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El secuestrado
El secuestrado
Categoría: Infantil B, CUENTO
Seudónimo: Sopa
Un día muy, pero muy nublado, en un lugar que nadie quiere recordar, en el año 1905, en una escuela llamada “Goguan Trus”, sucedió algo horroroso.
Los protagonistas son 4 niños de sexto grado llamados Lola, Marian, Joni y Alberto.
Todo comenzó cuando en una clase de química, con el maestro Jack, estaban algunos niños comprobando un experimento. Nadie sabrá nunca quién fue, pero alguien mezcló algo equivocado, que hizo una tremenda reacción. Todo el laboratorio explotó y se incendió y cuando todos salieron desordenados, corriendo y gritando, voltearon a ver a la escuela y solo vieron ceniza, ya no quedaba nada de su antigua ecuela. Lo buen fue que nadie salió lastimado ni herido.
Desde entonces, los niños hacen trabajo social todos los días en lugar de ir a la escuela, mientras terminan de reconstruirla. Al equipo de nuestros protagonistas, le dieron el peor trabajo: les tocaba limpiar las casas abandonadas de la ciudad.
Aquel día, empezaron a empacar para la primera casa. Era la casa de la señora Doña Shosha Martínez. Lo único que se les ocurrió empacar fue una botella de agua, un trapo y una linterna, nadie sabe para qué ni por qué.
Llegaron a la primera casa y (esta historia va a dar un giro inesperado) vieron que eran 2 pisos así que empezaron a limpiar el primer piso. Todo iba bien hasta que subieron al segundo piso y escucharon un fuerte ruido ¡¡¡pas!!!. Todos bajaron corriendo las escaleras y encontraron un gran libro viejo tirado en el suelo, con un candado que no permitía que se abriera. Buscaron la llave por toda la casa y no la estaban encontrando hasta que Lola salió y la encontró debajo del tapete de la entrada, gritó: “¡niños ya la encontré!”
Se sentaron en el piso, en un círculo alrededor del libro, todos en silencio y algo nerviosos, lo abrieron con mucho cuidado porque no sabían qué podía haber adentro, ni qué tan delicado era. ¿Lo abrieron? Claro que lo abrieron.
En la primera página del libro decía : ”Sálvenme, estoy secuestrado. Dirección: calle 3, casa 8.” Todos se quedaron mudos, nadie quería opinar.
Lola fue la primera en hablar, dijo: “Hay que llamar a la policía.”
Joni sugirio: ”Hay que decirle a nuestros papás.”
Alberto opinó: “Hay que ir a buscarlo”.
Marian dijo: “Hay no, qué flojera, mejor hay que ir al pedicure y manicure.”
Después de 1 hora de discutir alrededor del libro, lograron decidir lo que iban a hacer: la idea de Alberto. El único problema fue que cuando salieron de la casa, ya era de noche…
“Mejor nos vamos a dormir y ya mañana nos volvemos a ver, está muy oscuro, hace frío y tenenmos hambre”. Todos, excepto Marian, estuvieron de acuerdo. Ella dijo: “Qué flojera, mañana es fin de semana, mejor vamos al manicure y pedicure”. Nadie estuvo de acuerdo con ella porque no querían ir al salón de belleza, así que se despidieron: “Bye, bye, bye, adiosito, hasta mañanita”.
A la mañana siguiente, todos se reencontraron en la casa de la señora Doña Shosha Martínez, incluso llegó Marian, para empezar su búsqueda. Se sentaron afuera para poder compartir lo que trajeron de sus casas. Empezó Joni: “Yo traje una cuerda, un termo y algo para comer”.
Marian: “Yo traje un kit para hacer manicure y pedicure” (todos se rieron ). Alberto: “Yo traje una linterna y una casa de acampar”. Lola: “Yo llevo un teléfono por si algo nos pasa y comida para un año también por si acaso”. Decidieron llevar todo lo que habían traído todos y empezaron a caminar.
Llegaron a la calle 3 casa 8 y tocaron la puerta. No escucharon nada así que abrieron y entraron. En ese momento se escuchó un grito y a pesar de que tenían mucho miedo, entraron y descubrieron que ahí estaba el secuestrado al que estaban buscando. Lo encontraron amarrado a una silla, con unas esposas en las manos y un durex en la boca.
Lola se acercó lentamente, le quitó el durex y él dijo: “Supongo que encontraron la carta que dejé escondida en el libro y lograron abrirlo”. Los niños dijeron que sí con la cabeza porque no se atrevían a hablar, hasta que le preguntaron: “Oye, tú tenías un durex en la boca, si tú no gritaste, entonces ¿quien gritó?”, y él les contestó: “Fueron mis secuestradores”.
Rápidamente, por miedo a que llegaran ellos, lo desamarraron, le quitaron las esposas, se paró de la silla y salieron todos juntos de la casa para irse corriendo de regreso a casa de Lola con todo y el secuestrado.
Después de mucho correr, llegaron a la casa y la mamá de Lola los recibió con un enorme tazón de galletas de chispas de chocolate recién hechas, que olían delicioso, y estaban muy felices de haber vuelto a casa. Le explicaron a la mamá de Lola quién era él y ella estuvo de acuerdo en que se quedaran todos esa noche a dormir con ellos, ya al día siguiente irían a la policía para aclarar todo.
El secuestrado se metió a bañar y todos juntos vieron una película. Al parecer, él estaba muy cansado ya que muy pronto se quedó dormido. Los niños siguieron viendo la tele hasta más tarde y cuando terminó la película, vieron un anuncio que decía: “Se busca al criminal más peligroso del mundo” y apareció una foto del secuestrado que estaba con ellos ¡¡¡en su casa!!!. Como estaban tan cansados y asustados decidieron no decirle nada a la mamá de Lola, además el secuestrado estaba muy dormido y no se había dado cuenta de nada. De tanto pensar y discutir qué iban a hacer, también ellos se quedaron dormidos.
A la mañana siguiente, la primera en despertarse fue Lola que, abrió los ojos poco a poco, vio que todo estaba desordenado y se dio cuenta que solo estaba ella en la casa…
