T-Poz es un lugar mágico… siempre lo es, pero la semana de Pésaj, hace que verdaderamente creamos
en el poder de la magia.
La emoción empieza desde los preparativos: tiendas de campaña, estufas, colchones, cobijas, comida, bicicletas, y obvio, se necesitan dos coches. Nada importa, queremos estar ahí a pesar de lo difícil que pueda parecer.
La magia empieza cuando vemos que los campistas empiezan a desempacar y armar lo que será su hogar por una semana. Los amigos se reencuentran y aparecen nuevos amigos, que de inmediato se convierten en nuestra familia. Mágica es la camaradería y el afán de ayudarnos los unos a los otros.
En esta ocasión, la semana empezó con la inauguración que arrancó con un video en el que cuatro conocidos personajes que fueron Dorothy, el León, el Espantapájaros y el Hombre de hojalata, emprendieron un viaje para buscar al Mago de T-P Oz, al que no encontrarían hasta terminar el campamento.
A partir de ese momento… de verdad empezó la magia. Una semana llena de actividades deportivas, creativas y recreativas, de mañana, tarde y noche; yoga, bailes, más de diez talleres, competencias mojadas, rally nocturno, talent show, y muchas actividades más.
Y me preguntarán: ¿Dónde está la magia? Es una semana en donde los niños pueden ser grandes y los grandes se atreven a ser chicos. Es mágico ver el campo lleno de chavitos andando en bicicleta y jugando con sus amigos en pandillas de niños desde 6 hasta 18 años; es mágico ver a la mamá aventándose del resbalín enjabonado con sus hijos; es mágico ver a los papás enfrascados en serias conversaciones mientras lavan juntos los platos de la comida.
Es mágico ver a un grupo de más de treinta chavos entre 14 y 18 años de edad, conviviendo sanamente en actividades programadas para ellos, sin teléfonos ni iPads ni iPods… ¡eso es magia!
Fue mágico ver a más de 50 familias reunidas, colaborando todas para crear una partecita del mural que dejaremos de recuerdo en T-Poz –una obra de arte, por cierto-. Mágico fue ver a los papás metidos con todo entusiasmo en un charco de lodo, ayudando a su equipo a buscar los corazones que necesitaba el Hombre de hojalata. ¡Y no crean que les miento, hay fotos de todo esto!
No tengo tanto espacio para seguir, solo les diré que la semana terminó con una mega fiesta en la que cenamos un asado de papas y plátanos con crema; más que fiesta parecía una boda, y de las más animadas a las que he asistido. Más de doscientas personas bailando sin parar, todos felices, todos celebrando, todos en familia. No tengo la menor duda, la magia existe. La capacidad de salirnos de lo cotidiano, de lanzarnos a la aventura, de permitirnos ser niños de nuevo, y además, de poder compartir la experiencia con los que más queremos. ¡Eso es magia!
Te esperamos el siguiente año en otro campamento en el Club Campestre T-Poz, donde hacemos todo exclusivamente para que la pases de maravilla con tu familia y amigos, y sigas descubriendo más cosas aquí, y claro, su magia.