El domingo 18 de octubre, el escritor Oscar Roemer presentó su libro de memorias Elegí el barco.
Rodeado de sus más cercanos familiares, amigos y miembros de la Comunidad Judía de México del Centro Deportivo Israelita, el arquitecto de origen vienés y mexicano por adopción, Oscar Roemer, presentó su libro de memorias. Se trató de un encuentro emotivo, alegre, de júbilo y celebración de la vida.
Poco a poco se fue llenando la Galería Pedro Gerson donde se llevaría a cabo la presentación. El día, aunque nublado, ofrecía un paisaje inspirador y lleno de luz. A la cita acudieron los cuatro hijos del escritor, entre los que se encontraron el Dr. Andrés Roemer. En el podio contamos con la presencia de la escritora Rosa Nissán, directora del taller de autobiografía del cual es resultado este libro; la maestra Eufrosina Rodríguez, escritora y amiga entrañable; Oscar de la Borbolla, intelectual y colega cercano; Oscar Roemer, autor del libro; y su hijo Andrés. Todos ofrecieron al público asistente sus palabras de cariño, respeto y admiración; al tiempo que nos compartieron sus impresiones del libro y de qué manera esta lectura los había transformado.
Elegí el barco cuenta las memorias del arquitecto Roemer, sus recuerdos más preciados, aquellas piezas que conforman su vida pero también, y es importante decirlo, es un testimonio histórico. Este libro no solamente tiene un valor personal para la familia del autor; se trata de un libro que nos habla a todos, que da cuenta de cómo una pequeña familia de la Viena de 1938 ve dramáticamente transformada su vida de un día para otro; nos habla de la amenaza fascista, de la violencia, de la crueldad que arrebató decenas de miles de vidas. Pero también nos habla de los sobrevivientes, de los que como Roemer y tantos otros, se aferraron a la vida y no solo lograron escapar y salvarse, sino que han construido un valioso legado en los países donde lograron establecerse. Es un libro doloroso que nos recuerda la tragedia pero que, al mismo tiempo, nos convoca a vivir.
Oscar Roemer eligió el barco, y con él el exilio; una nueva vida, otro país, otro lenguaje, otras costumbres. Como él muchas, muchísimas familias tuvieron que elegir barcos, trenes, largos caminos. Ernesto Roemer, maestro director de orquesta y su esposa Irma, eligieron la huida y también eligieron la vida. La presentación del pasado domingo estuvo cargada de este sentir, de esta fuerza del que sobrevive, del que emprende otra vida y la hace valiosa. El relato de la existencia de Oscar Roemer, que generosamente nos comparte, estremece e impacta a cualquier lector. El día de ayer, a sala llena, corrieron lágrimas por muchos rostros; lágrimas de alegría, de orgullo, de amor, de dolor al recordar, y de júbilo por poder seguir escribiendo la historia.
Para cerrar, David, nieto del escritor, dio las gracias a su abuelo por haber escrito esas páginas. Según el joven dijo, “estos relatos me han ayudado a comprenderme a mí mismo, a encontrarme, a saber quién soy”. Este sentimiento es compartido no solo por los familiares, sino incluso por personas que nunca han conocido a Oscar Roemer; desde ese punto de vista estamos frente a una obra literaria, en la que Oscar Roemer deja de ser sí mismo para convertirse en un hombre, en cualquier hombre que ha escapado, que ha vivido, que ha sufrido y que nos relata su historia en la que nos podemos ver, como en un espejo, aunque sean otros tiempos y otras latitudes las que nos convoquen.
Al final de la presentación un estruendoso aplauso colmó la hermosa galería. Estábamos todos contentos, celebrando la vida.











































