Es domingo en el calendario.
Pero en este joven país, el único donde la mayoría de la población es judía, el día de descanso de Occidente es el primer día de la semana laboral. A metros del bulevar Rothschild, una de las vías más caras de la ciudad en torno de la cual se distribuye la comunidad emprendedora, Coca-Cola instaló The Bridge. Se trata de una incubadora que, como su nombre lo dice, constituye un puente entre los emprendedores y una de las compañías más grandes del mundo.
La particularidad es que ese vínculo trasciende la relación que muchas de las empresas que trabajan con emprendedores suelen establecer con ellos. En este caso, la compañía tiene como objetivo sellar un contrato con al menos uno de los cinco participantes seleccionados en cada edición del programa. De este modo, Coca-Cola incorpora a las jóvenes firmas a su cadena de valor y les da un lugar concreto en su negocio. Una relación ganar-ganar (win-win) para ambas partes: ideas frescas, por un lado; un cliente impensado, por el otro.
La naturaleza de estos puentes, que ayudan a consolidar a las nuevas empresas, es parte de los motivos por los cuales Argentina mira al ecosistema emprendedor israelí, que se convirtió en los últimos años en el más exitoso a nivel global fuera de Silicon Valley, la cuna de startups estadounidenses. Tel Aviv es un lugar emblemático en el fortalecimiento de nexos entre grandes y chicos, una tendencia que se expande en la Argentina, como se vio la semana pasada en la conferencia Red Innova realizada en Buenos Aires, que unió a jóvenes con inversores y corporaciones. Ocurre que, como se ha demostrado, cualquier negocio puede sucumbir ante una idea disruptiva, y eso obliga incluso a los gigantes globales a buscar innovación más allá de sus filas.
En otro sentido, este país de Medio Oriente sirve de ejemplo a un proyecto de financiamiento que desarrolla por estos días la Secretaría de Pymes y Emprendedores a cargo de Mariano Mayer, para crear un Fondo de fondos a partir del cual el Estado tracciona la inversión privada. “Aquí, el Gobierno ponía el 85 por ciento y la corporación, el 15 por ciento en un fondo de incubación tecnológica que dio origen, por ejemplo, a The Kitchen, de la compañía Strauss, socia de Danone, para innovación en alimentos, detalla Rina Fainstein, CEO de P-EcoSys, una firma israelí que implementa prácticas innovadoras de emprendimiento en distintas regiones de América Latina.
¿Por qué mirar hacia aquí? Hoy, 40 por ciento de las exportaciones de este país se relaciona con la alta tecnología, un sector de base emprendedora.
No es casual que The Bridge, el primer programa de comercialización para startups de Coca-Cola a nivel global, haya empezado aquí, dice Gabby Czertok, gerente general de la incubadora a un grupo de periodistas latinoamericanos invitados por la ONG Fuente Latina que difunde información entre Israel y los países de habla hispana. Czertok amplía el fundamento: “Israel es el país con mayor inversión de riesgo per cápita, aun por encima de los Estados Unidos, país al que también supera en el índice de innovación de Bloomberg, en cuyo ranking se ubica como el quinto país más innovador del mundo”. Solo en esta ciudad existen más de 50 centros de Innovación y Desarrollo, algunos de compañías extranjeras, y concentra cinco mil nuevas empresas de high tech, por encima de grandes capitales como Londres (tres mil), Berlín y París (ambas con 2 500). Por citar algunos ejemplos, Google, IBM, Facebook, Apple y Amazon adquirieron firmas nacidas aquí en los últimos años.
En concreto, describe Czertok, durante los seis meses en los que se extiende el programa, empresas en un estadio inicial de desarrollo o más avanzadas que ofrecen soluciones de software, reciben capacitación y monitoreo relacionado con el área comercial. También pueden tener la posibilidad de poner a prueba su herramienta en la compañía o asociadas en mercados internacionales.
A grandes rasgos, el desafío para los emprendedores consiste en diseñar, implementar e integrar sus ideas para resolvernecesidades que afrontan multinacionales como Coca-Cola y, desde este año, el gigante de entretenimiento estadounidense Turner, que se sumó a la aventura.
Además, agrega el hombre al frente de The Bridge, los nuevos empresarios tienen la oportunidad de que su idea sea licenciada por la compañía, que en este proceso no adquiere acciones del proyecto ni toma posesión de la propiedad intelectual, como sí ocurre en otros modelos de incubación.
Las firmas que pueden acceder al semestre que promete acelerar su negocio son las recomendadas por algún miembro del ecosistema, cuyas creaciones puedan inscribirse en cualquiera de las áreas en las que Coca-Cola tiene interés: relacionamiento con los consumidores, menudeo (retail), cadena de suministros, innovación en mercadotecnia (marketing), salud y bienestar.
Entre los ejemplos destacados por Czertok está Cimagine, una solución de realidad aumentada que en un principio creían ajena al foco de la compañía, ya que consistía en la visualización de muebles en ambientes reales, dice el hombre que oficia de nexo entre la compañía de bebidas y los emprendedores (entrepreneurs). Finalmente, la herramienta resultó en una innovación, ya que permite, por ejemplo, visualizar distintos diseños de heladeras en los comercios de los distribuidores. Cimagine, que ya funciona en 22 países, ayudó a elevar veinte por ciento la comercialización de heladeras y bajó de tres a una las visitas de los vendedores.
Otro caso exitoso de la usina es Bringg, una firma que reinventó la entrega a domicilio (delivery) con una plataforma que funciona como un Uber para entregas. “En Vietnam, por ejemplo, ya hicimos más de un millón de entregas, bajando costos y favoreciendo las ventas”, comenta Czertok. En un año y medio, The Bridge hizo 60 pilotos en diferentes mercados y cerró un total de quince acuerdos con los dueños de los proyectos.
En la Argentina existen corporaciones que trabajan codo a codo con los entrepreneurs. Es conocido el caso de Wayra, la incubadora de Telefónica, donde potencia y participa de nuevos negocios, eventualmente relacionados con el cuerpo (core) del grupo. También Mercado Libre impulsa a emprendedores que participen en su plataforma. Mientras que BBVA Francés se acerca cada año a los nuevos empresarios con su concurso de Fintech, Open Talent. Otros, como Mondelez Internacional hacen acciones eventuales, como fue el programa Digital Accelerator, donde emprendedores participaron en campañas para sus marcas. El último en entrar al ecosistema fue Quilmes, que presentó su incubadora Eklos, donde los seleccionados tendrán a AB InBev como cliente.
Fuente: www.lanacion.com.ar/