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Recordar

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Peter Katz

Entre 1946 y 1953 llegaron a México ciento ocho sobrevivientes del Holocausto, por razones naturales solamente quedamos cuarenta y siete vivos. El número no importa, lo que importa es que desde el año pasado logramos interesar a un buen número de jóvenes, hijos y nietos, de los que fueron salvados y se pudieron establecer en México.

A los 67 años después de la liberación de los Campos de Concentración y los Campos de Exterminio, casi al final de la Segunda Guerra Mundial, lo que más nos interesa es que el resto de la humanidad, aquellos que viven en nuestro planeta, se hayan dado cuenta de lo que sucedió con los judíos.

Debemos aceptar la realidad, que hay personas que nunca han oído que existió una acción tan definitiva, tan bien planeada, como la matanza de seis millones de seres humanos, de los cuales un millón y medio fueron niños.

Nos interesa, porque la única manera de analizar la historia, es darse cuenta de la importancia de la tolerancia para con los demás. Si no hay respeto de uno para el otro, seguirán los genocidios.

Hasta que tengamos un mundo, en el que los alumnos de las escuelas, los estudiantes de las universidades, los académicos en foros internacionales, estén conscientes de que la única manera de evitar genocidios es estar informado y sentir como propio el amor al prójimo.

Ser parte de movimientos políticos que enarbolen la bandera de los Derechos Humanos, del valor de cada uno de los perseguidos y de su pertenencia al mundo. El mundo que somos todos nosotros.

Hoy además de recordar, debemos tender puentes hacia los demás, convivir con los perseguidos, darles asilo, permitirles rehacer su vida, para que no suceda nuevamente una catástrofe en la que las vidas sacrificadas sean incontables.

Desde luego, siempre recordaremos el Holocausto como una tragedia judía, como haber encontrado solamente materia ósea quemada por el fuego. Los restos de una gran cultura.

Siempre honraremos a las víctimas, a nuestros padres y a nuestros abuelos, a los niños inocentes que fueron liquidados, sin saber ni siquiera el porqué. El Holocausto no puede ser comparado con ningún otro evento, en la historia de la Humanidad.

Sin embargo, ha habido actos de asesinatos masivos, después de la Segunda Guerra Mundial. Hemos visto poblaciones enteras desaparecer. Estamos viendo constantemente represiones a sus poblaciones, por parte de gobiernos que son miembros de las Naciones Unidas, y que no se hace nada para proteger las vidas humanas, detener y castigar a los culpables de actos que van definitivamente en contra de las reglas acordadas entre las naciones a raíz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Esta declaración fue redactada por Rene Cassin, jurista judío francés, Premio Nobel de la Paz en 1968, inmediatamente después de la terrible guerra de 1939-1945.

Esta ley y las que ya existían, solamente van a ser respetadas si los seres humanos obtenemos la mínima educación, para poder entender que el tolerar al prójimo y quererlo como a nuestro hermano, es la única forma de que estos actos sangrientos no se vuelvan a cometer.

En México la apertura del magnífico Museo de Memoria y Tolerancia, en el centro histórico de la ciudad, seguramente va a ayudar a crear el ambiente antes descrito.

Lo demás lo debemos hacer nosotros al hablar con nuestros hermanos y con nuestros amigos. Sobre todo aquellos que no sean judíos.

Ésta es una de las formas de perpetuar el recuerdo de los millones de personas que fueron asesinados y que nunca tuvieron, ni siquiera una tumba. La juventud judía, sobre todo la que asiste a las escuelas de la red, está bien informada. Muchos de ellos han ido a la Marcha de la Vida, que consiste en un viaje de estudio a los campos de exterminio en Polonia y luego una visita a Israel, para conmemorar el Yom HaShoa, Yom HaZicaron y el Yom Haatzmaut.

Los que no han podido ir, están también bien informados sobre lo que sucedió gracias a los múltiples eventos informativos de nuestra Comunidad.

Hemos tenido el privilegio de estar en varios actos conmemorativos con jóvenes mexicanos no judíos. Ellos serán seguramente la clave para que la información sobre el Holocausto se propague.

El recuerdo de nuestros seres queridos que fueron exterminados, seguramente va a seguir por varias generaciones. El Yom HaShoa ya forma parte de la liturgia sagrada judía y es conmemorado en las sinagogas de todo el mundo.

La aparición de la Conmemoración Internacional Anual del día 27 de enero, como día para recordar a las víctimas del Holocausto, por una ordenanza de la Asamblea de las Naciones Unidas, es muy importante para que personas que no sean judías, también participen y estén conscientes de lo que pasó. 

Amén.

Suplemento especial de la Shoá