- CDI
- ÁREAS DE INTERÉS
- Academias
- Juventud
- Beyajad
- FIT 00
- Galería Pedro Gerson y Terraza Kikar
- Auditorio Marcos y Adina Katz
- Biblioteca Moisés y Basi Mischne
- Ludoteca
- Fiestas Infantiles
- Jardín Weizmann
- AL-HA ESH, El Entrerriano
- Salón para Bodas y Banquetes
- Anúnciate en el CDI
- Enfermería
- Banca Mifel
- Salón de Belleza y Peluquería
- Restaurante
- Zona de alimentos
- SEDES
- EVENTOS ESPECIALES
- INSCRIPCIONES
- BENEFICIOS
- PUBLICACIONES
- BIBLIOTECA
Lo más reciente
Suscribete para recibir Newsletter
Recibe las últimas noticias en tu correo
Los asesinatos melodiosos
Los asesinatos melodiosos
Escrito por Willow Van Kuskus
Lily merodeaba por el bosque como si estuviera dormida, sin zapatos, y con el corazón roto. Yo la conocí cuando era niña y cantaba y bailaba todo el tiempo a pesar de no poder escuchar, tenía música adentro. Ahora es una sombra de quien fue. Yo también soy una sombra.
Pero esta no es la primera parte de la historia. Te lo cuento desde el principio.
Una vez hubo un hombre. Ese hombre en particular tenía una gran suerte. Tenía una maravillosa esposa. Dos niños muy lindos, una niña y un niño. Y era muy rico.
Un hermoso día, los dos niños, la niña, quien se llamaba Laura, y el niño, quien se llamaba Loon, se fueron a jugar en el bosque. Cuando no regresaron a la hora de cenar, los padres se comenzaron a preocupar. Organizaron una búsqueda en el bosque, la policía, quien había estado dormida, refunfuñó mucho por haber sido despertada. Y finalmente, después de mucho buscar los cuerpos de los niños fueron encontrados.
Los cuerpos, pero no los esqueletos.
Los niños no tenían ni siquiera un rasguño cuando se los llevaron a los perturbados padres. La policía estaba muy confundida de cómo fue que los esqueletos no estaban ahí.
El jefe de la policía, pensando que no se había buscado suficientemente bien, organizó otra búsqueda, y esta vez se encontró polvo blanco que más tarde fue reconocido como parte de huesos.
Esa noche un grito angustiante emergió de la casa de los padres. La casa fue encontrada totalmente quemada. Sólo la mamá, quien se llamaba Lily, había sobrevivido al fuego.
La policía, de nuevo, estaba confundida de cómo había sido que la casa se había incendiado. Muchos creían que el padre le había prendido fuego a la casa en su angustia y dolor. Lily nunca se volvió a casar. Sin embargo los rumores de más desaparecidos y de más pérdidas de esqueletos continuaron emergiendo de ese poblado.
También se comenzó a ver a Lily merodeando por el bosque sin zapatos.
Nadie entendía lo que estaba pasando, nadie, hasta que yo llegué.
Había viajado a ese poblado llevada por mi curiosidad por los rumores que había escuchado sobre esqueletos que se esfumaban.
Fui a pasear por el bosque, preguntándome el por qué no le habían puesto una reja para que nadie entrara.
No se había puesto ninguna limitación, ya que muchos padres habían asustado a sus hijos con historias espeluznantes para que no fueran al bosque, igual muchos niños traviesos no hicieron caso, y desparecieron.
Entré al bosque con mucha determinación, una mochila y mi ingenio.
De pronto escuché un “crack”, y sentí un picor doloroso en la panza, que dejó un agujero mientras sentía que mis huesos se achicaban. Entonces escuché una voz con tono tan alto que podría romper espejos, la cual murmuraba: “¡huesitos deliciosos, huesitos deliciosos!”
¡Era un monstruo!
Parecía una ballena con pies; todo el cuerpo estaba cubierto de escamas color moho, y parecía que no tenía ojos. Eso lo compensaba con la cantidad de dientes que abundaban en su boca. De lo que podría ser su cuello, salía una especie de manguera donde estaba el aguijón que me había picado.
De pronto, mientras me desvanecía en el suelo por falta de huesos, sentí que unas manos me agarraban fuertemente, y sentí viento, mientras esas manos, y el cuerpo al que pertenecían, corría desesperadamente, lejos de ahí.
Cuando me desperté vi los restos de una casa quemada. Me froté los ojos, y me sorprendí de poder hacerlo, ya que los huesos que pensé que había perdido, estaban de vuelta en mis manos y en el resto de mi cuerpo. Y entonces la vi. Lily.
Me explicó todo. Cómo caminaba por el bosque para salvar a todos ya que no pudo salvar a sus hijos. Le pregunté por qué a ella no le afectaba el monstruo. Me contestó que salía una tonada del monstruo mientras que con el aguijón especial, hacía que los huesos se transformaran en pequeños guijarros, después el monstruo sacudía a las personas y se salían los guijarros, cuando los huesos sentían el aire, se transformaban en su forma original. Y ella, por ser sorda, no escuchaba esa melodía y no le afectaba.
Quise saber más, por qué los pocos cuerpos que se encontraban no tenían ni una herida. Me contestó, con señas, cómo el aguijón mismo contenía algo que sanaba todas las heridas.
Después, aterrada, le pregunté cómo es que yo estaba bien, si había sentido que mis huesos se achicaban. Me dijo, que si todos los guijarros se quedaban en el cuerpo, si se alejaba del monstruo y de la melodía, entonces regresaban a su forma original.
Mi última pregunta fue la que hasta ahora no me deja dormir: qué hacía con los huesos. Lily sólo me miro e hizo un movimiento con la boca.
Así es como sobreviví al monstruo traga huesos y estoy contando esta historia.
Fin.
