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El Holocausto

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Maia Ajzen

“El racismo es la teoría que confirma, certifica la existencia de razas superiores, ante las cuales deben estar sojuzgadas las demás razas porque son inferiores. De acuerdo a esta teoría, tienen las razas superiores, la habilidad para mandar, organizar y la iniciativa para todo. Cada raza debe mantenerse aparte. Las razas inferiores deben ser segregadas de las superiores para no ensuciarlas.”

El primer teórico de esta ponencia fue Gobineau, un francés, que en 1853 escribió un libro titulado La desigualdad de las razas humanas, en el que expresa que la única causa de la decadencia de las civilizaciones es el haber mezclado la sangre de las razas superiores con la de las inferiores, lo cual trae como resultado el debilitamiento de las razas superiores.

El segundo teórico fue Nietzsche, un pensador alemán. Él desarrolla la teoría de un “superman”. En su libro Más allá del bien y el mal, describe las características de su “superman”: fuerte, perverso, brutal. Sus obras fueron la base de las ideas nazis.

El tercero fue Chamberlain, un inglés que vivía en Alemania. Él hizo una combinación de las dos ideas anteriores. En su libro Los fundamentos del siglo XIX, (1899), establece la superioridad de la raza nórdica.

Drumond (Francia), Nilus (Rusia), Rosenberg (Alemania), escribieron libros pseudo-científicos, que confirmaban la verdad, veracidad de la teoría racista.

Antecedentes de la Segunda Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial terminó el 11 de noviembre de 1918. En enero de 1919, se reunieron en el Palacio de Versalles, en Francia, representantes de 27 países. El presidente Wilson de los Estados Unidos trajo a la reunión su programa de paz, redactado en catorce puntos, que se convirtió en la base de trabajo en la conferencia. El objetivo del plan era establecer un nuevo orden internacional, basado en el auto derecho del gobierno de los pueblos y la creación de una sociedad general de todos los pueblos.

El 28 de junio de 1919 fue firmado el Tratado de Versalles, y se creó La Liga de las Naciones.

Puntos importantes del Tratado de Versalles

1. Alemania es declarada culpable de iniciar la guerra y por lo tanto debe pagar indemnizaciones por todos los daños ocasionados por la guerra.

2. Alsacia-Lorena pasan a ser parte de Francia.

3. Poznan es adjudicado a Polonia.

4. Se le quitan a Alemania todas sus colonias.

5. Alemania debe renunciar a partes de su territorio:

A) Prusia oriental es dividida para darle a Polonia una salida al mar Báltico.

B) Austria y Hungría se convierten en países independientes.

C) Las minas de carbón de Sarre pasan a ser de Francia por quince años.

D) Danzig se convierte en ciudad libre.

6.  Alemania debe reducir su ejército y se le prohibió toda actividad aérea.

7.  Alemania se convierte en república.

Recibe el nombre de República de Weimar, porque es proclamada como tal en la ciudad de Weimar.

Esta nueva república tenía muchos opositores entre el pueblo. Por un lado los ultra-derechos bajo la influencia del fascismo y por otro lado el militarismo de los Yunkers prusianos.

Resultado de la Primera Guerra Mundial

La guerra dejó, tras de sí, muchas muertes y pérdidas económicas, es decir, una terrible crisis económica, una gran inseguridad y desesperación se sentía en toda la Europa: revoluciones, hambre, pobreza y falta de trabajo.

Como resultado del Tratado de Versalles, cambió en 1919 el mapa de Europa. Los grandes imperios: Rusia, Austria-Hungría y Alemania se resquebrajaron y nuevos países surgieron: Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Yugoslavia y Rumania.

Alemania, más que los otros países sufrió después de la Primera Guerra Mundial, debido a las pesadas condiciones que le fueron impuestas con el Tratado de Versalles.

La crisis económica fue haciéndose cada vez más pesada y la inflación más elevada, más marcada, hasta provocar la bancarrota de la clase media y el nacimiento de un sentido de venganza.

La república de Weimar (la Alemania de la posguerra) no logró consolidarse. En secreto o ante la indiferencia de las potencias, empezó a armarse. Por todas partes aparecían procuradores nacionalistas, que tanto ocultar como abiertamente, creaban una atmósfera de venganza entre la población. Se propagaba entre el pueblo un sentido de patriotismo exageradamente exaltado, prometían que si el partido llegaba al poder, harían florecer al país en todos los sentidos. Los filósofos teutónicos comenzaron a predicar las ideas de la raza superior y del pueblo alemán que dominaría a todas las demás razas y pueblos.

