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Desde Israel: Quienes siguen compartiendo con Peres el anhelo de paz

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Esther Shabot

Precisamente en esta semana en la que murió y fue sepultado con grandes honores Shimon Peres, el visionario estadista israelí que acompañó y marcó con su impronta al Estado de Israel desde su fundación hasta el día de hoy, estuvo de visita en México un hombre que desde trincheras más modestas pero no menos importantes, ha dedicado su vida al propósito de construir paz entre israelíes y palestinos desde hace casi tres décadas. Su nombre es Gershon Baskin, un israelí cuyo nombre quizá sea del todo desconocido en nuestro país, pero que cobró renombre en Israel y Palestina por haber sido el mediador y negociador que consiguió mediante esfuerzos que se prolongaron por muchos meses, la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, quien fue secuestrado en 2006 por el Hamas que controla Gaza.

No fue sino hasta octubre de 2011 que Shalit pudo volver a su hogar a cambio de cerca de mil presos palestinos liberados de cárceles israelíes. Para esta negociación la figura de Gershon Baskin fue fundamental. Gracias a años de ser un activista a favor del tendido de puentes de convivencia y reconocimiento mutuo entre palestinos e israelíes, tenía amistades y contactos diversos tanto con unos como con otros, lo mismo que con varios de los líderes políticos de ambos bandos. Años de trabajo en la labor de crear organizaciones de construcción de paz, lo mismo que de buscar diálogo y cooperación entre los dos pueblos a fin de combatir estereotipos y prejuicios, le brindaron a Baskin la confiabilidad necesaria para ser el elemento de contacto único que pudo romper por un momento el duro bloque de silencio que hasta la fecha sigue caracterizando a la relación entre el brazo armado del Hamas que secuestró a Shalit, y el gobierno de Israel. La odisea de Baskin al respecto es narrada en su libro “The Negotiator: Freeing Gilad Shalit from Hamas”, publicado en 2013.

Baskin es un hombre cordial y abierto que en las pláticas que sostuvo en México en diversas instituciones, entre ellas en el Museo de Memoria y Tolerancia, expuso con extraordinaria franqueza el gigantesco desastre que representa la no solución del conflicto palestino-israelí. Dando cuenta con realismo de los numerosos obstáculos que existen para reemprender el camino de la negociación y las concesiones mutuas, habló sin embargo, con el fervor y el optimismo de quien no se rinde nunca, del arduo trabajo que hay que hacer para remontar dichos obstáculos. Con la convicción de la necesidad de ambos pueblos de lograr seguridad, paz e independencia, hizo referencia a los trabajos concretos que realizan quienes comparten su visión y están comprometidos con esa tarea que a menudo parece utópica, pero que es irrenunciable para sus militantes, nunca dispuestos a dejarse vencer por las condiciones actualmente imperantes.

Hoy, cuando el mundo ha sido testigo de la llegada del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, al sepelio de Shimon Peres a fin de rendir homenaje a su figura, saltan pequeños destellos de luz que avalan la lucha de Baskin y de multitud de sus colegas israelíes y palestinos por hacer crecer las corrientes sociales y políticas que conduzcan al final del camino a la fundación del Estado palestino al lado de, y en paz con Israel. Porque no hay que engañarse, a pesar de las presiones que potencias mundiales puedan ejercer para resolver este añejo conflicto, solo con la voluntad de los propios israelíes y palestinos por alcanzar los acuerdos necesarios, será posible un horizonte como el que soñó Peres, y por el que aún siguen trabajando personajes como Gershon Baskin y tantos otros que lo acompañan desde diferentes trincheras.

Fuente: Excélsior, 2 de octubre, 2016.