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La presencia de México en la Segunda Guerra Mundial

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Lilian Liberman

“En ese marco punzante del drama humano, la asistencia  y la ayuda para los perseguidos israelitas tomó la dimensión de un deber de carácter humano. No había tomado México una actitud franca, abierta, categórica en el asunto. Sin embargo, el drama estaba ahí, y había que ayudar a esa gente.” 1

Desde hace cuatro años he dedicado la mayor parte de mi tiempo a una película sobre Gilberto Bosques. Hoy con mucha alegría, gracias a la difusión de la película y otros trabajos que van apareciendo, volteo y me percato que su nombre ya está siendo pronunciado por mucha gente en México y en otras partes del mundo. Comienza a ser conocida su acción de salvamento de refugiados españoles y judíos en La Segunda Guerra Mundial.

Se ha ido aclarando el hecho de que en el gobierno mexicano, no todos estaban de acuerdo en recibir a judíos expulsados de Europa por el nazi-fascismo2. 

El nazismo se había logrado infiltrar en México y pagaba inserciones pro-nazis en los periódicos. Casi toda la prensa era antisemita, con excepción del El Nacional, periódico del gobierno que entre 1937 y 38 fue dirigido precisamente por don Gilberto Bosques, que a lo largo de toda la guerra, su línea editorial se mostró filo-semita y resistió el embate de los espías del nazismo en México.

Sin embargo, todo lo que he ido aprendiendo de este periodo de la historia, me enseña que hay muchas cosas que dependen de ciertos individuos, como el mismo Gilberto Bosques, o el cónsul en Portugal, Juan Manuel Álvarez del Castillo, que también dio muchas visas a judíos que vinieron a México, pero a diferencia de don Gilberto Bosques (que tenía una amistad personal con Lázaro Cárdenas y que seguramente por eso, no fue sancionado), Juan Manuel Álvarez del Castillo casi pierde su puesto de cónsul, al haber mandado un barco con varios cientos de judíos, que traían visas firmadas por él.

El embajador plenipotenciario de Portugal, defendió y asumió toda la responsabilidad, gracias a lo cual fue perdonado, pues en plena guerra, el gobierno mexicano, pretendía someterlo a un juicio por dicha acción.

Poca gente entiende que la Segunda Guerra Mundial llegó a ser tan grande porque países como Inglaterra, Francia, y Estados Unidos, no hicieron nada para detener a Hitler cuando aún no era tan fuerte o incluso, Inglaterra, no movió un dedo para impedir que llegara a ser canciller.

Es difícil imaginar que Churchill, o Roosevelt, ante eventos como la Kristalnacht, en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, en Austria, en que se rompieron todas las vitrinas de tiendas y casas de los judíos, y se quemaron todas las sinagogas; no tuvieran una imagen clara de lo que representaban los ideales del nazismo desde que Hitler se convirtió en canciller en 1931. Sin embargo, en su odio acérrimo a todo lo que representaban las izquierdas europeas, que en aquella época estuvieron cerca del poder en varios países, las grandes potencias decidieron ¿o dejaron de decidir?, no detenerlo y dejarlo que creciera y matara el riesgo existente de que Europa se viera inclinada hacia una izquierda a la que se temía. En muchos casos se hubiera podido alinear a Stalin que tenía el poder en Rusia y que todas estas potencias consideraron (quizás justificadamente) su enemigo. ¿Pero, quién era más fascista, Hitler o Stalin? Uno era el totalitarismo de la derecha, y el otro, el de la izquierda.

