¿Sabes qué beneficios trae la red de redes y cómo contribuye activamente al judaísmo en la actualidad? Sigue leyendo que lo que viene te fascinará y te aseguro será de tu interés: Internet, un espacio que a simple vista luce inerte y poco tangible, ese algo que hoy día damos por sentado, y que representa un activo común y corriente en nuestras vidas. Algo que siempre está y que a pesar de subestimarlo, es quizás el mejor aliado que tenemos para informarnos de forma inmediata, cosa que no sucedía con regularidad en la época de nuestros padres. Antes de seguir con la historia, vale la pena dejar en claro que, así como podemos encontrar datos que no son tan confiables y carecen de sustento, es un hecho que muchas personas (hablo por experiencia) han invertido una gran cantidad de tiempo y esfuerzo en la creación de plataformas de calidad que, con el paso del tiempo, se han convertido en recursos educativos de enorme valor.

Ya que dejamos en claro cuál es el terreno en cuestión (Internet y sus derivados), me gustaría compartir con ustedes algunas anécdotas que me han sucedido en mi corta vida recorriendo las avenidas digitales:

Estudié en el Colegio Israelita de México (mejor conocido como Idishe, desconozco si se mantiene vigente ese nombre), me gradué exactamente hace diez años y puedo decir con seguridad que desde maternal hasta prepa, el plantel académico hizo una excelente trabajo en prendernos ese “switch del judaísmo” e inculcarnos todas las tradiciones, hábitos, valores, mañas y demás trucos que toda escuela judía tiene bajo un sombrero. Es cierto, aprendí tanto, al grado de apropiarme de esa identidad que forjaron para nosotros. 

Cabe mencionar, que en mis tiempos tuve que visitar bibliotecas y extraer información de libros físicos, lo sé, suena a película de ciencia ficción (o no). Las computadoras e Internet, en aquellos días, constituían una fuente importante de consulta, pero definitivamente no eran lo que son hoy.

Ahora, volvamos al presente. Cambiemos el chip a 2014. 

Vivimos en una época, en la que la información disponible es considerablemente mayor a lo que nuestra capacidad humana puede consumir. Tal vez no nos damos cuenta de esta trivialidad, pero diariamente estamos expuestos a miles de impactos: radio, TV, periódicos, espectaculares, anuncios, spots, Internet, sitios, blogs, mails, mensajes de texto, y así nos podemos seguir con la lista.

¿Por qué traigo a la mesa este tema? 

Porque yo he sido víctima de esta sobresaturación de información. 

Aún no nos conocemos tanto, pero déjenme contarles esto: Mi trabajo actual está basado en Internet y en todo lo que se puede construir en este ecosistema que vive gracias a los avances tecnológicos, mismo que se proyecta en dispositivos físicos. No tengo alternativa ni escapatoria, al menos no en este momento. Es una decisión que tomé y que me mantiene estable.

Me he adaptado para sobrevivir y, por un lado, los beneficios han sido gratificantes, pero por otro, he pagado las consecuencias de vivir en el constante estado de sobrecarga. 

Pienso que sobre todas las cosas que han ido perdiendo sensibilidad, la que más me ha dolido es, en definitiva, el desapego evolutivo hacia la religión. Ya sé, seguramente pensarán que es un pretexto más, pero la realidad es que sin esa variable fija y de cierta forma “obligada” que nos hacía recibir una inyección que incluye hábitos de religión todos los días, las cosas van perdiendo su esencia, un poco. 

Situaciones tan angustiantes como el no saber qué día cae Rosh Hashaná, si mis amigos siguen yendo al mismo “shul” o uno de los problemas más comunes: “¿Cómo se dice melón en hebreo?”, acepto, también es un tema de compromiso e interés, pero esa es otra historia. 

Ahora, no todo es gris en este recorrido. 

¿Cómo he logrado mantenerme al día en la religión? Gracias a las iniciativas -digitales- que han lanzado diversas empresas, organizaciones e incluso personas, tanto en México como en el extranjero, cuyo objetivo ha sido no solo mantenernos actualizados a nosotros como Comunidad, sino a cualquier persona que quiera aprender del judaísmo. 

