Hace algunos días, algunos de los integrantes del Comité Ejecutivo del CDI, tuvimos la oportunidad de asistir a un seminario en Israel, con la intención de estrechar lazos entre nosotros, conocer de primera mano a muchos de nuestros socios en Israel y maravillarnos con proyectos que ni siquiera imaginábamos, entre ellos el de Shanti House, en el Néguev.

En Israel actualmente hay 330 000 niños y jóvenes en riesgo, 14 000 de ellos enfrentan peligro y viven en la calle. Específicamente en el sur de los 112 000 jóvenes de entre 14 y 21 años; 28 000 se definen como de alto riesgo.

Tomando en cuenta el número tan alto de jóvenes en estas condiciones, una visionaria de nombre Mariuma, ya había creado un centro de apoyo para esta población en Tel Aviv, abrió en 2009 junto con su esposo, una aldea que atiende cada año las necesidades de mil jóvenes en riesgo de todos los rincones del país, especialmente el sur de Israel.

Este oasis se encuentra en la carretera 40, a medio camino entre Sde Boker y Mitzpe Ramon. Tiene una extensión de 54 hectáreas, 150 de las cuales ya están construidas. Aquí viven permanentemente de 35 y 50 jóvenes de entre 14 y 21 años, obligados a abandonar sus casas debido a violencia física, verbal, sexual o emocional, abuso, negligencia, etcétera.

Para muchos de ellos, al igual que para los que solo pasan algunas temporadas ahí, este es el último recurso y una oportunidad única para su rehabilitación, y el establecimiento de una nueva vida antes de abandonarse a la vida en la calle. Este lugar es impresionantemente hermoso, colorido y combina la decoración mexicana y marroquí, los materiales de su construcción son ecológicos, utilizan energía solar, mostrando así con cada uno de los detalles a los jóvenes, que ellos son muy importantes y que solo merecen lo mejor.
Partiendo de que su autopercepción es muy pobre, este lugar físico más el cariño de sus habitantes, la paciencia, el acompañamiento, las terapias con los mejores terapistas del país (equinoterapia, hidroterapia; emocional, familiar) y el mensaje de fe que se les transmite todo el tiempo, hace que un porcentaje muy alto de ellos se integre a la sociedad y no repitan los patrones de abuso que tenían.

Haber conocido este lugar fue realmente un privilegio y un modelo de lo que se puede y se debe hacer en pro de los más necesitados.

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