Como México apenas había terminado su proceso revolucionario en 1921, y Cárdenas era un presidente surgido de ese movimiento, la afinidad del gobierno mexicano con los procesos democratizadores que se estaban dando en España, en Austria, en Francia y en Alemania antes del nazismo, en su mayoría social-demócratas, permitieron que se tuviera una actitud de solidaridad con la república española. Ésta era una unión de todas las izquierdas (desde el comunismo hasta el anarquismo, pasando por la social democracia y por el socialismo) en un proyecto republicano, para el cual, democráticamente en las urnas por segunda vez en 1935 se había elegido a Manuel Azaña como presidente. Frente a la rebelión que Francisco Franco desató contra este proceso, apoyado por Hitler y por Mussolini, México envió armas, y ante el bloqueo estadounidense que le impidió comprarle armas para la república, pagó una parte de un cargamento de armas y municiones que se fabricaban en Austria, que serían enviadas a España. Cuando Hitler ocupó Austria, en el Anschluss de marzo, de 1938, ese pedido no sólo no fue surtido, sino que nunca se recuperó el dinero que en eso se invirtió3.

Por su propia voluntad, y por el idealismo de quienes tomaron esa decisión, se envió un escuadrón del ejército mexicano a luchar al lado de los republicanos, y algunos pilotos del mismo ejército apoyaron a los españoles en su lucha contra el fascismo.

De hecho, llegaron brigadas de todo el mundo a apoyar a los republicanos, porque sabían que estaba en juego algo mucho más profundo que un sistema político.

En México, durante el desfile conmemorativo de la Revolución Mexicana, el 20 de noviembre de 1935, los camisas doradas, que era un grupo pro-fascista y antisemita, se enfrentaron con los marchistas y acusaron a los comunistas de provocadores, a raíz de lo cual se organizó una marcha gigantesca para protestar contra semejantes acciones. Mi padre me contó lo impresionante que fue esa manifestación en el zócalo de la ciudad de México, contra los “camisas doradas ”4 que llegaron a crear la Unión Nacional Mexicana y la Legión Mexicana Nacionalista desde donde hacían campaña pro-fascista, y atacaban al Partido Comunista Mexicano llegando al extremo de balear la casa del líder de los trabajadores mexicanos, Lombardo Toledano, por lo que poco tiempo después, Lázaro Cárdenas prohibió su existencia.

La definición más sintética que encontré del fascismo es la siguiente: “Bajo los principios del totalitarismo fascista: ideal de economía autárquica, militarización de la sociedad civil, antisemitismo, durísima censura y una disciplinada organización de la barbarie cuyo objetivo fue dar fin a las llamadas ideologías vencidas (liberalismo, marxismo, separatismo) y al sistema democrático”5. Elevada en autarquía continental de Europa para detener un proceso de democratización en España que se extendió a todos los países del centro de Europa contra las poblaciones judías, eslavas, gitanas y otras.

La conexión de estos hechos con todo lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial es enorme, pues la derrota de los ideales que defendían los republicanos cancelaron para el resto del siglo cualquier intento socializante de los países en Europa.

Entre estos brigadistas, muchas personas eran jóvenes judíos dispuestos a morir por defender la libertad de los pueblos, a decidir su sistema de gobierno. Si reflexionamos sobre lo que sucedió en los países del centro de Europa, en los once millones de personas asesinadas por Hitler, seis de ellos, judíos, uno se cuestiona sobre el temor que tenían todos los gobiernos de las potencias, a los procesos de la izquierda, que ni siquiera pretendían abolir la propiedad privada, ni nada que se le pareciera; simplemente luchaban por lograr una mayor equidad en los ingresos de trabajadores y empresarios.

¿Cuántas vidas? ¿Cuánta energía? ¿Para defender qué? ¿En nombre de la defensa de la acumulación materialista y acumulación de poder? ¿Permitir una persecución a un pueblo como el judío que en general no tenía un papel protagónico dentro de los poderes en los diferentes países europeos?

La inquietud que me acechó mientras hacía la investigación para la película, era la de saber ¿cómo fue que los que tenían una claridad política, se dieron cuenta de inmediato de lo que representaba Hitler?, y pudieron huir a tiempo, muchos salieron de Alemania y de Austria, sabiendo que el peligro acechaba, mientras millones de nuestros hermanos murieron sin entender la razón por la que los eliminaban de manera sistemática.

