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La sirena que desafió a Hitler

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Luis García

Los años treinta del siglo veinte fueron una gran época para el desarrollo del deporte mundial, especialmente en Europa, luego de una década de recuperación económica, una vez finalizada la Primera Guerra mundial. 

Entusiastas aficionados de muchos países podían practicar deportes competitivos como el futbol, atletismo, tenis, gimnasia o natación. En Viena, Austria, más de medio millón de espectadores se reunían a las orillas del río Danubio para ver a los ganadores del Vienna Championship, un recorrido de aguas abiertas de siete kilómetros de longitud, carrera que durante más de doce años consecutivos fue ganada por dos nadadoras del Club Deportivo Hakoah, ellas fueron: Fritzi Levi y Heidi Beinenfeld. Heidi fue una de las primeras estrellas de este deporte moderno, atrayendo con su fama y sus actuaciones a muchos jóvenes judíos a la natación, ya que tenía una gran cantidad de admiradores. En 1930 se casó con su entrenador Zsigo Wertheimer, entrenador en jefe y gran motivador de uno de los proyectos acuáticos que iba a escribir uno de los capítulos más interesantes en la historia del deporte judío.

Zsigo y sus sirenas de Hakoah

A mediados de los años treinta, Zsigo se encontraba ante un gran desafío: encontrar nuevas nadadoras que sustituyeran a Fritzi y Heidi quienes ya se encontraban al final de su carrera. El coach Wertheimer era un hombre sencillo pero de una personalidad férrea, fácil de risa y con un don de convencimiento que sabía descubrir las mejores cualidades de cada una de sus jóvenes atletas. Tenía que descubrir una nueva generación de nadadoras que pusieran muy en alto al club de sus amores: Hakoah. 

El club Hakoah fue fundado por varias razones. Por aquel tiempo, principios del siglo veinte, en Austria se introdujo una cláusula aria, lo que se tradujo en que varios clubes sociales y deportivos no admitían judíos entre sus filas. En Viena vivían unos 200,000 judíos, y luego de una permanencia de más de 400 años, la comunidad había florecido, enriqueciendo muchas áreas de la vida austriaca: arte, ciencia, medicina, comercio y después, el deporte, sin embargo, la sombra racista que invadió toda Europa comenzaba a notarse en la vida austriaca. Por eso en 1901, el Club Hakoah fue fundado por un renombrado dentista, Ignaz Herman; y un famoso compositor de ópera, Friz “Beda” Lohner. Por fin, cientos de niños y jóvenes podían practicar a sus anchas el deporte, convivir y crecer sanamente. El club comenzó con un equipo de futbol amateur, y al cabo de diez años, ganaron el Campeonato Nacional de Austria, al vencer sensacionalmente en la final al Westham United por 5 a 0. Toda una hazaña jamás repetida por un club judío a lo largo y ancho del mundo en más de 80 años.

En el año de 1927 el Club Hakoah ya era un orgullo del judaísmo europeo, varios de sus deportistas, en muchos deportes, incluso emigraron, contratados por clubes extranjeros, principalmente de Estados Unidos e Inglaterra. “Queríamos demostrarle a Austria que los judíos podíamos ser buenos deportistas. Todos creían que éramos un pueblo sin tradición deportiva. Teníamos que demostrarles que lo que ellos hacían, nosotros lo podíamos hacer mejor”, decía Ann Marie F., nadadora.

Un joven judío debía estudiar, recibir su diploma, o incorporarse al negocio de su padre, ¿pero ser un atleta? Aunque era impensable, el éxito del deporte en el Club Hakoah fue creciendo en importancia y al cabo de unos años se convirtió en el club deportivo más grande del mundo, según los datos de aquel entonces, Hakoah contaba con más de tres mil socios activos, participando en competencias de prácticamente todas las ramas del deporte: atletismo, lucha libre, saltos ornamentales, gimnasia y, por supuesto, natación. No había ninguna selección austriaca que no tuviera por lo menos tres o cuatro atletas de Hakoah en sus filas y hubo deportes, como la natación que llegó a tener el 90% de sus integrantes.

La 2ª. Macabiada: Tel Aviv 1935

Finalmente Zsigo Wertheimer logró su objetivo, conjuntó un poderoso equipo de natación que en el año de 1936 era el mejor de toda Austria, entre sus atletas estaban Anne Lampel, Elisheva Schmid, Anne Marie F., Greta W., Eli L., Trude F., Luzi H. y las hermanas Hanni y Judith Deutsch. Juntas conformaron el equipo que participó en la segunda Macabiada mundial en el año de 1935, de hecho, toda la delegación austriaca era miembro de Hakoah. Se embarcaron en Roma, en el puerto de Trieste, Italia, rumbo a Haifa para llegar con muchas ilusiones a Palestina, luego de cinco inolvidables días de viaje.

