Veinticuatro horas después de disolver el Parlamento y anunciar

una nueva convocatoria de elecciones, las autoridades israelíes han decidido aplicar un nuevo confinamiento nacional para intentar frenar la pandemia. Este es el tercer cierre nacional en un Estado judío que supera los 385.000 infectados y donde ya han muerto 3.150 personas a causa del coronavirus. El nuevo confinamiento arrancará este domingo a las cinco de la tarde y por un periodo inicial de dos semanas en los que vuelven restricciones como la prohibición de alejarse más de mil metros de casa.

La gran novedad en esta ocasión es que las escuelas permanecerán abiertas, aunque de manera parcial. Otra de las novedades es que todos aquellos israelíes y extranjeros residentes en el país que regresen al mismo, deberán guardar diez días de cuarentena en un hotel bajo control del Ejército.

Las autoridades han decidido adoptar esta medida tras un incremento sostenido de infecciones en las últimas semanas que, en cualquier caso, está muy alejado del grave azote que sufren los países europeos. La cifra de contagios supera los 3.000 al día y el Ministerio de Salud llevaba varias jornadas alertando de la necesidad de adoptar medidas de choque para frenar el crecimiento de la curva y reducirla a menos de mil. La noticia se produce cumplida la primera semana de campaña de vacunación y ya son 70.000 las personas que han recibido la vacuna de Pfizer. El Estado judío ha comprado también dosis de las vacunas de Moderna y AstraZeneca y fue el primer ministro, Benjamín Netanyahu, el primero en vacunarse ante las cámaras para transmitir a la población la importancia de dar este paso.

Al otro lado del muro, sin embargo, los palestinos no tienen un plan de vacunación. El primer ministro, Mohamed Shtayyeh, realizó un llamamiento a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los países amigos para que garanticen el envío de vacunas. Preocupa especialmente la situación en Gaza donde dos millones de personas viven bajo el bloqueo de Israel y Egipto y cuentan con un frágil sistema sanitario.

Fuente: elnortedecastilla

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