El monstruo de dos cabezas

Categoría en la que participa .- Infantil A
Seudónimo.- Bella

Había una vez un planeta que nadie conocía que se llamaba Dubi Dubi. No era cualquier planeta, era uno donde no existían los humanos, existían los monstruos.

Un día, el monstruo de dos cabezas preguntó -¿Cómo es el planeta de los humanos?

Entonces todos los monstruos gritaron -¡eh! ¿humanos?

– Sí humanos, los que tienen cachetes – dijo el monstruo de dos cabezas.

-¡Ahh! -gritaron todos.

-Quiero conocer su planeta- gritó el monstruo de dos cabezas.

El jefe entonces les respondió – ¡Muy bien! Pero si los descubren  ya no serán más monstruos, los convertiré en humanos y vivirán en la Tierra. Pobres de ustedes porque los humanos son muy malos y se pelean todo el tiempo.

Entonces el monstruo de dos cabezas dijo -¡No, nos conviertas en humanos! Nadie nos va a descubrir.

Más tarde, el monstruo de dos cabezas agarró  la nave y se fue a la Tierra. Cuando llegó a la Tierra, lo primero que tuvo que hacer, fue buscar a una persona grande y gorda para que se metiera en él y cupieran las dos cabezas, porque ellos tenían magia y su magia era que cuando tocaban a un humano, se convertían en esa persona.

Buscaron y buscaron y después de cinco horas, encontraron al humano perfecto: gordo, grande y amable, entonces  lo tocaron y se convirtieron en él.

Después, el monstruo que ya lucía como todo un humano, se dirigió hacía un hotel que había visto a lo lejos.

Mientras caminaba el monstruo empezó a escuchar cómo hablaban los humanos lo que le causaba curiosidad. Al llegar al  hotel, se metió e intentando imitar las palabras de los humanos, le dijo a la señorita que atendía la entrada:  – ¡Hili ! ¡meme haya gucusi name, ropror ! .

 La señorita los observó de forma rara,  por más que trataba no lograba entender lo que decía esa persona, pero pensó: – Debe querer un cuarto, todos los que vienen aquí, es porque  necesitan  uno. Entonces, la señorita que no le gustaba hacer esperar a los visitantes  dijo – Su cuarto está a la izquierda, pero como el monstruo de dos cabezas no entendía lo que los humanos decían, se fue para la derecha y chocó con el vidrio de la puerta, entonces una de las cabezas gritó – ¡Tenemos que aprender el idioma humano.

Cuando por fin pudieron entrar a su cuarto, una de las cabezas dijo -¡Mira! Esa es una ventana. Vamos a ver.

El monstruo de dos cabezas disfrazado de humano empezó a ver el planeta de los humanos, empezó a ver lo bonito que era. Las dos cabezas pudieron ver  personas abrazándose, otras compartiendo, otras más riendo; vieron niños jugando y viejitos dandole de comer a las palomas.

Cuando llegó el tiempo de irse, salieron del cuerpo del humano grande y gordo y lo llevaron dormido a su casa. Después, buscaron su nave  y antes de subirse, las dos cabezas  dijeron: – ¡Bye planeta de los humanos! ¡Vamos a regresar pronto!. Y volaron.

Al llegar a su planeta le contaron a todos sus amigos lo que aprendieron de los humanos. Una cabeza dijo: – Yo aprendí que hay que compartir. La otra cabeza también habló y dijo: – Yo aprendí que a veces cuando alguien está triste le podemos dar un abrazo.

Todos sus amigos exclamaron: -¡wow¡ entonces los humanos no son tan malos como habíamos pensado. Vivieron una experiencia muy bonita.

Todos los monstruos se dieron cuenta que se habían dejado llevar por chismes que les habían contado. Desde ese día no volvieron a pensar mal de los humanos.