//Adrián Vázquez
La edición XXIV del Festival Habima presenta el sábado 13 de junio como función de gala la presentación de la obra Wenses y Lala.
Su inicio tiene varios puntos de inspiración
Temáticamente surge de la soledad, de la añoranza, de la nostalgia por no estar con los seres queridos. Las primeras escenas surgieron en una gira de cuarenta días por España, donde la distancia aumentaba el deseo de estar en Tijuana al lado de mi esposa y mis hijas, de estar en ese espacio donde uno es completo.
Anecdóticamente, nace de la admiración y el ejemplo de amor de mis padres.
Escénicamente, la historia desde el inicio fue pensada para actuarla al lado de la queridísima Teté Espinoza, a quien personalmente considero, junto con Sara Pinet y Sonia Franco; una de las mejores actrices de Teatro de su generación, de las más completas y profesionales. Que sumado a que ya llevamos más de siete años colaborando juntos, la hace, para mí, la cómplice perfecta para esta travesía
Sobre la obra y personajes
Los protagonistas de esta historia, Wenses y Lala, crecieron e hicieron su vida en algún lugar perdido del litoral del norte de México. La obra habita en una atractiva atemporalidad que consigue, por su misma amplitud, situarse en cualquier momento de nuestras vidas o la de nuestros conocidos. Es una historia de amor, de amor puro. Aquel que ni la muerte puede dejar de hacerlo vivir. Wenses, un hombre valiente, de fuertes convicciones, tímido, muy callado y con sentimientos abrasadores como los del ojo de una tormenta, en silencio. Él es la fortaleza de Lala y Lala la de él. Ella, una maravillosa mujer, vivaz, alegre, entregada, con ese ímpetu por la vida que enamora por siempre a Wenses. Ella es su contacto con el mundo. Juntos aprendieron todo de la vida. Juntos en todas las adversidades. Optimistas hasta el final, porque eso sí, ellos no son de lágrimas, de lágrimas fáciles, nunca lo han sido.
Esta obra está dirigida para adolescentes y adultos.
