En el acto organizado por el Consejo Judío Central en Alemania celebrado en
Berlín el 14 de septiembre en la Puerta de Brandenburgo, la Canciller Angela Merkel dirigió un discurso contra el Antisemitismo, la Discriminación y el Nunca Más.
El hecho de que hoy vivan nuevamente en Alemania más de 100,000 judíos es casi un milagro, es un precioso regalo que me llena de gratitud.
Nos indigna ver que hoy en Alemania hay personas que son insultadas, atacadas o amenazadas por su condición de judío, o por su apoyo al Estado de Israel.
Es algo que no se puede aceptar y que nadie de los aquí presentes está dispuesto a aceptar, y que hay muchos, muchos más que comparten mis pensamientos.
Me duele cuando escucho que jóvenes parejas judías se preguntan si pueden criar a sus hijos en Alemania, o cuando escucho a personas mayores cuestionarse si hicieron bien en quedarse a vivir aquí.
Queremos enviar desde aquí un mensaje claro: la vida judía pertenece a nuestro país, es parte de nuestra identidad y de nuestra cultura.
Queremos enviar un mensaje claro: en este país no hay lugar para la discriminación y la exclusión. Tanto yo, como quiénes nos acompañan hoy aquí, y por cierto, la mayoría del pueblo alemán lucharemos contra la discriminación y la exclusión.
Queremos enviar un mensaje claro que después de la Shoá, donde se traicionaron todos los valores de la humanidad, Alemania es consciente de su permanente responsabilidad para actuar enérgicamente contra el antisemitismo o prevenirlo.
En los últimos meses, hemos sido más conscientes en qué debemos estar muy atentos.
Vemos las pérfidas intenciones del antisemitismo: señalar a los judíos como extranjeros en este país, y nuestra respuesta es clara amigos, vecinos, colegas judíos, Alemania es su hogar.
En nombre de todo el gobierno alemán, condeno enérgicamente toda forma de antisemitismo tanto en Alemania como en Europa, rechazo totalmente todo comentario o ataque antisemita, rechazo lo que presenciamos en las demostraciones propalestinas, que si bien parecen ser una crítica a las políticas del Estado de Israel, en realidad son pura y simplemente expresiones de odio hacia el pueblo judío.
Es especialmente intolerable que se enseñen lemas antisemitas a los niños, y que luego los repitan en demostraciones de ese tipo.
Quien utilice una legítima crítica a las acciones políticas, ya sean de nuestro país o del Estado de Israel simplemente como pretexto para expresar su odio a otro pueblo, su odio hacia los judíos, utiliza mal el derecho fundamental de la libertad de expresión y de reunión.
Quien insulte verbalmente o ataque a quién usa una kipá o una estrella de David, o inflija lesiones graves a una persona, nos hiere y nos ataca a todos.
Quien profana tumbas en un cementerio judío, denigra nuestra cultura.
Quien ataca una sinagoga, viola los propios cimientos de nuestra sociedad libre.
Hemos oído comentarios, que más parecen ser una declaración de guerra contra las relaciones amistosas entre las diferentes religiones y comunidades en nuestro país.
Hemos presenciado crímenes de guerra, que constituyen un ataque a nuestra libertad y a la dignidad humana.
No podemos, no debemos mirar al costado, y no lo haremos, es por eso que estamos aquí hoy.
Y no solo eso, la lucha contra el antisemitismo es un deber de nuestro país y de todos sus ciudadanos.
Es por eso, que las autoridades a cargo de la seguridad toman muy en serio los ataques a los judíos o a las instituciones judías, permítanme decir que cada uno de esos incidentes debe ser tomado muy en serio, los crímenes y las manifestaciones antisemitas serán castigados con todo el rigor de la ley.
Y eso también se aplica a los ataques a las mezquitas, tampoco serán tolerados y también serán enérgicamente castigados.
Pero, en primer lugar, tenemos que asegurarnos que estos ataques no sucedan.
Es la tarea de todos y cada uno de nosotros. Responde a nuestro sentido de responsabilidad por el bien de la comunidad, pero eso requiere coraje, iniciativa, solidaridad, tolerancia y una mente abierta, esos valores que hacen a la sociedad humana, y que nos permiten enfrentar los desafíos del futuro; esos valores que tenemos que recalcar una y otra vez.
A estos efectos, mi gobierno apoya un amplio espectro de actividades, trabajamos especialmente con los jóvenes y con sus padres en proyectos que promueven la tolerancia, fortalecen la capacidad de la sociedad y la comprensión de la democracia.
Si queremos erradicar toda forma de extremismos, discriminación ideológica y violencia, debemos comenzar con la familia.
Exhortamos a los jóvenes y a los no tan jóvenes a trabajar comunitariamente y comprometerse con la sociedad civil, estamos invirtiendo en la educación y en los memoriales para que esta y las futuras generaciones recuerden y conozcan el capítulo más oscuro de la historia alemana, la Shoá, la negación sin precedentes de los principios básicos de la civilización.
Es un deber que tenemos con las víctimas, con sus descendientes y con todos nosotros, si es que nos importa el bienestar de nuestro país.
Queremos que el pueblo judío se sienta seguro en Alemania. Que tengan la certeza que este es el país de todos, un hogar donde al igual que el resto de sus ciudadanos tendrán un futuro brillante.
Nuestra participación en este acto tiene un mensaje muy importante, mostramos que no toleraremos el antisemitismo, el extremismo o las acciones inhumanas.
Demostramos nuestro respeto, nuestro respeto por la fe y por la religión de todos, ya sean judíos, musulmanes o cristianos, mostramos nuestro deseo de vivir en una sociedad en paz y armonía.
Este es nuestro mensaje, confío en que se difunda por todo nuestro pueblo y por todo el mundo.
Muchas gracias.