El desilusionado pueblo alemán, aceptó esa teoría, esas ideas fácilmente.La situación económica parecía no tener solución, no había trabajo, estaban heridas en su dignidad y orgullo patriótico, por lo que las masas aceptaron al primer oportunista que les prometió cambiar para bien la situación. Se formó el movimiento nacional- socialista (nazi) bajo la dirigencia de Adolfo Hitler, un fanático que elevó la teoría racista y la convirtió en el programa de salvación del pueblo alemán. Logró ganar el apoyo tanto de la plebe como de los Yunkers que ansiaban implantar el militarismo prusiano basado en la conquista de países.

En el año de 1933 logró el partido nazi llegar al poder y el mariscal Hindenburg (entonces presidente de Alemania) entregó el poder.

Adolfo Hitler

Nació en un pequeño pueblo situado en la frontera de Alemania y Austria el 20 de abril de 1889. Fue un mal alumno y en secundaria se salió de la escuela. Nunca se culpó de esto. La culpa la tenían sus maestros, a los que describía como “locos”, “anormales”, “tiranos” y con más adjetivos similares.

Después de la muerte de su padre, vivió la familia en la pobreza. Su madre no tenía la posibilidad de mantener a la familia.

Hitler nunca quiso trabajar, días enteros soñaba en ser artista. Cuando cumplió 18 años, se fue a la ciudad de Viena y trató de entrar a la Academia de Bellas Artes de Viena. No pasó el examen de admisión. Se presentó una segunda vez y también falló. Ya en aquellos años estaba convencido de que las personas blancas, altas, rubias, con ojos azules, tienen sangre pura y son superiores al resto de la gente. Él los llamaba arios.

Después de la muerte de su madre, vivió Hitler en hogares para pobres, para desplazados, para gente sin hogar y comía en cocinas públicas. No hacía nada, no tenía familia, ni amigos, ni trabajo, ni novia y tampoco país.

Era tan pobre que un ropavejero judío por lástima le regaló un abrigo viejo para que se abrigara.

En aquel tiempo se imprimía en Viena mucha literatura antisemita. A Hitler le gustaba mucho leer este tipo de temas. En 1913, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se enroló en el ejército. Cuatro años estuvo allí, fue herido y obtuvo una medalla.

En 1918 cuando Alemania fue vencida, se sintió engañado y defraudado. No podía entender cómo los arios fueron vencidos.

El ejército alemán se fue disolviendo poco a poco, pero una cantidad de soldados no aceptaban salirse del ejército. Eran personas que no se adaptaban a vivir en un mundo libre. Uno de los soldados dio una serie de conferencias a las que asistió Hitler y expresó sus opiniones, ideas y pensamientos que eran antitodo y antitodos, excepto los alemanes puros y el país de Alemania.

Todo lo que expresaba rebozaba odio y violencia y apelaba a los más bajos instintos humanos. Las personas que venían a escuchar estas conferencias eran personas que no tenían trabajo, amargadas, igual que Hitler y sus ideas les atraían y las escuchaban con mucha atención y entusiasmo.

En 1919 se hizo Hitler miembro del partido del trabajo alemán, un pequeño partido político que consistía de siete personas. En poco tiempo Hitler se convirtió en el líder de este grupo y atrajo a más miembros. Fue entonces que Hitler notó que tiene talento para hipnotizar a la gente con sus discursos. En 1920 se cambió el nombre del partido a Partido Nacionalsocialista alemán (Partido Nazi).

Él preparó un programa de metas que deseaba lograr. Prometió que si llegaba al poder no habría desempleo, inflación y crisis. Hablaba de judíos y comunistas como traidores a Alemania, y los señalaba como los culpables de la derrota en la guerra y prometía que su pueblo alemán se quedaría con sus bums. Para aquellos amargados, enojados por la derrota, les prometía devolver al país su orgullo, grandeza, dignidad y brillo.

Al principio no se le prestó mucha atención y hasta se burlaron de él. En las reuniones del partido se reían de él y se hacían chistes de lo que decía y hacía. Entonces, forma un grupo de vigilantes vestidos con uniformes color café, que cuidaban que no se interrumpiera, mientras él hablaba y todo se llevara a cabo con disciplina. El poder de este grupo fue creciendo poco a poco. No sólo lograban que hubiera orden y disciplina en las reuniones del partido nazi, sin que provocaran disturbios en las reuniones de otros partidos.

Trató de ganar el poder. Fue arrestado y mandado a prisión. Durante su estancia en la cárcel escribió un libro, Mi lucha (Mein Kampf) en el cual describió sus sentimientos hacia los judíos y otras minorías, así como qué haría con ellas, su opinión acerca de Alemania, el lugar que habría de ocupar entre las naciones, ideas racistas, acentuando la superioridad de la raza aria y de Alemania.

El libro no se vendió mucho. Aquellos que lo leyeron lo consideraron el producto de un maniático, de una persona anormal y no se le prestó gran atención. Al salir de prisión se dedicó a la organización del partido nazi. Poco a poco más personas se fueron agregando al partido. En 1928 el partido ya contaba con 108 mil miembros.

