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La paloma de mi mente
Título: La paloma de mi mente
Categoría: Secundaria
Género: Cuento
Seudónimo: Sara
Era una noche fría de invierno en la silenciosa y solitaria casa de Anastasia. Habían pasado 11 meses desde que había fallecido Laura, la hermana mayor de Anastasia, pero ella seguía desplomada, como si hubiera pasado solo ayer. Anastasia era la mejor amiga de Laura y Laura la de Anastasia, hacían todo juntas; comer, bailar, dormir y muchas cosas más.
Todas las noches extrañaba a su hermana, pero hoy raramente mucho más de lo normal. Cuando extrañaba más a Laura hacía más frío, más viento, más hambre de lo normal. Anastasia ya se había acurrucado en su cama, cuando vio algo volar por la ventana. El animal desconocido se fue acercando poco a poco a su habitación hasta que pudo oír el aleteo de sus alas. Le dio una sensación de que era una paloma mensajera, así que extendió su mano por la ventana ahora abierta para acariciarla. Al tocarla se le quitó el frío y sintió un abrazo imaginario por detrás, justo como los que le daba su hermana. Sin darse cuenta se quedó dormida gracias a ese cálido abrazo.
A la mañana siguiente, la paloma volvió y Anastasia emocionada la llevó a su cuarto y sorprendentemente no intentó huir. Esa misma noche le estaba dando de comer a la paloma, ya que hacía frío afuera y la paloma estaba desnutrida. Después de un rato de acariciarla pensó en su hermana y escuchó su voz, la voz de Laura diciendo “Hola, hola ¡estoy aqui!” Sin embargo, no la veía, pero aún así le respondió: “Hermana, te escucho” Laura le contestó y conversaron durante horas mientras no dejaba de acariciar a la paloma.
Hablaron de la vida, de cómo se extrañaban y de todo lo que había pasado.
Se dio cuenta de que cuando dejó de acariciar a la paloma, dejó de escuchar a su hermana. Intentó volver a agarrarla pero huyó. Ahí fue cuando se dio cuenta de este maravilloso poder: Hablar con su hermana cuando la paloma se lo permitía.
Desde entonces trataba bien a la paloma, le daba de comer, la acariciaba y a cambio todas las noches ella podía hablar con Laura. Desde ese día su vida se puso mucho más feliz, porque tenía la voz, y solo la voz pero de su mejor persona con ella, todas las noches, solo tenía que acariciar a una paloma. Después de días y noches le dejó de dar mucha importancia y lo veía como algo habitual, le quitó el valor que tenía.
Al darse cuenta de lo “fácil” que era esto, intentó enseñarle primero a su mamá, pero no lo entendía, simplemente no funcionaba el “truco” con ella, así que fue con su papá y hermano y tampoco. Se enojó al ver esto y le empezó a gritar a la paloma, como si perdiera el control porque la paloma obviamente no la entendía y su mamá la castigó por mal comportamiento y la mandó a su cuarto.
Ya en su cuarto vio a la paloma a lo lejos y le reclamó, la paloma le dio a entender a Anastasia que le quitó ese “poder” por faltarle al respeto y ella intentó pedir disculpas, pero no fue perdonada.
De lo que no se dio cuenta es que su mente la estaba castigando a ella misma, ya que nunca habló con Laura realmente, todo era su imaginación. Así como su mente la había castigado, también la había amañado y nada fue real.
