El mundo judío celebra hoy Yom Yerushalaim, el Día de Jerusalem, en el 53º aniversario

de la reunificación de la milenaria Ciudad Santa durante la Guerra de los Seis Días.

Jerusalem es el centro de la vida nacional y espiritual del pueblo judío desde que David la convirtió en la capital de su reino en el año 1003 antes de la era común.

Con el establecimiento del Estado de Israel, en 1948, volvió a ser la capital de un Estado judío soberano, si bien estaba dividida y su parte oriental, incluyendo la Ciudad Vieja, había sido anexada por Jordania.

Dos semanas después de la declaración de la independencia, los pocos sobrevivientes del Barrio Judío se vieron obligados a rendirse ante la Legión Árabe, tras varios días de heroica resistencia.

Trascartón, los árabes les prohibieron a los judíos acercarse a Har HaBait (el Monte del Templo, donde se encontraban ambos Templos de Jerusalem, el último de los cuales había sido destruido casi 2,000 años antes) y al Kotel Hamaarabí (Muro Occidental, o de los Lamentos).

Debían contentarse con observarlos de lejos, tal como lo reflejó la canción Yerushalayim, que comienza diciendo “Meal pisgat har HaTzofim…”, desde la cima del monte Scopus…

Sin saber que semanas después estallaría la Guerra de los Seis Días, el alcalde de Jerusalem, Teddy Kolleck, le encomendó en 1967 a la prestigiosa poetisa y compositora Naomi Shemer que escribiera una canción dedicada a la Ciudad Santa, con motivo de Yom Haatzmaut (Día de la Independencia).

Ésa fue la génesis de la famosa Yerushalayim shel zahav (Jerusalem de oro), que expresa el anhelo del pueblo judío de regresar a la Ciudad Santa.

La conflagración estalló el 5 de junio, y dos después (28 de iyar de 5727, según el calendario hebreo), Mordejai “Mota” Gur le ordenó a la Brigada de Paracaidistas, que ya rodeaba la Ciudad Vieja, que acometiera al interior de la muralla y recuperara la soberanía judía e israelí sobre la misma.

Las tropas a su mando, con el apoyo de blindados, atravesaron el Portón de los Leones, y enfilaron hacia el Kotel, que recuperaron tras duros combates, que incluyeron disparos árabes desde la mezquita de al-Aksa y sus alrededores.

A las 10:15 horas se izó la Bandera de Israel en la explanada y el rabino Shlomo Goren tocó el shofar (tradicional cuerno de carnero utilizado antiguamente para convocar al pueblo).

Luego de la guerra, Shemer le agregó dos estrofas a su obra, en honor a la victoria, en las cuales rescata que “volvimos a los pozos de agua, el mercado y las plazas y otra vez descenderemos al mar Muerto por el camino de Jericó”.

Yerushalayim shel zahav también reeditó la promesa de los profetas en el exilio babilónico de nunca olvidar a Jerusalem.

En junio de 1980, la Knesset aprobó la Ley Básica-Jerusalem, que determinó que los lugares santos de todas las confesiones serían protegidos para evitar profanaciones, se garantizaría su libre

acceso y el Gobierno se ocuparía del desarrollo de la capital, así como de la prosperidad y el bienestar de sus habitantes.

Jerusalem se encuentra en el corazón de Israel, recostada entre los montes de Judea.

Sus antiguas piedras y su moderna arquitectura, amplios parques, paseos, zonas industriales y suburbios en expansión le confieren una belleza particular, además de la luz de fe y esperanza que irradian.

La ciudad es santa también para el cristianismo y el islam, pero éstos nunca le agregaron un significado nacional, cultural y político, a excepción de un breve período durante las Cruzadas.

Hoy se realizan numerosos eventos alusivos, en Israel y la Diáspora.

Fuente: agenciaajn.com

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