Energía, Pasión, Entrega, Arte, Talento... Hay innumerables palabras para describir un movimiento que lleva con nosotros desde 1971. Este año le pedimos a los participantes que lo hicieran; y entre risas dudosas y serias meditaciones a todos se les prendió la misma chispa en la mirada. Fiesta, Magia, Expresión, Sudor, Rock & Roll... Pasamos de escuchar canciones a escuchar agradecimientos y relatos de añoranza por distintas épocas del festival, las cuales giraban en torno a la pertenencia y el autodescubrimiento que les brindó contar con un espacio así. Este año esperábamos canciones que cambiaron al mundo, y realmente nos topamos con anécdotas de cómo el festival ha cambiado la vida de sus artistas. Unión, Herencia, Crecimiento, Oportunidad, Alma Mater… Hallamos que de una generación a la otra, se transformaron los peinados, la ropa y la tecnología; y sin embargo, encontramos que en la música bailamos, cantamos, saltamos y lloramos de la misma manera. La música siempre nos vibra en el cuerpo, nos transporta y nos conecta. Se escucha con los oídos pero se siente en el corazón. Música, Historia, Comunidad. Blowie.
//Samantha Konstat