//Isaac Richter
Hay pocas situaciones más clásicas que esta. Un grupo de niños y un grupo de niñas se retan a pasar la noche en una casa abandonada y tenebrosa que dicen que podría estar embrujada. Claro, ninguno de los dos grupos cree que el otro puede durar toda la noche, entonces solo tienen que estar más tiempo que el otro grupo. Por supuesto, hay un piano que nadie parece estar tocando y un contexto alrededor de la casa que le deja claro al público desde el principio que algo habita ahí que podría poner a nuestros niños en peligro. Hay quince estudiantes de Secundaria del Colegio Israelita de México en escena bajo la dirección de Alex Goldberg.
Lo que vi en escena:
Una ambientación adecuada para meter a estos niños que están entre fingiendo ser valientes o sin poder ocultar que están asustados. El caos de tener a tantos niños en escena ayuda a crear ese sentimiento de estar en una casa en la que no todo está bien. El diálogo debió haber sido adaptado para los actores en escena, ya que son jóvenes con acentos mexicanos diciendo diálogos que le pertenecen a un acento español y la elección de ponerlos en vestuarios contemporáneos cuando se menciona una guerra que terminó recientemente (que dado el diálogo, suena a que fue la Guerra Civil Española) resulta en un anacronismo algo curioso. Aun así destaca lo mucho que disfrutan el escenario estos jóvenes.
Festival de Teatro Habima 2015
