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¿Cómo fue posible el Holocausto?

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Margot Mochón, Profesora del Curso de Holocausto de Yad Vashem México

Cuando se habla de la Shoá, es común asociarla con el decisivo papel que tuvieron Adolfo Hitler y el partido nazi. Si bien la Shoá fue impulsada principalmente por la ideología racista y antisemita nazi entre 1933 y 1941, es imprescindible entender los entornos y circunstancias que lo permitieron. Enfocarse en el contexto histórico del antes, el durante y el después.

Si examinamos la historia veríamos que no solo fueron culpables los ideólogos y principales perpetradores de la maquinaria nazi, sino también aquella parte de la sociedad que ciegamente creyó y siguió su ideología.

Desde los motivados por el racismo hasta los oportunistas, pasando por aquellos que se conformaron con las nuevas leyes y normas que llevaron a un comportamiento humano difícil de comprender.

Por otro lado, están las víctimas y los victimarios, así como aquellos pocos que reprobaron las conductas racistas, resistieron y ayudaron a salvar miles de posibles víctimas. La Shoá fue un genocidio sin precedentes, total y sistemático, perpetrado por la Alemania nazi y sus colaboradores con el propósito de aniquilar al pueblo judío y a otros grupos.

La Alemania nazi siguió una política destinada a despojar a los judíos de sus derechos y posesiones, seguida del uso obligatorio de un distintivo y la concentración de la población judía. ¿Cómo fue posible que esta política obtuviera una amplia aprobación en Alemania y en gran parte de la Europa ocupada?

Finalmente, en 1941, después de la invasión de la Unión Soviética, los nazis y sus colaboradores iniciaron el exterminio sistemático de los judíos. Para 1945 casi seis millones habían sido asesinados. Para entender la real dimensión de este trágico episodio de la historia, es importante conocer la Shoá de manera integral; estudiar a conciencia los diferentes trasfondos culturales de la época, y las circunstancias que permitieron que sucediera. Sí, conocer y transmitir lo ocurrido para que no vuelva a ocurrir.