El maestro más amargado que hay

Título: El maestro más amargado que hay
Categoría: Secundaria
Seudónimo: RUSARO

Había una vez un señor amargado llamado Sebastián. Ese señor vivía en Francia antes de la Segunda Guerra Mundial. Era un soldado muy bueno, pero, con todo lo que pasó, terminó viviendo en Croacia.

El problema era que hablaba francés y, después de haber visto tantas muertes, se había traumatizado y vuelto amargado. Ya no tenía con quién estar, aunque trabajaba como maestro en una preparatoria de Croacia, donde daba clases de francés. Sus alumnos le decían Don Sebas.

 

Un día llegó un nuevo estudiante llamado Antonio, aunque todos le decían Tony. Él llegó muy emocionado a la escuela acompañado de su mamá, Carla. En ese momento, Don Sebas se enamoró profundamente de ella.

Con el tiempo, empezaron a salir, y poco a poco, el maestro se convirtió en la persona más dulce que alguien pudiera conocer. Lo mejor de todo fue que Tony se volvió muy popular, porque había logrado que el maestro fuera feliz.

 

Pero un día Tony se enojó con Don Sebas y decidió hacerle una broma pesada: le puso kolaloka en la silla para que se le pegaran los pantalones. El maestro se sentó sin darse cuenta, y tres minutos después ya no podía levantarse. Con todas sus fuerzas lo intentó… y lo logró, ¡pero sin pantalones!
 Todos los alumnos se rieron, y lo peor fue que justo en ese momento llegó Carla al salón. Al verla, los estudiantes se rieron aún más, y ella también terminó riendo sin poder parar.

Don Sebas se sintió muy avergonzado y volvió a ser el mismo maestro amargado de antes.
 Esa tarde, Carla fue a su casa para disculparse por haberse reído. Don Sebas la entendió y la perdonó, aunque ninguno de los dos sabía que Tony había sido el responsable.

Más tarde, cuando Carla llegó a casa, vio el tubo de pegamento en la mochila de Tony. Rápidamente le gritó y le dijo que debía pedirle disculpas a su maestro por haberlo avergonzado, aunque le admitió que había sido “un poco chistoso”.

Al día siguiente, Tony llegó a clase y le dijo a Don Sebas:
 —Perdón.
 El maestro, confundido, le respondió:
 —Excusez-moi, perdón, pero no sé de qué me hablas. ¿Podrías explicármelo mejor?

Tony le contó todo y le pidió disculpas. Le explicó que lo había hecho porque estaba molesto: su mamá no había salido con nadie desde la muerte de su papá, y no sabía cómo sentirse al verla feliz con otra persona.
 Don Sebas lo entendió, ya que él también había perdido a su padre en la guerra, y le dijo con tristeza que ya no saldría más con su mamá.

Al día siguiente, Tony vio a su mamá un poco triste y le preguntó qué tenía.
 Ella respondió:
 —Nada, hijo… solo estoy un poco triste.

Más tarde, en la escuela, Tony vio a su maestro también desanimado y comprendió lo que estaba pasando. Fue con él y le dijo:
 —Ya entendí un poco lo que pasa. Y aunque no estoy muy feliz, quiero ver a mi mamá contigo. Esto no le hace bien a nadie si ustedes no están juntos.

La mamá de Tony y Don Sebas volvieron a salir. Pasó el tiempo, y finalmente se casaron, ya que tenían más o menos la misma edad.
 Así, Tony entendió que debía ser más abierto y aprender a comprender lo que sienten los demás.

Fin.

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