Para dar un ejemplo de una plataforma que en lo personal me gusta mucho y he seguido desde hace ya varios años, es la que construyó Aish México. 

Para quienes no conocen sobre esta organización, cito un párrafo extraído de su sitio: “Aish haTorah, siendo un movimiento mundial, entre muchas otras cosas, se interesa por llevar el conocimiento de nuestro judaísmo a todo el mundo, creando conciencia, y otorgando herramientas prácticas para poder alcanzar una vida más plena y feliz a través de la evolución personal. Llega México, transmitiendo nuestro valioso legado judaico”.

A reserva de lo que opinen, me parece una visión muy noble y nada forzada pues, está centrada en uno mismo y en cómo la religión puede complementarnos para “poder alcanzar una vida más plena y feliz a través de la evolución personal”.

Aish México ha visto una enorme oportunidad en el entorno digital y lo ha capitalizado acertadamente a través de diferentes puntos de contacto desde su sitio Web, mailings informativos que envían semanalmente y su página de Facebook que, si bien no es la más activa, está actualizada con sus próximos eventos y actividades para quien las ocupe.

Personalmente, lo que más aprecio de Aish México es su compromiso por nutrir sus propiedades, y la forma en la que categorizan su contenido para una fácil digestión. 

Está diseñada de tal manera para que cualquier persona, literalmente, pueda aprender sobre el judaísmo, sus tradiciones, espiritualidad, actualizarse con noticias del día y más. 

Algo que rescato, es que no todo es un comercial para vender la religión (tema que ahuyenta en lugar de cultivar interés) sino, tal cual, ofrece herramientas para ser mejores personas. En esta época, este contenido es algo que se aprecia bastante.

Otras comunidades a las cuales quiero hacer mención especial son: chabad.org y shabbat.com que, siguiendo la misma filosofía de Aish, mantienen plataformas muy “user friendly”, cuyo propósito radica en ofrecer contenido práctico, sencillo y de fácil acceso. Con estos sitios, jamás podré olvidar cuándo es una fiesta judía, cuánto dura y por qué no, saber de dónde sacar una copia digital de un buen Séder de Pésaj en menos de cinco minutos. 

¡Error! Referencia de hipervínculo no válida, un sitio cuya pasión y dedicación coinciden en informar todo lo que acontece dentro del mundo judeomexicano. Todo lo que pasa en nuestra Comunidad está capturado aquí en diferentes formatos, para satisfacer paladares exigentes.

Juventud CDI y HIP.mx son otros dos grandes esfuerzos hechos de jóvenes para jóvenes, con una fuerte presencia digital en lo que a sitio y redes sociales respecta, cuyo objetivo se centra en acercar a los jóvenes a la religión a través de actividades con un tinte más cultural.

Para cerrar esta nota, un dato que seguramente les causará algo de asombro: varias comunidades en el extranjero (y algunas en México, como Bet El y Ramat), han entendido que las personas invierten mucho de su tiempo diario en comunicarse a través de los nuevos canales de interacción y por consiguiente, se han hecho presentes y, lo más importante, relevantes. 

¿Cómo? Manteniendo páginas en Facebook para dar comunicados generales sobre sus rezos, perfiles en Twitter para informar todas las actividades durante las fiestas, y nutriendo canales de YouTube que dedican su contenido a educar a sus seguidores. 

Así que, estimado lector, si aún está en la etapa de negación al cambio y de incertidumbre, no deje pasar un día más. El mundo digital ha venido a facilitar la forma en la que nos comunicamos, en la que intercambiamos experiencias de todo tipo, en la que rezamos, aprendemos y sobre todo, en la que consultamos todo ese conocimiento que alguna vez habitó únicamente en libros de judaísmo y muchos otros temas de interés. 

Teniendo todas estas bases, ¿tenemos un pretexto válido para despegarnos? No lo creo.

Share.

Leave A Reply

Exit mobile version