El sonido del Shofar

Categoría:Preparatoria
Género: Cuento
Título del trabajo: El sonido del Shofar
Seudónimo: Mirey

Tomé el avión a Miami, en medio de la incertidumbre por las noticias del día sobre mi comunidad como posibles secuestros, discriminación y muerte, lo cual es una constante, el aeropuerto siempre se siente así…, inseguro, pero en medio de todo esto, había una pequeña ilusión, el encuentro con papá, la verdad es que lo extraño. Lo que les cuento es un secreto, nadie lo sabe, así que preparo mis planes comunes del día a día, para no mostrar ese sentimiento, hago mis compras, paseos, comidas y todo lo que se atraviese.

Se venía el inicio de año y tenía una nueva oportunidad, como cada año… Pero, parecía que el mundo me odiaba, toda esa semana no paró de llover. ¡Los planes se vinieron abajo! Apenas pudimos salir, la frustración era real, sin tele, sin celular, sin música, sin como pasar el tiempo más que reflexionando.

Sin embargo, ahí cambió todo, estar en compañía con mi papá, justo cuando el mundo exterior era complejo, él fue realmente genial. Me di cuenta de la trampa, siempre vemos las fiestas como simples festejos, y se nos olvida el valor profundo. Pero este año fue distinto, ¡este año fue significativo!

Nadie, ni yo mismo hubiese creído en lo que les voy a contar, para quienes me conocen saben que soy, bromista, relajiento, desinteresado, un tanto incrédulo, dejémoslo en poco serio para no entrar en detalles.

De pronto, en medio de la comida de año nuevo, escuchamos el Shofar, no fue solo un sonido, sino algo especial. Me obligó a detener mis pensamientos, y pude disfrutar, como nunca lo había hecho, le encontré sentido. La emoción que me causó, justo después de la lectura de la Torá hecha por papá, fue inexplicable. Vi cómo todos se reunían, y entendí que a veces las tradiciones se vuelven rutinas. Pero el Shofar rompió esa costumbre que parecía sin sentido, forzándome a tomar conciencia de lo que estaba haciendo en realidad.

Finalmente, llegó Simjat Torá, la fiesta más alegre, volví a ser yo, pero un yo más espiritual, eso nadie lo sabe, y nadie lo sabra, no me gusta decirlo, sólo lo llevo en el corazón. Bailamos y cantamos, celebrando el cierre y el inicio. Fue hermoso ver esa alegría, esa energía tan positiva que te eleva y te recuerda que eres parte de algo.

Pasé unas fiestas bellísimas con mi papá, llenas de rezos y ambiente muy judío. Y aunque no sentí ese impacto espiritual del que algunos compañeros hablan que te transforma de golpe y los lleva hasta la ortodoxia, la verdad es que este año fue muy significativo, fue diferente; es cierto que lo hice por tradición, pero con una conciencia recién adquirida, que espero mantener ahí.

Este año me di cuenta de que el verdadero regalo no era el clima, ni las tiendas, ni las fiestas en si, sino el tiempo inestimable y la conexión profunda que las costumbres me obligaron a vivir, y guardar en mi memoria la imagen de papá.