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La fábrica de los juguetes, Hashomer Hatzair y Keren Kayemet Leisrael

Centro Deportivo Israelita, A.C.

¡Si yo fuera grande, inventaría la justicia! Las huellas de un pasado que duele en el presente, hicieron aparición en el escenario del Habima con los reclamos de aquellos que ya no pueden hablar, a través de la obra, La fábrica de los juguetes. Este desgarrador texto del galardonado Jesús González Dávila, representado en el Centro Deportivo Israelita por los jóvenes del movimiento juvenil Hashomer Hatzair bajo la dirección de Alex Goldberg; nos transporta, a través de diferentes planos de la realidad, a la desolación de una fábrica abandonada, a donde habitan entre la oscuridad los fantasmas de unos chicos asesinados aquel atroz 2 de octubre del ‘68 en la Plaza de Tlatelolco. Su discurso hace mención sobre sus sueños perdidos, sobre sus aspiraciones si hubieran crecido, y sobre sus ansias por alcanzar el sol como única meta utópica, al encontrarse capturados en la eternidad. 

Al mismo tiempo, dos jóvenes que están vivos, quedan atrapados al introducirse a la fábrica para buscar casquillos. Otros personajes adultos: representantes de las instituciones y la crueldad del viejo régimen se involucran en la trama.

Con respecto al montaje, se puede hacer especial mención de la originalidad y la funcionalidad de la escenografía; especialmente durante el sorprendente desenlace, cuando la fábrica es demolida. Con respecto a las actuaciones, en general se manejó un buen ritmo y trazo escénico. Sin embargo, la falta de volumen y algunos problemas de dicción, afectaron la comprensión del texto, al igual que la intensidad excesiva de los efectos de sonido al final. No obstante, esto no obstaculizó la transmisión al público del trágico mensaje de la historia.  

Algunas actuaciones destacadas fueron las de Ariela Wolcovich (Flor), con un interesante manejo de transiciones en sus diálogos y la de Moshe Rodríguez (Rey), el más joven del grupo, cuyo trabajo es prometedor para el futuro.   

Si bien, es un texto complicado para un elenco juvenil por su carga emocional, sin duda, es importante involucrar a las futuras generaciones con la enseñanza de los errores y las infamias del pasado para que no se vuelvan a repetir, y con la lucha por una sociedad más justa y libre, por lo cual fue una buena elección que refleja los tradicionales ideales sociales de Hashomer Hatzair. 

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