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Política y revisionismo

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Lituania Mendelevicz

Ante la noticia de la decisión tomada por el gobierno polaco, la preocupación y la polémica que esta acción ha despertado se debe al peligro que implica el hecho de que se acerca a una distorsionada intención de revisionismo histórico, es decir, una peligrosa reinterpretación de la historia. Una cuestión científica sugiere en su uso académico la reinterpretación de hechos históricos a la luz de nuevos datos, o el análisis de hechos con información en ocasiones sesgada por falta de documentos; otra cuestión muy diferente resulta de la manipulación o control de información de la historia con fines políticos, como lo presenta la vertiente del negacionismo, que no respeta la neutralidad y el espíritu crítico en la relación con las fuentes consideradas como testimonio básico del historiador.

Cuando un periodista o investigador se da a la tarea de revisar el pasado, es determinante que se encuentre en el pleno uso de la libertad de expresión. Esta libertad es coartada en la determinación de la ley que ahora aprobó el senado de Polonia al considerar delito penal el uso de la connotación «campos de concentración polacos» para referirse a centros de exterminio nazis como Auschwitz.

Con ello vemos cómo la historia es convertida en terreno fecundo para la controversia política, y en muchas ocasiones, cómo la legitimidad de apuestas políticas del presente se fundamenta en trayectorias históricas del pasado. Es así como la revisión histórica puede estar cargada de polémica y no tener nada que ver con interpretar la evidencia histórica. Es un hecho que los revisionistas que han alcanzado mayor resonancia en la opinión pública normalmente se han beneficiado más de la existencia de un público o grupo mediático ávido de polémica que de una aportación original al conocimiento histórico.

La política nunca ha estado libre de prejuicios ideológicos, por eso falla su compromiso cívico. Lo que acontece en Polonia es algo que plantea un síntoma, y eso es lo que hoy a estas alturas de la historia no debe pasar desapercibido por ningún gobierno, país, y mucho menos por el individuo que no se caracteriza por ser parte un bólido que se mueve según la corriente con la inercia tanto de sus gobiernos como de la opinión pública, o el criterio de cualquier otra persona con la que sin recursos legítimos influya en su mente, cosa que fue la principal característica de lo que en la era de Hitler sucedió con el hombre masa, que queda fragmentado en mil pedazos.

El caso Tamimi