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Los 3 pandas
Título: Los 3 pandas
Categoría: Infantil B
Seudónimo: Ciciric
Había una vez tres pandas muy simpáticos que vivían en un pueblito escondido entre las montañas llamado Jenelle. El mayor se llamaba Tedy, un panda fuerte y valiente; la del medio era Andrea, curiosa y alegre; y la más pequeñita, Emilia, dulce y un poco tímida. A pesar de sus diferencias, las tres eran inseparables y compartían grandes aventuras juntos.
Un día soleado y cálido, con el cielo despejado y las flores llamando a jugar, las tres pandas decidieron salir a pasear y explorar el bosque cercano. Caminaron entre árboles gigantes y arbustos llenos de bayas, riendo y recogiendo hojas y flores para hacer coronas. Mientras más se adentraban, pudieron escuchar el sonido suave pero constante de agua corriendo.
Entonces, entre los árboles, apareció ante sus ojos una cascada hermosa, con un agua azul brillante que caía con gracia y formaba un lago cristalino. Quedaron maravilladas, su brillo parecía mágico. Tedy tomó la mano de Andrea, y Emilia se aferró al brazo de su hermana mayor. Con emoción dijeron:
—“¡Qué lugar tan increíble! Tenemos que volver aquí muchas veces.”
Se sentaron cerca del agua, saltando piedras y dejando que el frescor del lago les rozara los pies. Sin embargo, Tedy no pudo evitar recordar que el sol comenzaba a ponerse poco a poco, y entonces dijo con cariño:
—“Es mejor que regresemos, mamá se preocupará si no estamos.”
Las tres pandas se miraron y asintieron, recogiendo algunas flores para regalarles a sus papás. Caminaron de regreso a casa con el corazón lleno de aventuras, pero al llegar se encontraron con una escena alarmante: mamá no estaba y papá estaba llorando desconsoladamente.
—“¿Qué pasó?” preguntó Andrea, preocupada.
Papá las abrazó fuerte y entre lágrimas contó:
—“Mamá salió a buscarlas cuando no volvieron a la hora que esperaba… Pero se resbaló y cayó en un lago profundo y peligroso. No sabemos dónde está, y estoy muy nervioso.”
Emilia, con sus ojitos grandes llenos de miedo, preguntó temblando:
—“¿Y qué vamos a hacer, papi?”
Tedy, aunque asustada, se armó de valor y dijo con firmeza:
—“No podemos quedarnos aquí. Tenemos que encontrar a mamá. Somos un equipo, hermanitas, y juntas la traeremos de vuelta.”
Papá se secó las lágrimas, les ayudó a ponerse sus trajes de baño y les recordó:
—“Con cuidado y mucho valor. Vamos a salvar a mamá.”
Salieron corriendo hacia el bosque, llamando con todas sus fuerzas:
—“¡Mamá! ¡Mamá! ¿Dónde estás?”
Mientras avanzaban, Emilia confesó su miedo en voz baja:
—“Papi, tengo un poquito de miedo.”
—“Eso está bien, Emilia,” respondió papá con ternura. “Pero el amor y la valentía son mucho más grandes que el miedo. Solo tenemos que estar juntos.”
Cuando llegaron al borde del lago, vieron el agua tranquila, pero sabían que el peligro estaba dentro. Las tres pandas se miraron, tomaron aire y se pusieron de acuerdo:
—“En 3, las tres saltamos juntas, y nadaremos fuerte hacia mamá.”
—“¡Uno, dos, tres, bruuum!”
Entraron al agua fría y clara, sintiendo cada movimiento del lago. Al fondo, divisaron a mamá luchando por mantenerse a flote. Con toda su fuerza nadaron hacia ella, la abrazaron y la levantaron suavemente hasta la superficie. Exhaustas pero llenas de esperanza, empezaron a nadar de regreso.
Cuando por fin tocaron tierra firme, mamá respiró hondo y les sonrió con lágrimas en los ojos.
—“Gracias, mis valientes pandas. Ustedes me salvaron.”
Todos se abrazaron muy fuerte, con el corazón lleno de amor y gratitud, sabiendo que juntos podían superar cualquier dificultad.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
