En esta ocasión abordaré uno de los cuestionamientos más frecuentes con los que me encuentro al recibir a alumnos
nuevos e informar a los Socios interesados en la clase de Parkour: ¿cuál es la diferencia entre el Parkour y la Gimnasia?
Para acercarme a una respuesta razonable, primero quiero definir a las dos actividades como deportes de forma y contenido estético, es decir, deportes artísticos. El objetivo primario del deportista de ambas disciplinas es experimentar la forma estética (salto, giro, postura), en su propio cuerpo. En seguida, el deportista busca comunicar una experiencia emocional y un disfrute estético al espectador. Estos motivos fundamentales acercan a ambas disciplinas a las expresiones del arte corporal como la danza, el teatro y las variedades circenses.
Las formas estéticas que el atleta desea experimentar y mostrar ante el espectador tienen unas expectativas estéticas definidas, similares en ambos casos. La primera expectativa es la ejecución de movimientos estilizados, fluidos, armónicos y continuos. Seguido, se espera una calidad de ejecución de cada uno de los ejercicios, entendida como la búsqueda constante de la maestría y el dominio técnico. Finalmente, se espera la ejecución de movimientos de una dificultad de ejecución cada vez mayor conforme el atleta se desarrolla, aumentando constantemente tanto la complejidad de su coordinación como el riesgo que cada una de las ejecuciones comporta.
Sin embargo, estas dos actividades pronto se separan en cuanto a su proximidad con el arte, sobre todo debido a una comprensión diferente de lo que implica su parte deportiva. Para explicarme, quiero citar a dos filósofos contemporáneos dedicados al estudio del fenómeno deportivo que apuntan a dos definiciones incompatibles del concepto de deporte. Por una parte, J. M. Cajigal define al deporte como: “diversión liberal, espontánea, desinteresada, expansión del espíritu y del cuerpo por medio de ejercicios físicos más o menos sometidos a reglas”. Esta definición incluye a ambas actividades, legitimándolas a ambas como deportes; sin embargo, P. Parlebas define al deporte como “el conjunto de situaciones motrices codificadas en forma de competición y con un carácter institucional”. Esta última definición de deporte, enfocada en el aspecto competitivo, legitima a la gimnasia mientras que excluye al Parkour del ámbito de las actividades deportivas, dejándolo completamente del lado de las prácticas del arte corporal.
La cuestión de fondo está en si se mira al deporte como una institución social dedicada al fomento y la rectoría de una práctica deportiva (el caso de la gimnasia competitiva), o si se mira al deporte como una forma expresiva del deseo de superar los propios límites, de recrear el espíritu y fortalecer el cuerpo. Esta segunda visión, mucho más individualista, es la que corresponde a la práctica del Parkour, una disciplina que se caracteriza socialmente por su ausencia de competiciones formales, por la comunicación constante e igualitaria de sus practicantes alrededor del mundo por medio de la publicación de videos de las ejecuciones personales en plataformas públicas como You Tube y las redes sociales, y por su práctica en grupos informales, en espacios públicos y sin reglas de cotización de los movimientos ni lineamientos para su calificación por parte de jurados especializados.
Como se ve, el Parkour está cimentado en el deseo de la experiencia propia y la impresión estética del espectador, en la voluntad de superación personal y en la de compartir con la comunidad practicante la experiencia del movimiento y la libertad que esta experiencia trae consigo. Por su lado, la gimnasia se configura para el atleta como una búsqueda constante del rendimiento entendido como un empeño por adquirir la perfección técnica (la amplitud, el ritmo, el estilo), donde las ejecuciones más arriesgadas y originales son premiadas, mientras que las desviaciones de la perfección son sancionadas por medio de puntajes inferiores en las competencias.
Volviendo al cuestionamiento con el que abrí este artículo, y para concluir, quiero apuntar que en mi visión, la diferencia fundamental entre el Parkour y la Gimnasia no se encuentra en los implementos para su práctica (aparatos de gimnasia vs. instalaciones exteriores), la vestimenta (uniforme de gimnasia vs. atuendo de elección personal), la técnica de sus ejecuciones o su intención competitiva (la Gimnasia la tiene mientras que el Parkour no). La diferencia última entre estas dos actividades es el motivo individual del atleta al practicarlas: la búsqueda del rendimiento y del resultado en la Gimnasia, enfrentada a la búsqueda de la libertad personal y la expresión individual en el Parkour. En este sentido, tal como lo enseño en las instalaciones del CDI, el Parkour es un deporte incluso más cercano al arte que los deportes de arte competitivo (clavados, gimnasia, patinaje artístico), y un medio por el que mis atletas buscan precisamente un escape a los sistemas competitivos que permean la mayor parte de los ámbitos de su vida cotidiana (la escuela, los partidos de liga, incluso los videojuegos), para encontrar una parcela de reto personal espontáneo, de expansión de sus posibilidades físicas y las de su voluntad. El Parkour en el CDI, como en todo el mundo, está marcado por el signo de la libertad personal.