Sr. BanK i-Moon
Estimado Señor,
Mi nombre es Gila, soy ciudadana israelí y residente del kibutz Nahal Oz, cerca de la frontera con Gaza.
Hace una semana, perdimos a nuestro hijo mayor, Daniel de 4 años y medio de edad, que murió por un proyectil de mortero disparado deliberadamente desde Gaza hacia Israel.
Me dirijo a usted después de que ha anunciado al Primer Ministro Benjamín Netanyahu, el establecimiento de un comité internacional de investigación para indagar los “crímenes de Israel” durante la reciente lucha en Gaza.
Acerca de nosotros: Doron y yo nos casamos hace 5 años y tenemos 3 hijos increíbles: Daniel de 4 años y medio, Yuval de 3 años y medio y Uri de 4 meses de edad. Éramos una familia feliz. Vivíamos en el kibutz Nahal Oz cerca de Gaza, y constantemente nos encontrábamos debatiendo el tema de abandonar Nahal Oz y mudarnos a otra locación, más tranquila, segura, lejos de los lanzamientos de misiles de Gaza y lejos de las alarmas.
Entonces llegó la amenaza de los túneles terroristas, que los miembros del Hamas cavaron de Gaza hacia Israel por debajo de nuestras casas para lastimarnos. En las noches escuchábamos ruidos y voces cavando bajo nosotros. Por lo tanto, durante los últimos seis meses nuestros hijos dormían con la ventana cerrada y con llave. Teníamos miedo de que fueran secuestrados de nuestras manos.
¿Puede imaginarse nuestra vida, Señor Secretario General? ¿Cómo se vive en miedo constante de proyectiles de mortero y terroristas saliendo de túneles?
Entonces, el viernes pasado, fue asesinado. Todas las precauciones que tomamos fallaron. Daniel, de 4 y medio años de edad fue asesinado en nuestra casa mientras jugaba con Yuval en una casa de campaña construida adentro de la casa y no afuera, porque es peligroso. Fue asesinado por un proyectil de mortero disparado por terroristas de Gaza, murió en nuestras manos. Daniel murió frente a su hermana pequeña y mejor amiga Yuval, de 3 años y medio; murió en frente de Uri de tan solo cuatro meses y justo frente a nuestros ojos, su madre y su padre.
Fallamos. No pudimos proteger a nuestro hermoso y talentoso bebé. Daniel fue asesinado por un proyectil de mortero disparado por miembros del Hamas desde una escuela primaria para niños en la Ciudad de Gaza. No fue un disparo accidental de la calle. No fue una muerte accidental. Desde esa escuela los terroristas dispararon deliberadamente hacia el kibutz para asesinar civiles – niños, mujeres, gente mayor. En esta ocasión también cumplieron el cometido. Daniel murió casi inmediatamente. El padre de Daniel, Doron, lo cubrió con una cobija mientras lloraba amargamente y nos escapamos de la casa con dos niños pequeños, dejando atrás a nuestro precioso hijo, para protegerlos de bombazos que seguían explotando alrededor de la casa. Yuval, la hermana de Daniel vio la aterradora escena y entendió que algo terrible había pasado. Es insoportable mirar a esa pequeña observando la pared, en un silencio abrumador con lágrimas rodando de sus ojos.
Esta semana, durante la “Shiva” (ritual judío de luto) en la casa de los padres de Doron, escuchamos acerca de su decisión de crear un comité internacional de investigación acerca de los “crímenes de Israel” durante la reciente lucha en Gaza. Usted informó al Primer Ministro Benjamín Netanyahu media hora después de que nuestro Daniel fue asesinado, tal vez mientras estaba acostado muerto en nuestra sala, cubierto con una cobija.
El comité de investigación va a examinar los “crímenes de Israel” durante la lucha. Al comité de investigación no se le solicita que investigue cómo los terroristas dispararon desde edificios y escuelas de la ONU. Al comité no se le pide que investigue cómo adentro de edificios de la ONU y en hospitales en Gaza la infraestructura terrorista florece y se mantiene durante tiempo, o cómo desde esos lugares los terroristas salen a llevar a cabo actividades apuntadas en contra de personas inocentes.
No va a investigar cómo Hamas abusa del pueblo Palestino, y cómo sus miembros imponen a los residentes de Gaza, incluyendo niños, cavar túneles cuyo objetivo es únicamente el terrorismo en contra de Israel.
No va a investigar cómo después de estas excavaciones llevadas a cabo bajo coacción y en condiciones de esclavitud, el Hamas asesinó a los excavadores, incluyendo a los niños, sólo para asegurarse de que puedan pasar información a Israel.
¿Por qué se queda usted callado? ¿Acaso su silencio indica consentimiento con el abuso del pueblo Palestino y el pueblo Israelí?
Las respuestas a estas preguntas permanecerán desconocidas.
Y quiero preguntarle, señor:
¿Acaso usted y la ONU no ven los enlaces que conforman la imagen del terrorismo global?
Las unidades de terroristas, equipadas por completo y llenas de odio que nos atacaron en nuestros hogares, son las mismas unidades que secuestraron a 43 observadores de la ONU en Siria; son las mismas unidades que decapitaron gente inocente en Siria e Irak; esas unidades estrellaron aviones adentro de edificios concurridos en Nueva Cork en el 2001; esas unidades amenazan la esencia de la vida democrática, y la vida misma, en Europa, los Estados Unidos y en cualquier parte del planeta.
Permíteme contarle un poco más acerca de la historia de nuestras vidas aquí, en la frontera con Gaza. Los padres de mi esposo, Doron, también viven cerca de la valla fronteriza y hace tres años y medio un misil Qassam explotó y destruyó su casa.
Hasta hace algunos años tenían buenas relaciones con los residentes de Gaza. Contrataban trabajadores de Gaza para sus campos y Paulina, la abuela de Daniel, los llevaba a sus casas – a Rafah, cada tarde después del trabajo. Acostumbraban a invitarse mutuamente a bodas u otras celebraciones y seguido viajaban a Gaza o Rafah a disfrutar de las cafeterías en esos lugares.
Todo eso terminó cuando Hamas subió al poder y ordenó a los civiles que trabajaban en Israel, que mataran a sus empleadores; de otra forma, Hamas iba a dañar a sus familias. Los abuelos de Daniel nos contaban esto, anhelando y esperando que la buena vecindad volviera. Incluso encontraron la manera de mantenerse en contacto con sus amigos en Gaza durante la lucha. Como los padres de Doron y sus amigos en Gaza, queremos vivir en buena vecindad, en paz y seguridad. Tenemos la esperanza de que nuestros vecinos, la gente de Gaza tengan la posibilidad de vivir en paz en sus casas y construir y desarrollar su hermoso país. Creemos que la enorme mayoría de la gente en este mundo no quiere ver escenas de sangre, lágrimas y fuego del movimiento radical islámico, sino vivir en paz, disfrutar las risas de los niños, esperar un mejor mañana.
No buscamos a las personas responsables de la muerte de nuestro Daniel.
Únicamente queremos su respuesta y su voz en contra de este crimen y contra el crimen que Hamas perpetra en contra de su propio pueblo.