Según la narración que don Gilberto me hizo cuando lo entrevisté, en el Consulado en Marsella, ayudaron a todo el que llegó a pedir ayuda. No todos querían venir a México; muchos necesitaron la visa Bosques, para poder unirse a la resistencia en sus diversos países (italianos, austriacos, yugoslavos, franceses) y tener un papel en el que decía que ya habían sido aceptados por el gobierno mexicano y que ya tenían trabajo aquí, lo cual no era cierto. Otros, gracias a la visa mexicana otorgada por él y los otros cónsules que estaban ahí a los que don Gilberto coordinaba, pudieron ir a Londres, a Canadá, algunos a Estados Unidos o a otros países de América Latina, y varios cientos, llegaron a México. 

Según él mismo me platicó (y está grabado en video) ayudaron a todo el que se pudo. Incluso, cuando estaban escondidos, porque el gobierno francés se había convertido en colaborador del nazismo a raíz del armisticio de 1940, y persiguió a los judíos en Francia. El consulado llegó a enviar médicos a ayudarlos, cuando estaban enfermos, apoyarlos con salvoconductos para que si los agarraba la Gestapo, ellos pudieran mostrar estos documentos, y para que pudieran vivir en Marsella mientras se juntaba un número de refugiados que ameritara el alquiler de un barco. Don Gilberto, personalmente llegó a ir a campos de concentración franceses para sacar a judíos, para darles la protección de México y enviarlos posteriormente a Veracruz vía Casablanca. Y a muchos judíos, que estaban en campos de concentración en Marruecos y en Argel, como el de Djelfa, les daba dinero que él conseguía para su manutención y para ayudarlos a salir en barcos desde Orán o desde Casablanca.

En palabras de don Gilberto: “Nuestra ayuda consistió en la ocultación de ciertas personas, en documentar a otras, darles facilidades, mejor dicho, llevarlas hacia la posibilidad de una salida de Francia, salida que era muy difícil. Con la documentación mexicana, salieron muchos. Algunos de ellos contaban con la admisión previa de parte del gobierno, a otros se les documentó para que simplemente se les protegiera, y se les ayudó, como decía, al procurarles la visa de salida de Francia y salvarse. Hubo casos que presentaban muchos escollos, dificultades y barreras que sobrepasar. Sin embargo, se extendió hasta lo posible la ayuda a esas personas.” 6

A pesar de que tuvimos extraordinarios maestros de historia en la preparatoria del Colegio Israelita de México, y que estudiábamos Historia de México, la comprensión del país que albergó a mis abuelos y a mis padres en los años veintes, cambió a raíz del estudio de este período de la historia mexicana con la que difícilmente me había podido conectar anteriormente. 

BIBLIOGRAFÍA

1 Gilberto Bosques: el oficio del gran negociador. Investigación y entrevistas por Graciela de Garay, México, Instituto Matías Romero-Secretaría de Relaciones Exteriores (Historia Oral de la Diplomacia Mexicana, vol. 1) re-editado en 2006

2 El exilio incómodo.  Daniela Gleizer.  Colegio de México.

3 Mario Ojeda Revah, México y la Guerra Civil española. Turner publicaciones

4 Tomaron el nombre a semejanza de los grupos nacidos en Italia, en 1919 bajo la égida de Benito Mussolini, que se llamaron camisas Negras, y que se autodenominaron fascios, que quiere decir grupos, que luchaban contra el marxismo y el comunismo.

5 Pablo Carriedo Castro. Los hombres de Lázaro Cárdenas: Apuntes sobre la ayuda mexicana al exilio español. Universidad de Washington. 

6 Gilberto Bosques: el oficio del gran negociador. Investigación y entrevistas por Graciela de Garay, México, Instituto Matías Romero-Secretaría de Relaciones. Exteriores (Historia Oral de la Diplomacia Mexicana, vol. 1) re-editado en 2006.

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