- CDI
- ÁREAS DE INTERÉS
- Academias
- Juventud
- Beyajad
- FIT 00
- Galería Pedro Gerson y Terraza Kikar
- Auditorio Marcos y Adina Katz
- Biblioteca Moisés y Basi Mischne
- Ludoteca
- Fiestas Infantiles
- Jardín Weizmann
- AL-HA ESH, El Entrerriano
- Salón para Bodas y Banquetes
- Anúnciate en el CDI
- Enfermería
- Banca Mifel
- Salón de Belleza y Peluquería
- Restaurante
- Zona de alimentos
- SEDES
- EVENTOS ESPECIALES
- INSCRIPCIONES
- BENEFICIOS
- PUBLICACIONES
- BIBLIOTECA
Lo más reciente
Suscribete para recibir Newsletter
Recibe las últimas noticias en tu correo
El canto de las campanas
Título: El canto de las campanas
Categoría: Secundaria
Seudónimo: P. G. E.
Se oyen campanas que chocan entre sí, pero hay algo extraño en ellas. No entonan una melodía alegre ni un tono conocido; suenan a tristeza, a enojo, como si estuvieran fuera de sintonía. Forman una mezcla de sonidos negativos que hacen vibrar el aire, como si una voz invisible intentara advertir algo.
No se percibe un olor fácilmente, pero ¿eso es realmente bueno? No huele a flores, ni a árboles, ni a la tierra mojada que debería acompañar un jardín. Lo que se siente es una ausencia, un vacío que inquieta. Como si la naturaleza hubiera sido expulsada o silenciada. Esa falta de aroma despierta una sensación extraña, como si el lugar tuviera una vida sobrenatural… una que respira en silencio sin dejar rastro.
El jardín parece volverse cada vez más tenebroso. Es difícil imaginar cómo un espacio antes lleno de alegría, de luz y de colores vivos pudo transformarse en algo que provoca temor. A simple vista sigue pareciendo un jardín bien cuidado, repleto de flores hermosas y perfectamente ordenadas… pero hay algo que no encaja. Es como si cada pétalo ocultara un secreto. Como si el viento evitara soplar por miedo a despertar algo.
Las sombras se estiran de manera extraña, como si buscaran tocar a quien se acerca demasiado. La luz parece más débil aquí, como si tuviera miedo de iluminar ciertos rincones. Todo está quieto… demasiado quieto.
Claramente, ahí sucedió —o tal vez está aún sucediendo— algo. Pero ¿qué pudo haber pasado para que un lugar lleno de vida se convirtiera en la peor pesadilla de alguien?
Algunos dicen que, si te quedas el tiempo suficiente escuchando las campanas, empiezas a distinguir palabras entre los golpes metálicos. Otros aseguran que han visto figuras moverse entre los rosales cuando nadie debería estar ahí.
Cuentan que quien se atreve a entrar cuando las campanas suenan más fuerte siente una presencia caminando muy cerca, como si alguien —o algo— lo examinara en silencio antes de decidir qué hacer con él.
Y aunque muchos se han atrevido a entrar para descubrir la verdad… ninguno ha regresado para contarla.
