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Irán y la guerra desde las urnas en Medio Oriente

Centro Deportivo Israelita, A.C.

No todo lo que ocurre en Medio Oriente pasa por la competencia militar; hay una importante carrera ideológica (islámica) en la cual se involucran los principales países potencias medias (regionales) como Irán, Arabia Saudita, Turquía, Egipto y Jordania, pero además utilizan como plataformas de competencia territorios cercanos donde pretenden involucrarse en sus procesos militares como Yemen, Siria, los territorios palestinos, entre otros, así como políticos, tales son los casos actuales de Líbano e Irak.

En estos últimos dos países mencionados, la República Islámica de Irán ha pretendido ampliar aún más su influencia a través de una participación directa o solapada en los procesos electorales de estos países, donde han logrado una victoria en las elecciones parlamentarias de El Líbano a través del brazo político de la organización Hezbolá. Ello les permitirá eventualmente ser parte de la coalición mayoritaria en el país y, por ende, mantener una importante influencia del gobierno iraní sobre la política libanesa.

Mientras tanto, en Irak se pretendía que Irán influyera de manera importante en las elecciones iraquíes a través del candidato Hadi al Amiri, por medio de la lista de Fatah como parte de la unión de varios partidos políticos chiitas, incluyendo los combatientes de Hashd, muy cercanos al régimen de Teherán. Sin embargo, los resultados preliminares de la elección del 12 de mayo dan una sorpresa, y es que el islamista Muqtada al-Sadr, de la lista Sairun (Marchemos), que suma entre sus aliados políticos al Partido Comunista, aparece como victorioso en cuatro provincias importantes; incluyendo Bagdad, que en el sistema político iraquí es la gobernación con más cantidad de escaños (69 de 329 totales) por ser la capital.

Aun así, el partido Fatah se mantiene en la segunda posición de votos en esa importante ciudad y además suma victoria en tres gobernaciones más, incluyendo Basora, que es la tercera en importancia política en cuanto a escaños (25 en total), pero la segunda más popular del país.

Por su parte, el Partido Islámico Dawa, del primer ministro Haider al-Abadi, sufrió un duro revés político y no logró capitalizar la totalidad de regiones chiitas que pretendía. Aun así, como ninguna de las fuerzas políticas logrará la mayoría mínima de 165 escaños, mientras se designe un nuevo gobierno, será Al-Abadi quien se mantendrá en la posición, y la designación de quien pueda sustituirlo no será tarea fácil, considerando lo divergente de las posiciones políticas que están en medio de la confrontación política.

Desde la perspectiva de influencias regionales, los países occidentales tendrán que realizar un debate interno entre apoyar una coalición con Fatah y la influencia de Teherán o, por el contrario, darle su unción al grupo Sairun de Al-Sadr, conociendo que durante la época de la invasión estadounidense luchó contra las fuerzas norteamericanas, pero también teniendo presente que, por su posición ideológica, se ha manifestado en contra de la posición de la República Islámica de Irán.

El otro aspecto fue la reunión que tuvo con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, para intentar mejorar las relaciones entre ambos países.

La cantidad de escenarios en los cuales se desarrollan los enfrentamientos de Medio Oriente añade una poderosa sazón que define un poco más que concentrar todos los aspectos conflictivos en un elemento como el dominio de territorio o recursos se queda corto, ante la cantidad de aristas que está de por medio en una zona con conflictos tan multidimensionales y, por supuesto, de alta complejidad para descifrar con simplismos.

*El autor es licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de las Américas, especializado en la temática de Oriente Medio.