El 16 de diciembre de 1991 la Asamblea General de las
Naciones Unidas revocó su Resolución 3379 de 1975, la cual definía al sionismo como una forma de racismo. Desde ese entonces, se mejoró la postura internacional de Israel y aumentó su habilidad para desarticular intentos de negar su legitimidad.
La idea de condenar al sionismo había originado de la Unión Soviética de mediados de los años sesenta, antes de la Guerra de los Seis Días, ante su negativa de que la Organización de las Naciones Unidas condenara al antisemitismo. Ya que los soviéticos no pudieron expresar tal postura, condicionaron su aceptación a la condena del sionismo y el nazismo. Esto ocurrió durante las negociaciones de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Racial en el marco de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Durante la cancelación de esta resolución, la ONU expresó: “Por casi una década, Israel y el pueblo judío se mantuvieron pasivos y no intentaron desafiar esta resolución. Sobrestimaron enormemente su impacto y el daño que causó en el mundo, esperando de manera no realista que simplemente se evaporaría”.
Fuente: www.itongadol.com.ar