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La Filosofía después del Holocausto

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Mauricio Pilatowsky

La Filosofía después del Holocausto es el nombre de una corriente de pensamiento que surgió en España a mediados del siglo pasado, y se ha extendido por varios países de Latinoamérica. Su fundador es el filósofo Manuel Reyes Mate, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien instaló un seminario en donde se ha trabajado por décadas y ha continuado, después de su reciente jubilación, bajo la coordinación de José Antonio Zamora, otro renombrado filósofo español.

Para los que trabajan desde esta perspectiva, el Holocausto representó un verdadero quiebre de la razón, ya que fue en el corazón de la Europa Ilustrada en donde se instrumentó uno de los episodios más oscuros de la Historia. Para todos aquellos que ingenuamente piensan que la ciencia, el arte y el desarrollo de la cultura nos alejan de la barbarie, lo que sucedió entonces nos demuestra lo contrario: que el pensamiento al servicio del crimen se vuelve exterminador.

Para los filósofos que participan de este proyecto, existe una responsabilidad por desarticular los mecanismos que conducen a la instrumentalización del saber convirtiéndolo en cómplice de la violencia; para lograr este objetivo hacen una revisión crítica de los postulados mismos de la razón ilustrada. En esta búsqueda, se recurre a las aportaciones de los pensadores judíos que fueron marginados por el pensamiento europeo para poder así orientar la convivencia humana de forma incluyente evitando que la violencia exterminadora siga operando, como no lo ha dejado de hacer hasta nuestros días.

Son muchos y muy complejos los aspectos que se trabajan en esta corriente filosófica por lo que sería materialmente imposible pretender abordarlos en este breve artículo, así que solo destacaremos el que se relaciona con el recuerdo de las víctimas de la Shoá: el de la memoria.

Desde la Ilustración se ha recurrido a la idea de progreso para justificar las políticas que sacrifican el presente e invitan a olvidar el pasado; a nombre de un mundo por venir se nos pide aceptar las injusticias del presente y perdonar las del pasado. La Filosofía después del Holocausto cuestiona esta instrumentación del tiempo, y advierte que la exigencia de un mundo mejor no debe aceptar postergaciones, y que solamente haciendo justicia a las víctimas del pasado podemos pensar en un futuro más promisorio.

A las víctimas del Holocausto les fue negado el futuro, sus vidas fueron truncadas por una ideología que decía fundarse en la ciencia y el progreso. Es imposible reparar lo que los criminales les hicieron, lo que nos queda es hacerles justicia por medio de la memoria no permitiendo que su sufrimiento se convierta en un dato más en las estadísticas de la razón instrumental. Los investigadores de esta corriente sienten el compromiso de elaborar una filosofía que no permita que esto se siga repitiendo.