la lucha contra la sequía

Lo indescriptible e imprescriptible de la Shoá

Riesgos al idealizar un proyecto de nación

Importancia del voluntariado en organizaciones sociales comunitarias como forma de participación ciudadana

Ayotzinapa, ejemplo de arbitrariedad e impunidad acumuladas

¿Gobernar y cumplir o promover la imagen pública?

Identidad y diversidad dentro del problema Israelo-Palestino

Reformas de estado y operatividad

El peso de los hábitos en la política mexicana

Cultura y fe

Diálogo entre Liberalismo y Socialismo

El espíritu religioso

Israel ¿una democracia?1

Rescatar a la cultura con “C” mayúscula

Redefiniendo el concepto de cultura

Efectos de la primacía de una cultura

Mensajes de la Shoá para la contemporaneidad

Apañando a las jovencitas antes que caigan

Empoderamiento de la mujer dentro del ejército Israelí

Árbol de olivo

Los Armenios de Israel

Compromisos cumplidos, labor de WIZO en México

Israel ¿una democracia?