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La vida del hombre más anciano del mundo

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Sal Emerguí

A un mes de cumplir 114 años, falleció Israel Kristal, el triunfo de la vida, tras sobrevivir a dos guerras mundiales, un gueto y el campo de exterminio de Auschwitz, donde su esposa fue asesinada por los nazis.

Hace cinco años, este israelí de origen polaco que vivió en Haifa, al norte del país, explicaba su avanzada edad: “No es gran cosa. Cada uno tiene su suerte. Todo viene de arriba. No hay secretos”. El superviviente del Holocausto no tiene una fórmula o una dieta especial que aconsejar. “En los campos de exterminio no siempre había comida. Lo que me daban, lo comía. Yo como para vivir y no vivo para comer”, comentó al diario israelí Haaretz en el 2009.

Un nieto de Kristal recibió un correo electrónico de un representante del Grupo de Investigación Gerontológico notificándole que según sus investigaciones y archivos, podría ser declarado el hombre más longevo del mundo. Para hacerlo oficial, le pidieron la documentación necesaria ante la organización del récord mundial de los Guinness.

Nacido en 1903 en Zarnow, Polonia, en el seno de una familia judía religiosa, a los 3 años empezó hablar en hebreo. Tras la Primera Guerra Mundial, trabajó en la empresa familiar de dulces. “Era un trabajo físico duro llevando bolsas de azúcar de 25 kg”, recuerda.

En el gueto de Lodz en 1940 murieron sus dos hijos. Los nazis, sin embargo, no consiguieron acabar con sus dulces, ya que la familia continuó haciéndolos hasta la destrucción y masacre del gueto. Kristal fue enviado con su mujer al campo de exterminio de Auschwitz. “Podría escribir dos libros para contar un solo día allí”, señala sobre el atroz lugar. Su esposa no pudo contarlo. Junto a su nueva esposa e hijo, Kristal emigró a Israel en 1950. Como no podía ser de otra forma, en Haifa reanudó y mejoró el arte de los dulces y caramelos.

“Los excesos no son buenos. Ser demasiado bello o demasiado listo, no es bueno. Comer demasiado tampoco lo es. Es preferible un poco menos que un poco más”, sentenció. Cuando su familia le notificó esta semana su candidatura oficial al título de hombre más anciano, su respuesta en yidish fue irónica: “La alegría de mi vejez”.

En declaraciones al diario The Jerusalem Post, su hija Shula da la clave: “Mi padre siempre fue optimista y feliz. Un sabio que valoraba lo que tenia”.

Fuente: www.agenciaajn.com