La Macabiada de 1935 reunió a mil 400 atletas de 28 países. Los organizadores esperaban crear conceptualmente una imagen del judío nuevo. Un judío que representara el intelecto, así como la fuerza física. Esto era especialmente importante en una época en que la amenaza nazi y el antisemitismo crecían en adeptos. Tampoco era raro que muchos de los atletas viajaran con la intención de hacer aliá y quedarse a fortalecer la causa sionista.

Corría el año de 1936, cincuenta y un países se preparaban para los Juegos Olímpicos de Berlín, Alemania, que ya se encontraba bajo el control político de Adolfo Hitler y su 3er. Reich. La campeona de natación austriaca Judith Deutsche, alumna del gran Zsigo Wertheimer, tenía que representar a su país porque era la nadadora número uno de Austria. Ese mismo año rompió doce marcas nacionales y estaba considerada por su Comité Olímpico como una de las principales candidatas a la medalla de oro. Una mañana nublada de ese año, días antes de confirmar su participación en Berlín 1936, platicó con su padre para informarle que estaba considerando seriamente si participaba en los Juegos Olímpicos, dada la creciente mala-fama del sátrapa como antisemita. Entonces su padre, hombre de pocas palabras pero de ideas muy firmes le dijo: “La participación en los Juegos Olímpicos para una nadadora que ha dedicado la mitad de su vida a la natación y al deporte y ha llegado a esta cima que es la Olimpiada, es una decisión realmente dura. Tampoco me parece que deberías ir donde Hitler, ya que hay signos en todas partes, en parques, albercas y en varios sitios, no quisiera estar en tu lugar, es tu decisión”. Dicen que Judith tomó aire, frunció el ceño y con gran valentía dijo: “¡No voy!”. Se convirtió así en la primera mujer que le dijo no a Hitler.

A pesar de haber sido nombrada la atleta del año en 1936, la negativa de la joven Deutsch, de participar en Berlín le costó muy cara. La Asociación Austriaca de Natación le prohibió participar en cualquier evento de por vida y a partir de 1938 borraron todos sus récords de la documentación oficial del deporte, pasando, a los ojos de los austriacos, como una traidora.

Ese año, las cosas se complicaron no sólo para Judith Deutsch y Zsigo Wertheimer, sino para toda la Comunidad Judía de Viena en general. El afamado Club Hakoah fue intervenido, cerrado y confiscado por el gobierno títere de los nazis. El Dr. Valentín Rosenfeld, gran impulsor del deporte y presidente del Club de Natación, fue uno de los primeros nombres buscados por la Gestapo. Él y Zsigo, salvaron a todo el equipo de natación de las manos de los nazis. Robaron todo tipo de cosas, papeles y sellos, para salvar a sus chicas. Prácticamente todas salieron en barcos ilegales, algunas con rumbo desconocido, otras con dirección a Eretz Israel, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y países tan lejanos como Argentina. El Dr. Rosenfeld publicó y distribuyó una gaceta llamada Hakoah Golá, un newsletter que intentaba mantener en contacto a todos los miembros del Hakoah, en alguno de ellos que ha sobrevivido al tiempo y al olvido se lee: “Queridos miembros de Hakoah, espero que todos estén bien y se sientan aceptados en sus nuevos países. Pasamos por tiempos difíciles y espero que este boletín ayude a conservar nuestra sensación de unidad espiritual”. A principios de 1940 esta gaceta deja de imprimirse, sin embargo, al término de la guerra en 1945, casi todos los miembros sobrevivientes pudieron contactarse.

El fin del horror

Es finales de 1945, el Dr. Valentín Rosenfeld imprime una nueva versión del Hakoah Golá, donde escribe: “La guerra finalmente ha terminado, si bien la mayoría de nosotros ha podido reconstruir nuestras vidas durante estos largos y penosos años, no debemos olvidar nunca que la mayoría de nuestro pueblo fue asesinado a manos de los nazis. En recuerdo a las víctimas y de acuerdo a la tradición de Hakoah, optamos por la vida y continuaremos reconstruyéndola”. Gracias al trabajo de hombres como Rosenfeld, el regreso a Viena de la comunidad es una realidad, incluso el Club Deportivo Hakoah ha vuelto a abrir sus puertas, organizando entre muchos otros eventos la Macabiada Europea en el año 2011, recibiendo a deportistas judíos de toda Europa y países invitados.

En 1995, la Asociación Austriaca de Natación, se disculpó públicamente con Judith Deutsche, devolviéndole todos sus récords. 

Murió en al año 2004, a los 86 años en Israel. 

*Historia basada para la película “Watermarks” de Yaron Zilberman, Israel, 2004.

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