En 1929 fue la gran depresión y en eso vio Hitler su gran oportunidad para ganar votos para su partido. Se hizo una gran campaña publicitaria y en las elecciones de 1930, gana 107 asientos en el parlamento. 

En 1932 el presidente Hindenburg nombró a Hitler canciller de Alemania. En febrero de 1933 un incendio destruyó el edificio del Parlamento. Fueron culpados los comunistas. Más tarde se declaró que los nazis habían provocado el incendio, pero ya era muy tarde. Hitler ya había convencido al presidente Hindenburg que los comunistas eran un peligro para el país y creó un decreto para la protección del pueblo y su país.

Con este decreto fueron eliminados todos los derechos individuales y civiles de la población. Se daba a los nazis el derecho de hacer lo que quisieran en el Tercer Reich. Podían entrar en hogares privados sin órdenes legales, ni conversaciones telefónicas, confiscar propiedades, joyas, dinero, ropa, muebles y cuentas bancarias. Podían abrir correspondencia privada y telegramas. Obligaron a la prensa a escribir lo que ellos ordenaran y los programas de radio transmitían lo que el partido permitía. Fueron prohibidos todo tipo de reuniones de personas y de otros partidos. En marzo de 1933, Hitler se convirtió en el dirigente del Reich. Al morir Hindenburg en 1934, 80% de la población vota por Hitler como presidente de Alemania. En unos cuantos años tuvo Hitler el control de la prensa y radio (los medios de propaganda), educación y cultura. Toda Alemania era nazi.

Se escribieron nuevos libros de texto para las escuelas y una nueva cultura se desarrolló. El libro Mein Kampf, se convirtió en lectura obligatoria.

En 1938, sin batalla, sin guerra anexó Austria, y unos meses después conquistó Checoslovaquia y en septiembre de 1939 atacó Polonia.

Este momento es considerado en la historia como el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

 

Prioridades en la enseñanza de la Shoá

Mis pensamientos al escribir el libro de texto en yidish para mis alumnos de tercero de preparatoria eran ambiguos.

Mi cerebro me indicaba que estaba preparando un libro de texto de historia, y que debería ser objetiva, pero mi corazón me decía otra cosa: “Debes dar conocimiento, transmitir al mismo tiempo un mensaje muy claro. Recuerda lo que pasó, por qué pasó, no lo olvides para que en el futuro puedas evitar que esa tragedia vuelva a repetirse en el mundo contra cualquier pueblo, grupo, minoría o individuo”.

Hay que conocer las causas, reconocer a los líderes negativos deseosos de poder para evitar que lleguen a gobernarnos y eso sólo se logra con conocimiento de causa, con conciencia, memoria, tolerancia y comprensión.

Es por eso, con esa idea, con ese sentimiento que traté de transmitir a través de mis clases por más de tres décadas y en mis libros de texto, el porqué de las cosas, y las consecuencias que pueden tener nuestros actos. Debemos buscar, dicho por Simón Wiesenthal, “Justicia y no venganza”. 

Vierte tu furia

En un congreso de altos funcionarios en los Estados Unidos le preguntaron al Profr. Abraham Iehoshua Heschel si no había llegado el momento que el Gobierno de Israel declare un perdón general a los crímenes cometidos por los nazis.

Respondió el profesor: “Vivía en Polonia un gran sabio judío llamado Rabi Jaim de Brisk. Cierta vez viajó en tren vestido como un judío humilde. Entraron al compartimiento tres comerciantes judíos que venían de cerrar un buen negocio y que al parecer habían bebido unas copas de más y comenzaron a jugar a las cartas. Pidieron al rabino de Brisk que se uniera a ellos en el juego y el rabino se negó, a lo cual los comerciantes montaron en cólera y lo echaron del compartimiento. Al llegar el tren a Brisk, se vio una multitud que venía a recibir al gran rabino. Cuando los comerciantes cayeron en cuenta que no habían ofendido a un judío humilde sino al gran rabino de Brisk, se sintieron atemorizados y pidieron su perdón. El rabino se negó a perdonar y explicó: “¿Cómo puedo perdonarles si no me ofendieron? No expulsaron del compartimiento a Rabi Jaim de Brisk sino a un humilde anciano judío. Si piden perdón deben dirigirse a todos los judíos ancianos y pobres en todo lugar y pedirles a ellos perdón. Si lo hacen, tal vez, sean perdonados.

Y así los alemanes. ¿Contra el Estado de Israel cometieron sus crímenes? Que vayan a los montículos de cenizas en Auschwitz, a los ríos de sangre en Maidanek, a las cámaras de tortura en Treblinka, a las pilas de cabellos en Teresienztadt y les pidan perdón. 

Y si de allí surge una voz que diga: “He perdonado, serán perdonados”.

Suplemento especial de la Shoá